Nicaragua: “Oenegé” de Javier Meléndez Quiñónez facturó C$88 millones anuales

El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Sargón el Grande, o el verdadero Moisés.

Al hilo de la nueva versión de Moisés que nos ha presentado en el cine Ridley Scott, he decidido contaros un poco la verdadera historia.

Los judíos eran cananeos, como los fenicios, y los cananeos provenían hacia el 4000 a.c. de Arabia.

Estos pueblos eran seminómadas y se vieron obligados a buscar un lugar mejor donde vivir por alguna causa.


Así, iniciaron una migración que les llevó a cruzar Mesopotamia para asentarse siglos después entre los actuales Líbano, Israel, Jordania y Siria.

De esta migración tenemos datos en varias culturas, pero me voy a centrar en La Biblia. 

Hay que recordar que Abraham provenía de Ur, una ciudad-estado de Mesopotamia, y que se fue de la ciudad en busca de otras tierras, pasando por la zona del Mar Muerto hasta llegar a Israel. 

Al margen de lo mitológico, por lo tanto, tiene una base real que la historia de Moisés nos demostrará a continuación, pero primero presentaremos al personaje histórico, que no tiene nada que ver con La Biblia.


Sargón de Acad, el Grande, está considerado como el primer unificador de Sumeria y Acadia, la mayor parte de Mesopotamia y su primer Emperador.

Habría nacido en la ciudad de Azupiranu, cerca de Kish, donde un profeta había augurado que algún recién nacido derrocaría al Rey, por lo que éste quiso matar a todos los recién nacidos.

Según una inscripción neo-asiria del s. VII aC, su nacimiento fue como sigue (os traduzco libremente de la versión en inglés de esta narración autobiográfica):
 
"Mi madre era una gran sacerdotisa, a mi padre no lo conocí.

 Los hermanos de mi padre amaban las montañas. 

Mi ciudad es Azupiranu, situada en la ribera del Eufrates. 

MI madre, la gran sacerdotisa, me concibió y me tuvo en secreto. 

Me colocó en una canasta de mimbre, y la selló con betún. 

Me depositó en el río, que me llevó. 

El río me tomó y me llevó hasta Akki, el Aguador. 

Akki, el Aguador, me tomó como hijo y cuidó de mí. 

Akki, el Aguador, me nombró su jardinero. 

Mientras era jardinero Ishtar me ofreció su amor, y por cuatro y […] años goberné como rey."

Así llegaría a convertirse en copero del Rey.

En un sueño, Sargón, con la diosa Inanna de su parte, ahogaba al Rey de Kish (Ur-Zababa) en un río de sangre, pero siendo leal al Rey decidió contarle su sueño para buscar la forma de impedir que sucediera.

Sin embargo, el Rey se dio cuenta de que la profecía de antaño podría cumplirse en su persona e intentó matarle con ayuda del Rey de Uruk. Sargón escapó.

Aquí parece ser que hay dudas sobre cómo llegó a convertirse en Rey de Uruk. Bien pudo convencer al Rey para que le prestase a sus tropas, pues sabía como tomar la ciudad de Kish o bien lo hizo por la fuerza. 

El caso es que con ayuda de una nueva arma, el arco semita, con un ejército a sus pies, pudo derrotar a las tropas enemigas que no contaban defensas eficaces e hizo realidad la profecía: mató al Rey de Kish, Urzababa, y finalmente se convirtió en el Rey de toda Acadia y Sumeria. Sargón el Grande murió en 2115 a.C.



No es difícil imaginar a un Abraham, o como se llamara realmente, huyendo de Ur para no caer esclavizado por las tropas de Sargón o de sus herederos y esa historia en el transcurso de los siglos se entremezcló para convertirla en Moisés en otra tierra que entonces era el Sol de mundo, Egipto, con el más grande Faraón que hubo en el Imperio Nuevo, Ramses el Grande, a quien todos consideraban un dios porque vivió 87 años cuando el promedio de vida no llegaba a los 40 y esa longevidad sólo podía ser posible desde la divinidad. Ramsés era "el hijo de Amon-Ra".

Tampoco es difícil imaginar que las tablas de la ley, las que supuestamente escribió dios en piedra para Moisés, son en realidad las tablas de un código, el código de la ley que cada rey de Mesopotamia escribía y que hoy conocemos por el mejor conservado, el código de Hammurabi. 

Quizá las tablas que llevó Abraham a Israel eran las tablas de la ley de Sargón, aunque en realidad no tenemos constancia escrita de que las escribiera, o quizá eran las de Ur-Nammu, cien años más tarde, de cuyas leyes si tenemos constancia.



El Moisés bíblico nunca existió como tal. 

Se sabe que Ramsés tenía multitud de esclavos para construir sus obras, especialmente el Rameseo. 

Hubo plagas como en muchos sitios, que hoy en día tienen explicación, y el primogénito de Ramses II murió, con unos 40 años de un golpe en la cabeza y no en la niñez.

 Nada fuera de lo común que Ramsés enterrara a un hijo teniendo en cuenta su larga vida. Sin duda le pudo doler, pero como tenía 152 hijos tendríamos que pensar que la última plaga de Egipto no le habría afectado tanto en la vida como en La Biblia.

Así pues, Moisés es un mito que recoge muchas historias y leyendas de personajes reales para explicar el mundo a su manera, la manera judía. 

La que ha dejado de lado a un personaje histórico importante, Sargón el Grande, de cuya vida echo de menos una película y no de Moisés, porque hablar de Sargón es hablar de los primeros pasos del hombre en la memoria escrita.






Publicado por Jesús López Triguero

Related Posts

Subscribe Our Newsletter