Pese a la bendición del papa Francisco, el presidente filipino, Rodrigo Duterte, ha reaccionado a las críticas de sacerdotes y obispos sobre su lucha contra las drogas, acusando al clero de homosexualidad, pedofilia, hipocresía y corrupción.
"Me critican, bien. Entonces yo les criticaré a ustedes. ¿Por qué? Cuando cometen ustedes errores está bien, ¿pero cuando lo hacemos nosotros, no?
¡Qué disparate! Es estúpido", declaró el presidente este jueves en el palacio presidencial de Malacañán, en Manila, durante una ceremonia con oficiales de policía.
Duterte, quien en 2015 reveló que durante su infancia sufrió abusos por parte de un cura, dijo que los sacerdotes católicos tenían 'esqueletos en los armarios'.
"Si ni siquiera pueden hacer justicia a los niños pequeños de los que abusaron sexualmente en el pasado, no tienen autoridad moral para sermonearme a mí", subrayó Duterte citado por 'The Philippine Star'.
"Cuando éramos niños, nos acosaban sexualmente cuando íbamos a confesarnos", denunció el presidente de Filipinas, un país donde el 80% de la población es católica.
"Mírense al espejo"
El mandatario luego cambió del tema y de la pederastia pasó a hablar de la homosexualidad entre seminaristas.
"¿Qué van a hacer con la homosexualidad en sus seminarios?
¿Qué han hecho con los jóvenes allí, idiotas?", preguntó el presidente, conocido por sus declaraciones salidas de tono.
Duterte prosiguió acusando al clero de vivir en palacios mientras que sus fieles viven en condiciones miserables.
"¿Y luego hablan de la santidad? Mírense al espejo", señaló, recordando los millones que la Iglesia Católica recibe cada semana en donaciones: "Nosotros explicamos a la gente cómo usamos nuestros fondos.
¿Y ustedes?".