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Un extremista antimusulmán como nuevo zar del contraterrorismo de Trump


Sebastian Gorka ofreciendo testimonio sobre “Diez años después: La evolución de la amenaza terrorista”, ante el Subcomité de Amenazas y Capacidades Emergentes del Comité de Servicios Armados del Congreso, junio de 2011 (Wikicommons)

El gabinete de Trump resultaría cómico si las consecuencias no fueran tan preocupantes. Por ejemplo: Gorka, su nuevo ayudante adjunto

Donald Trump ha reunido el gabinete y el círculo íntimo más ridículos de la historia de la presidencia de Estados Unidos. Podría resultar cómico si las consecuencias de una actuación tan irregular no fueran tan letales ni amenazaran la existencia misma del universo entero, tal y como lo conocemos.

El nombramiento hecho por Trump para que dirija la Agencia de Protección Medioambiental es un gran negador, financiado por las petroleras, del cambio climático; su secretaria de Educación piensa que los profesores necesitan armas para prevenir ataques de los osos

Sí, han leído bien, osos. Su secretario de Vivienda es un célebre neurocirujano que nunca ha trabajado en una organización burocrática y menos aún ha dirigido alguna. El secretario de Estado de Trump no tiene experiencia alguna en diplomacia internacional, y la lista continúa…

La única forma de que la Casa Blanca del 45º presidente de EEUU se convierta en una broma más grande aún es si Chris Christie , como observó irónicamente un cómico, fuera designado secretario de Sanidad y Fitness.

Por desgracia, la broma no acaba ahí. Que entre el payaso.

Sebastian Gorka ha sido designado ayudante adjunto del presidente Trump y será el encargado de informar a Stephen Bannon, el estratega jefe de la Casa Blanca y propietario de la islamófoba, antisemita y xenófoba revista online Brietbart News.

Sin embargo, una buena manera de definir a Gorka en pocas palabras sería describiendo al expatriado británico de cuarenta y muchos años como el zar del terrorismo de Trump, lo que a su vez lo convierte en la gracia del chiste de esta comedia tan poco divertida.

El típico chiste

Gorka es el chiste que corre entre los académicos del terrorismo y los oficiales del contraterrorismo. Se ha burlado de las aportaciones y evaluaciones contrastadas de los investigadores sobre la cuestión y parece negarse a aceptar los hallazgos empíricos de cientos de expertos y profesionales del contraterrorismo que han contribuido a lo que se ha convertido en un vasto cuerpo de literatura académica sobre el terrorismo y el extremismo violento.


Foto del perfil de Gorka en Twitter (@sebgorka)

¿Por qué el negacionismo? Gorka en un extremista antimusulmán . Para Gorka, como para innumerables oportunistas islamófobos de todo el mundo, los ataques del 11-S se convirtieron en la excusa perfecta para emprender una guerra contra el islam. La guerra contra el terrorismo le ha proporcionado a Gorka una oportunidad para airear su lado friki, y por friki quiero decir en realidad islamófobo.

Gorka cree que el terrorismo está arraigado en el islam y postula que el Corán, el libro sagrado del islam, es la fuente de la radicalización violenta . Hablemos claro ahora: ningún académico experto en terrorismo ni ningún profesional del contraterrorismo suscribe esa visión demencial en parte alguna. En sentido literal, en los cientos de análisis cuantitativos y cualitativos sobre la radicalización violenta, en todo un compendio de estudios encargados por las agencias de orden público, academias militares, universidades y todo tipo de instituciones, se rechaza firmemente que las escrituras islámicas actúen como eje impulsor de radicalización.

“Aunque pueda sorprender a algunos, hay pruebas firmes de que la religión no es un motivador importante para unirse a extremistas violentos como el Estado Islámico. De hecho, las investigaciones sobre extremistas violentos sugieren que muchos de ellos son novatos o conversos”, según señala un estudio de 2015 de Behavioral Science and Policy.

No hay una única vía hacia la radicalización violenta, ni hay un gen terrorista; los estudios muestran un conjunto de factores sociopsicológicos que convergen y hacen que la propaganda del EI resulte atractiva en comunidades vulnerables a nivel socioeconómico. En cualquier caso, eso es lo que muestran las investigaciones ; investigaciones que han sido constantes y exhaustivas desde el 11-S.


Trump y Bannon en la Casa Blanca (AFP)

Lo peligroso es que el tipo al que Trump ha encargado de la política de contraterrorismo rehúye esas pruebas irrefutables, favoreciendo en cambio una versión enloquecida del islam . Sin perjuicio de que hay constancia de que también el jefe de Gorka, Bannon, está promoviendo una guerra de civilizaciones contra el islam. Esto es lo que hay.

“Gorka es un apologista vomitivo, antiintelectual y servil de cliché cuya ‘experiencia’ en el terrorismo se limita a una islamofobia apenas disimulada”, twiteó el Dr. John Horgan, profesor en la Universidad Estatal de Georgia y psicólogo de formación, que ha publicado docenas de libros y revistas revisadas por expertos sobre el comportamiento terrorista.

Una gran medida de la posición de un académico en el campo de sus estudios es el número de veces que sus iguales citan sus trabajos en libros y revistas. A modo de comparación, Mia Bloom , una apreciada experta en terrorismo, consigue 1.100 entradas en Google Scholar. ¿Y Gorka? 133 .

“Es increíble que esté trabajando en la Casa Blanca”, me dijo Michael S. Smith II , asesor en contraterrorismo del Congreso, antes de su pelotera con Gorka de esta semana después de criticar en Twitter al asesor de la Casa Blanca. Tras los tweets, Gorka llamó a Smith y le amenazó con emprender una acción legal contra él, según una grabación de 22 minutos conseguida por Newsweek.

“Alguien tendría que preguntarle a Steve Bannon por qué piensa que es inteligente colocar a un jugador de segunda fila a golpear a los grupos yihadistas salafíes que pasan por ser las principales fuentes de amenaza terrorista para los estadounidenses y nuestros aliados”, me dijo Smith.

“Si Bannon y Gorka fueran adultos responsables, reconocerían que están poniendo en riesgo a los estadounidenses. Cuanto más tiempo tarde el presidente en revisar sus aportaciones, de menos tiempo dispondrá para revisar las aportaciones de los auténticos expertos y profesionales que tienen experiencia para poder ayudar a formular la seguridad nacional y que saben realmente lo que tienen entre manos”.

Amarnath Amarasingam , un destacado investigador del Institute for Strategic Dialogue que ha entrevistado a docenas de combatientes extranjeros tanto en Iraq como en Siria, me dijo que Gorka “parece pensar que ser musulmán es algún tipo de droga de entrada para lanzar finalmente un ataque de esa clase”.

“De esa forma, todo musulmán se convierte en sospechoso, alguien merecedor de vigilancia y a quien hay que mantener fuera del país. Desde luego hay cero pruebas que sugieran que esto es remotamente así. Por desgracia, ese tipo está en la Casa Blanca”, dijo.

Peligro al frente

Peor aún, las políticas que se fijan en los musulmanes como el objeto de referencia ante el que hay que asegurarse sólo sirven para crear más de lo mismo de lo que estás intentando combatir: radicalización violenta.

“Encontramos que los inmigrantes que no se identifican ni con su herencia cultural ni con la cultura en la que viven se sienten marginados e insignificantes.

 Las experiencias discriminatorias empeoran la situación y favorecen un mayor apoyo al radicalismo que promete un significado y propósito de vida”, señalan los autores del estudio de 2015 publicado en Behavioral Science and Policy.


El soldado Edward Noon, de 22 años, guardia nacional de Pensilvania, reza una oración durante un Servicio ante el Memorial Nacional del Vuelo 93 el 10 de septiembre en Shanksville, Pensilvania (AFP).

Los desastres sociales se producen cuando supuestos erróneos llevan a decisiones erróneas. En la Alemania nazi, señala Harald Welzer, autor de Climate Wars , “los supuestos pseudocientíficos sobre la desigualdad humana se convirtieron en leyes y directivas”. Finalmente, esos supuestos pseudocientíficos provocaron el genocidio de seis millones de judíos.

Hemos aprendido mucho sobre la radicalización hacia el extremismo violento en los últimos quince años. Han sido lecciones duramente asimiladas. Muchos han arriesgado sus vidas; incluso algunos sacrificaron las suyas tratando de comprender esta amenaza del siglo XXI.

Sin embargo, todo este trabajo y todas esas vidas están a punto de desperdiciarse a causa de tres peligrosos extremistas antimusulmanes al frente de la política contraterrorista estadounidense: Trump, Bannon y Gorka.

CJ Werleman es autor, entre otros libros, de Crucifying America; God Hates You. Hate Him Back; Koran Curious. Twitter: @cjwerleman 

Fuente:


http://www.rebelion.org/noticia.php?id=223463

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