Cada año, el 28 de mayo Rusia celebra el Día del Guardafronteras. Un día como hoy, pero en 1918, el Gobierno soviético ordenó la creación de la Guardia Fronteriza, una estructura independiente dedicada a salvaguardar los límites del país más extenso del mundo.
El legendario guardafronteras soviético Nikita Karatsupa durante su vida logró detener un total de 338 incursores y neutralizar a 129 espías y saboteadores que intentaron penetrar en la URSS.
Para ello contó con tan solo su destreza, su perro Ingus y su rifle modelo Mosin. Hoy día, los agentes fronterizos rusos cuentan con un equipo más sofisticado y la cadena Zvezda ha hecho un recuento de los modelos más destacados.
Control en las aguas
De los casi 61.000 kilómetros de frontera de Rusia, dos tercios es de costas náuticas. Es por eso que la Guardia Costera del FSB constituye una parte importante del servicio de seguridad fronterizo, dedicada al control de todo el litoral ruso en el océano Ártico, el Pacífico, los mares Bálticos, Negro, Caspio, el río Amur y el lago Peipus. Cada día, más de 300 embarcaciones cuidan las fronteras del país y su contingente es renovado anualmente.
En vísperas del Día del Guardafronteras, la empresa de construcción naval Almaz inició los trabajos sobre tres nuevos buques destinados a servir en la Guardia Costera.
El Bezuprechni ('Impecable', en ruso) es la segunda de las tres lanchas del proyecto 22460 encargadas por el Servicio Federal de Seguridad. La primera de esta serie —la lancha Bditelni ('Atento')— será entregada en diciembre de 2017, mientras que el Predani ('Fiel') entrará en servicio a finales de 2018.
Nueve de estos novedosos buques ya se encuentran cumpliendo misiones en altamar. Además de las tareas convencionales, como el control de la navegación, operaciones de rescate, el combate al terrorismo y la piratería, las embarcaciones del proyecto 22460 son capaces de realizar un control ecológico de la zona en la que sirven y participar activamente en la prevención y mitigación de desastres naturales.
El buque guardacostas Nadiozhni ('Seguro', en ruso), del proyecto 22460, en el puerto de Baltisk, región de Kaliningrado.
Además del Bezuprechni, en las factorías de Almaz se encuentran en construcción un barco guardacostas del proyecto 10410 y el Kamchatka. Este último es una lancha del proyecto 22120, dedicada a servir en aguas heladas. Cuenta con un casco reforzado y una potencia suficiente como para facilitarle el paso a través del hielo de hasta medio metro de grosor.
Pero la verdadera joya de la Guardia Costera rusa es el buque de primera clase Poliarnaya Zvezda ('Estrella Polar'). Este buque fue diseñado especialmente para cumplir una amplia gama de tareas en todo tipo de condiciones climáticas: desde el trópico, hasta el ártico. Además de las misiones de patrullaje y rescate, esta nave es capaz de remolcar buques averiados, así como ayudar en la extinción de incendios en altamar.
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La Poliarnaya Zvezda es la primera nave del proyecto 22100. Diseñada en 2011, fue puesta en servicio ya para finales de 2016. Dos buques más de esta clase se encuentran en construcción en la actualidad y la Guardia Costera planea adquirir otros dos entre los años 2017 y 2018.
El buque guardacostas Poliarnaya Zvezda ('Estrella Polar', en ruso), del proyecto 22100, en la bahía de Múrmansk.
Control en los aires
Además de los novedosos buques, la Guardia Fronteriza de Rusia dispone de cerca de 50 aviones de patrullaje y transporte, así como de decenas de helicópteros.
Entre las novedades destacan los Kа-226Т, una modificación del helicóptero Kа-226 con una mayor estabilidad de vuelo, excelente maniobrabilidad y control. Esta máquina es extremadamente fácil de manejar, no pretenciosa en su explotación, más económica y ecológica que su antecesor.
Los guardafronteras esperan, además, la puesta en marcha del nuevo Ka-62, cuyo primer vuelo de pruebas se realizó el 25 de mayo de 2017.
Entre sus cualidades destaca la capacidad de volar en los aires enrarecidos de las montañas o climas cálidos.
Con una velocidad de 300km/h este helicóptero produce menos ruido que sus análogos. La Guardia Fronteriza ya encargó seis de estas máquinas y no descarta la adquisición de un lote mayor.
Control en tierra
Con más de 22.000 kilómetros de frontera terrestre, mantenerla bajo el total control se hace una tarea difícil. Pero gracias a los avances técnicos, las tareas tradicionales de un agente fronterizo —como la supervisión, los recorridos y la prevención de incursiones— hoy día son exitosamente cumplidos con equipos automatizados.
La supervisión de los límites de Rusia está a cargo de los drones Zala. Producidos en la ciudad de Izhevsk, estos pequeños vehículos aéreos no tripulados pueden desarrollar una velocidad de hasta 120km/h y controlar un espacio de hasta 40 kilómetros de frontera durante dos horas en el aire.
La nave puede ser controlada por el operador, o realizar tareas de supervisión de manera autónoma. Además, tiene programado el regreso a su estación de manera automática en caso de perder contacto con la estación fronteriza en la que sirve.
Las cercas y los alambres de púas también son cosa del pasado. Hoy día, la tarea de prevenir las incursiones ilegales de los traficantes está a cargo del sistema Rubicon.
Instalado en las zonas limítrofes del país, este sistema es capaz de delatar el lugar preciso, la ruta y la velocidad de movimiento de todo el que viole el perímetro bajo su control.
Los módulos térmicos Focus, capaces de identificar la presencia humana en un radio de hasta 15 kilómetros, transmiten toda esta información directamente a la pantalla de su operador en el puesto de control.
La lista de innovaciones de última generación con la que dispone la Guardia Fronteriza de Rusia podría continuar, pero los datos sobre los más innovadores y efectivos aún se mantienen como información clasificada.
Lo más importante, es que todos estos equipos les permiten a los agentes mantener bajo su control las fronteras de Rusia, que por siglos han sido las más prolongadas del mundo.