El libelo miamense el Nuevo Herald por hablar mal de Cuba, criticó el costo de la colaboración médica cubana, obviando la labor humanitaria que médicos, enfermeros y personal paramédico realiza en favor de la vida de millones de personas, algo que ningún otro país realiza en este mundo neoliberal donde solo el dinero mueve a las personas y los enfermos son visto como simples sujetos que generan altas sumas, que enriquecen a las agencias de seguro e instituciones hospitalarias.
En Estados Unidos el ser humano no importa, lo primero es recaudar dólares, salvar una vida está en segundo plano y bien lo conocen las decenas de millones de estadounidenses que no pueden pagar el medicare u otro de los seguros médicos.
Cuba tiene cerca de 50 mil profesionales de la Salud trabajando en 60 países de América Latina y el Caribe, África, Medio Oriente, Asia Oriental y el Pacífico, en Rusia y Portugal, de los que casi la mitad son médicos y especialistas, y han operado de la vista a 8 millones de personas gratuitamente, aplicadas más de 12 millones de vacunas, más de tres millones de partos y ofrecido dos millones y medio de consultas, muchas de ellas en intrincados montes y selvas.
Por supuesto Cuba recibe una suma alta de dinero por esos servicios que son destinados a sostener el sistema de salud cubano, que como se sabe es totalmente gratuito, desde 13 vacunas para los niños desde que nacen, hasta trasplantes de pulmón corazón, hígado y riñones; garantizando la atención médica en las comunidades y los Institutos especializados creados por la Revolución.
En 1959 solo existía un solo hospital rural en el país con 10 camas y sin médicos, situación que cambió radicalmente a partir de la política gubernamental de que nada es más importante que salvar una vida, por eso hoy todos los nacimientos se reciben en hospitales por profesionales y no por mujeres comadronas como sucede en otros países del tercer mundo.
Ante tanto apoyo solidario cubano que desmoraliza a los señores del imperio incapaces de una obra semejante, la mafia terrorista anticubana fabricó el programa Solidaridad Sin Fronteras, para estimular las deserciones de los médicos cubanos y afectar la labor humanitaria de Cuba en esos países, con plena complicidad del Departamento de Estado de Estados Unidos, quien instauró el llamado Cuban Medical Professional Parole (CMPP) para acoger a los profesionales, bajo la artimaña de que “escapaban” de las misiones médicas.
¿Por qué el Nuevo Herald no se preocupa de los altísimos gastos en seguridad del controvertido presidente Donald Trump, que si afecta a los contribuyentes de Estados Unidos?
Es bien conocido que los viajes del Presidente a su fastuosa residencia en la Florida, cuestan tres millones por cada fin de semana.
Por otra parte, la protección de Trump y su familia en New York asciende a más de un millón de dólares diarios que salen del presupuesto de esa ciudad, y no se invierten en mejorar la vida de los neoyorquinos, ni en programas sociales para ellos.
A la fabulosa cifra que gasta New York, súmensele el costo de los policías de seguridad destinados al servicio secreto para cuidar a los hijos y nietos del flamante Presidente, algo inaudito que lo convertirá en el mandatario de Estados Unidos que más recursos emplea en protección y seguridad.
Ni una sola preocupación ha mostrado Miami por los 54 billones de dólares que solicitó Donald Trump para el presupuesto militar, que solo sirven para mantener guerras iniciadas bajo la mentira y la manipulación de informaciones que justifican su intromisión en el Medio Oriente, en vez de emplearlos en construir un sistema de salud pública gratuito como tiene Cuba.
Los 59 misiles que autorizó para atacar el aeropuerto militar sirio, que significaron para el presupuesto estatal más de 85,5 millones de dólares, pues el valor calculado de cada uno de ellos es de 1,45 millones, dinero malgastado que solo sirvió para mejorar la imagen del Presidente, ante tantas críticas en su contra por parte del establishment.
El libelo de Miami tampoco reprochó el derroche ascendente a 15,7 millones de dólares que hizo el Gobierno con el lanzamiento de la “Madre de Todas las Bombas”, sin sumarle el vuelo del avión C-130 que la transportó, más el salario de los pilotos y técnicos, ejercicio propagandístico que no acabará con los terroristas y mucho menos el retiro de las tropas yanquis acantonadas en Afganistán por tiempo indefinido, sin que se vislumbre su final.
Que decir de los millones botados en la Radio y TV Martí que jamás se han podido escuchar o ver en Cuba, unidos a los 20 millones de dólares anuales asignados para la actividad subversiva, incluido el salario de los denominados “disidentes”, sus giras turísticas al exterior, ropas, calzado y cambio de imagen, sin que en 58 años hayan tenido éxito alguno y más de la mitad de ellos resultaron ser agentes de la Seguridad Cubana.
Si el Nuevo Herald desea hablar de gastos tendrá que mirar hacia su propio país, porque la labor humanitaria de los galenos cubanos que salvan vidas de seres humanos no tiene precio, pues como señaló José Martí:
“La más noble de las ocupaciones y quién sabe si la más grata, es la del personal de la salud”.
Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano
http://jmalvarezblog.blogspot.com/2017/04/miami-critica-la-colaboracion-medica.html