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16-J: ¿La “hora cero” de la guerra civil en Venezuela?

Como líder opositor de la Asamblea Nacional, Julio Borges anunció este lunes la decisión de la MUD de llamar a una “consulta soberana” el 16 de julio “y a partir de ese momento defender el mandato que surja de ese proceso activando una fase superior de lucha”.



Lo hizo citando el artículo 71 de la Constitución, que habilita al órgano legislativo a solicitar referendos consultivos para temas de “trascendencia nacional”.

A continuación analizamos su contenido y sus propósitos.

¿Cuál es el contenido del plebiscito?

La MUD propuso tres puntos de “consulta”. En realidad, son tres posicionamientos públicos de la oposición que, bajo la fachada plebiscitaria, buscan dotar de cierta legitimidad social ante la ausencia de manifestaciones masivas contra el gobierno.

 Éstos son: rechazo y desconocimiento de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), cuyas elecciones son el 30 de julio; solicitar a la Fuerza Armada que “restituya el orden constitucional”, eufemismo para pedir un golpe de estado militar; que la bancada opositora de la Asamblea Nacional elija los miembros de los poderes públicos, forme un gobierno de unidad transitorio y la convoque a elecciones presidenciales anticipadas.


¿Qué validez legal tiene?

Su validez es nula, en primer lugar porque en el marco del conflicto actual entre los poderes públicos de Venezuela, la Asamblea Nacional (AN) se encuentra en desacato e incapaz de tomar decisiones vinculantes.

Además, incluso si la AN estuviera funcionando normalmente y la mayoría opositora solicitara un referendo consultivo, el único poder público facultado para convocar, organizar y fiscalizar un proceso electoral de este tipo es el Consejo Nacional Electoral (CNE), que fue deliberadamente salteado por la coalición opositora.

Otros aspectos ridículos de la consulta desde el punto de vista legal son:

– el llamado se hizo con apenas 13 días de anticipación;

– fue convocada por fuera de todas las instituciones públicas reconocidas;

– será organizado y fiscalizado únicamente por la oposición, que además carece de los elementos necesarios para organizar una votación nacional.

Paradójicamente, en elecciones anteriores la propia MUD ha solicitado al CNE que organice sus elecciones internas, ante la incapacidad de poder llevarlas a cabo de forma transparente mediante acuerdos internos.

– Pretende consultarle a la población si está a favor de un golpe de estado militar.

¿Qué objetivos persigue?

Los tres puntos de la consulta opositora marcan los tres objetivos específicos que tiene la MUD en el marco de su plan general para poner fin al gobierno de Nicolás Maduro.

Ante la convocatoria hecha por el presidente venezolano a una ANC el pasado 1° de mayo, ratificada y organizada luego por el CNE dentro del marco constitucional, la oposición ya ha llamado públicamente a su “desconocimiento activo” y a la “desobediencia civil” para combatirla.

Por eso el plebiscito tendrá lugar dos semanas antes de la elección de los miembros de la ANC.

Con esta votación, la MUD busca ratificar el desconocimiento del proceso electoral y seguramente intente legitimar un irresponsable llamado a acciones de protesta para ese día, que en caso de concretarse podrían generar una peligrosa escalada de violencia. Para la MUD es fundamental que la elección constituyente tenga baja participación y parecen dispuestos a todo para alcanzar el objetivo.

El segundo objetivo es instalar la idea de que el golpe de estado militar es la única salida a la situación actual, bajo la pantalla de la “restitución del orden constitucional”. Sin embargo, como no aparentan existir las condiciones dentro de la Fuerza Armada de Venezuela para destituir al gobierno, el tercer punto de la consulta le sirve a la oposición para nombrar luego un falso gobierno paralelo, que podría incluir también a jueces y fiscales paralelos.

En ese caso, el siguiente objetivo sería buscar el reconocimiento internacional de esas instancias, aunque sean una fantasía, y eventualmente organizar otras elecciones ilegales para ratificarlas.

¿Qué significa una “fase superior de lucha”?

Borges aseguró que tras conocerse el resultado de la consulta -que al ser controlada por la propia oposición podrá anunciar cualquier número de cantidad de votantes, sin posibilidad de verificación- será activada una “fase superior de lucha”. Si hasta el momento, distintos grupos de protesta han quemado y destruido edificios y unidades de transporte público, depósitos de alimentos y mercaderías, atacado hospitales y centros educativos, el servicio eléctrico y de comunicaciones, prendido fuego o linchado a personas señaladas de “chavistas”, entre tantas otras cosas, cabe preguntarse qué sería una “fase superior”.

Freddy Guevara, segundo en la lista de dirigentes opositores legislativos detrás de Borges, ya dio algunas pistas de eso.

Aseguró que el 16 de julio comienza la “hora cero en el marco de la aplicación del artículo 350” de la Constitución, citado por la oposición para justificar el desconocimiento del gobierno. Guevara explicó que esto se refiere a la intensificación de todos los métodos de protesta: “Consiste en lograr que en todo el país se tomen todas las calles.

Para conseguirlo, se harán uso de todos los mecanismos de protesta en simultáneo hasta lograr el cambio”.

Otro líder opositor, el ex candidato presidencial Henrique Capriles, derrotado en 2012 y 2013, aseguró que julio es “un mes decisivo para la historia de Venezuela”.

 “Los venezolanos vamos a echar el resto”, amenazó.

En la actual coyuntura, imaginar una “fase superior” de confrontación sólo lleva a pensar lo peor: la guerra civil. Evitarla es el desafío de Venezuela y toda América Latina.


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