La nueva embajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley, asegura que su país va a ‘mostrar su fuerza’ y aplastar a los contrarios a la política de Trump.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres (izda.), estrecha la mano de la nueva embajadora de EE.UU. ante el organismo, Nikki Haley, en la sede del ente en Nueva York, 27 de enero de 2017.
La retórica beligerante del nuevo presidente de EE.UU., Donald Trump, ha aterrizado este viernes en la sede de las Naciones Unidas de la ONU con la entrega de las credenciales de la nueva embajadora estadounidense ante el ente, quien en una breve declaración ante la prensa ha lanzado un mensaje desafiante a los socios que traten de torpedear la política del inquilino de la Casa Blanca.
“Tenemos que respaldar a nuestros aliados y asegurarnos de que nuestros aliados nos respaldan.
Y quienes no nos respalden, que sepan que vamos a apuntar sus nombres y responder como corresponda”, ha advertido la representante de Washington ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Asimismo, Haley ha afirmado que su cometido será mostrar el valor y la fuerza de EE.UU. ante el organismo, lo que solo será posible si muestra una firmeza implacable y que, a su vez, los aliados de Washington lo secundan.
Por ello, la embajadora ha dejado claro que habrá un cambio inmediato en la manera en la que EE.UU. trabajará con el organismo a fin de dar valor a la institución internacional.
El diciembre pasado, el magnate neoyorquino opinó que la ONU es un lugar para que la gente pase un buen rato.
Ahora queda por ver cómo la nueva Administración estadounidense va a proceder al recorte drástico de los fondos que anualmente destina a la ONU.
En este sentido, Haley ya indicó anteriormente que es partidaria de revisar la contribución que su país hace al organismo, mientras que la institución evita especular sobre su efecto.
“Es un momento de fuerza. Es un momento de acción.
Es un momento de hacer las cosas”, ha proclamado la funcionaria estadounidense ante los periodistas presentes en la sede neoyorquina del organismo, para luego añadir: “lo que funciona, lo vamos a mejorar.
Lo que no funciona, vamos a intentar a solucionarlo.
Lo que parezca obsoleto e innecesario, vamos a eliminarlo”.
Washington es, con diferencia, el mayor contribuidor del ente internacional. Proporciona el 22 % de su presupuesto operativo y financia el 28 % de las operaciones de mantenimiento de la paz, lo que supone un gasto anual de 7800 millones de dólares al año.
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