— Pregúntense a ustedes mismos: ¿Por qué andan los británicos tan furibundos fuera de sí, que están dispuestos a exponerse públicamente para desplegar el derrocamiento, o asesinato, del Presidente Trump?
Después de todo, es la mano del imperio británico la que está involucrada de manera directa y evidente en esos esfuerzos, como lo ha señalado Lyndon LaRouche en repetidas ocasiones.
En primer lugar, fue la inteligencia británica la que inició la “investigación” de los supuestos nexos de Trump con Rusia, hace casi un año, una tarea que luego continuó el entonces director de la CIA, John Brennan en abril de 2016 con su grupo de tarea para agarrar a Trump, con la participación de varias agencias.
Fue la inteligencia británica la que en agosto de 2016, proporcionó las “pistas de inteligencia” con las que finalmente consiguió el gobierno de Obama la orden judicial FISA (de un juez especial secreto) en octubre, luego de 2 o 3 intentos de los funcionarios del gobierno de Obama para obtener esa orden judicial para vigilar a Trump y a los diplomáticos rusos.
Fue la ex parlamentaria británica, Louise Mensch, la que publicó un artículo a fines de octubre de 2016, titulado “FBI consiguió ‘orden judicial FISA’ que cubre al grupo de Trump y a Rusia”.
El martes 7, la señora Mensch, que trabaja como ejecutiva de la corporación noticiosa de Rupert Murdoch, y que ha estado “investigando” los supuestos nexos de Trump a Rusia desde hace tiempo, negó a gritos que su informe haya confirmado los señalamientos de Trump de que Obama interfirió los teléfonos de la campaña de Trump.
Fue el agente británico del MI6, Christopher Steele, el que fabricó el fraudulento y sórdido expediente con las mentiras sobre los contactos de Trump en Rusia, el cual circularon ampliamente Brennan y el entonces director de inteligencia nacional, James Clapper, y demás personajes.
Fue el general británico sir Adrian Bradshaw, el #2 de la OTAN, quien la semana pasada declaró que el (inexistente) hackeo ruso durante las elecciones estadounidenses llegó al nivel de una violación del Artículo 5 de la carta de la OTAN, el cual exige una respuesta militar conjunta cuando hay un ataque militar extranjero a cualquier miembro de la alianza.
Y fue el ministro de Defensa británico el que lanzó el 6 de marzo la iniciativa política de estrechar más la cooperación de seguridad cibernética entre la OTAN y la Unión Europea en contra de los (inexistentes) ataques cibernéticos rusos y de otras formas de “guerra híbrida”.
Entonces no es ninguna sorpresa que el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, le haya dicho a CNN el martes 7, que lo que sucede en Estados Unidos “es algo increíble, y yo no creo realmente que corresponda con nuestros intereses nacionales; es decir, tanto los intereses nacionales de Estados Unidos como los de Rusia...
Toda esta histeria en la opinión pública, la histeria en el Washington oficial, en los medios estadounidenses, está provocando un enorme daño al futuro de nuestras relaciones bilaterales... Es puro extremismo emocional para tratar de hacer de Rusia un país tóxico”.
Lo que tiene a los británicos y a sus piezas como Obama y Soros, tan furibundos, es el peligro claro presente de que Estados Unidos pueda llegar a integrarse al Nuevo Paradigma global que se está forjando bajo el liderazgo de China y de Rusia.
El gobierno de Trump ha creado un potencial para que eso ocurra, en especial a través del restablecimiento de una sensata política de cooperación con Rusia, como se ve en la reunión de trabajo que se llevó a cabo el martes 7 en Turquía, entre los Jefes de Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Rusia y Turquía.
Pero es un potencial que solo se hará realidad mediante un giro político drástico para salir de la órbita de Wall Street y de la City de Londres (que están quebrados sin remedio) mediante la reinstitución de la Ley Glass-Steagall de Franklin Roosevelt y las Cuatro Leyes de LaRouche.
Donde los organizadores de LaRouchePAC enfocan la atención de la población en estas cuestiones centrales, y en la necesidad de restablecer en Estados Unidos una misión por el bien, la gente de todas partes del espectro político responde y muestra una apertura.
Lyndon LaRouche comentó ayer sobre este proceso organizativo en una discusión con asociados, y señaló que esa respuesta es buena y es natural.
A menos que en las reuniones en las comunidades locales haya algún implante de Obama o cosa similar, la histeria contra Rusia y contra Trump no funciona. La gente reconoce el fraude que le están haciendo comer, y está harta.
La voz de Krafft Ehricke y de su llamado al imperativo extraterrestre de la humanidad, dijo LaRouche, es como mágico.
Una de las mejores cosas que podemos hacer es educar a la gente en estas ideas y en su legado, para hacer que Estados Unidos regrese a su misión legítima por la humanidad, y volver loco por completo al imperio británico con su furia impotente.
https://es.larouchepac.com/es/20170309/los-britanicos-estan-en-actitud-homicida-por-la-posibilidad-de-que-estados-unidos-adopte-el