“Le quité su gorra y noté que su cráneo estaba partido en dos, vi que no había cerebro y el cráneo estaba vacío”
Por Ignacia Godoy
Muchas veces las historias reales superan a la ficción y en este caso, esta es una de ellas. Entre 1940 y 1950, una cantidad cercana a los más de 3.000 niños, se encontraba en orfanatos en la ciudad de Quebec, Canadá.
Principalmente eran hijos de madres solteras que no tenían cómo cuidar de ellos así que preferían dejarlos al cuidado del Estado.
Principalmente eran hijos de madres solteras que no tenían cómo cuidar de ellos así que preferían dejarlos al cuidado del Estado.
Les enviaban ayudas a algunos de ellos, pero pocas veces eso llegaba a los pequeños, mayoritariamente se lo llevaba la institución.
Fue en esa época en la que el primer ministro de ese entonces, Maurice Duplessis, decidió hacer un acuerdo con la Iglesia Católica que le arruinaría la vida para siempre a todos esos niños.
Fue en esa época en la que el primer ministro de ese entonces, Maurice Duplessis, decidió hacer un acuerdo con la Iglesia Católica que le arruinaría la vida para siempre a todos esos niños.
Para las cuidadoras de estos chicos, las monjas católicas a cargo de los orfanatos, hacerse cargo de un pequeño les significaba una paga de 75 centavos.
Sin embargo, si el niño era enviado a una institución mental, se les asignaba casi el triple de la paga solo por el cambio de diagnóstico.
Maurice Duplessis / Dictionary of Canadian Biography
La idea vino entonces: les quitarían el dinero federal al Estado declarando a todos esos niños como enfermos mentales, retardados, locos o incompetentes.
Y así fue, todos y cada uno de ellos terminó en un hospital de Quebec, con un diagnóstico falso con la ayuda del colegio médico del lugar.
Sin embargo, la tortura no terminó ahí, porque aprovechando la situación, los doctores sometieron a los menores de edad a miles de experimentos médicos. Los más frecuentes y de los que se sabe hasta ahora son shocks eléctricos, camisas de fuerza, lobotomías e incluso algunos fueron abusados sexualmente.
Y así fue, todos y cada uno de ellos terminó en un hospital de Quebec, con un diagnóstico falso con la ayuda del colegio médico del lugar.
Sin embargo, la tortura no terminó ahí, porque aprovechando la situación, los doctores sometieron a los menores de edad a miles de experimentos médicos. Los más frecuentes y de los que se sabe hasta ahora son shocks eléctricos, camisas de fuerza, lobotomías e incluso algunos fueron abusados sexualmente.
“El cuerpo estaba tirado en una mesa, le quité su gorra y noté que su cráneo estaba partido en dos, vi que no había cerebro y el cráneo estaba vacío”
-Relata Silvio Dieu, quien trabajó en la morgue del hospital–
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En un período de tres meses, Silvio cuenta que tuvo que trasladar a 67 cuerpos de niños desde la sala de descarga eléctrica al sótano.
Después esos cuerpos eran llevados a una fosa común.
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Después esos cuerpos eran llevados a una fosa común.
De los niños que lograron escapar de los maltratos y pudieron irse del hospital, solo uno logró cambiar su expediente médico a lo que realmente debería haber sido siempre.
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En 1990 3.000 sobrevivientes se juntaron para exigirle al Gobierno la verdad sobre los hechos, el colegio médico, la iglesia y el Estado tuvieron que responder a las atrocidades que ahí se cometieron.
Pero solo recibieron una indemnización que poco les pudo ayudar a olvidar los traumas que se quedarán con ellos de por vida.
http://www.upsocl.com/mundo/la-oscura-historia-de-los-huerfanos-de-quebec-declarados-locos-y-sometidos-a-pruebas-hasta-morir/?utm_source=FBppal&utm_medium=Facebook&utm_campaign=fb
Pero solo recibieron una indemnización que poco les pudo ayudar a olvidar los traumas que se quedarán con ellos de por vida.
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