El setiembre de 1960, poco después de la revolución, Fidel Castro viajó a Nueva York para pronunciar un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La noticia de la visita levantó una enorme expectación en Estados Unidos, especialmente entre el movimiento negro, que organizó un comité de bienvenida al que se puntó Malcom-X que en ese momento estaba en Nueva York.
Pero ya saben Ustedes cómo es el país que presume ser adalid de la libertad: el Departamento de Estados había prohibido a los 85 miembros de la delegación cubana salir de la isla de Manhattan.
Los cubanos se alojaban en el Sheldon Hotel de Lexington Avenue, a la altura de la calle 37, y el hotel les exigió que debían pagaran la cuenta en efectivo. Entre unos, el Departamento de Estado, y otros, el hotel, la delegación estaba siendo humillada.
La tensión fue creciendo progresivamente y el peor fue Fidel Castro, a quien se le ocurrió proponer una pernocta en Central Park. “Después de todo acabamos de bajar de las montañas”, dijo Fidel. “No hemos perdido la costumbre de dormir a la intemperie”, añadió.
El secretario general de la ONU, Dag Harnmarskjöld, no lo podía admitir. Realizó gestiones para que los cubanos se pudieran trasladar al hotel Commodore, pero ya era tarde.
Malcom-X y el comité negro de bienvenida que se había creado en Harlem habían invitado a los cubanos a instalarse en el Teresa Hotel, en la Séptima Avenida, a la altura de la calle 25.
Así lo hicieron y frente al hotel se fueron agolpando miles de negros procedentes de Harlem y otros barrios pobres de Nueva York. Tras los negros llegaron los diplomáticos, que querían aprovechar la visita para charlar con los miembros del nuevo gobierno de Cuba.
También aparecieron miembros de la delegación congoleña, que habían conquistado recientemente su independencia.
Llevaban un saludo del máximo dirigente revolucionario, el inolvidable Patricio Lumumba. Incluso Jruschov se enteró del hotel que ocupaba la delegación cubana y se presentó allá, donde pudo saludar por primera vez a Fidel.
Las calles adyacentes se llenaron de gentes de todo tipo que empezaron a llevar pancartas de apoyo a la revolución cubana y a los movimientos de liberación del Tercer Mundo.
La verdadera ONU estaba allá, donde se podía charlar y departir distendidamente, aunque la cumbre se produjo durante la entrevista de Malcom-X con Fidel, de la que no se conoce su contenido, sino solamente la foto.
Sin embargo, alguno de los camaradas de Malcom-X que estaban presentes en la entrevista contó luego retazos de ella.
Al parecer Malcom pidió a Fidel que se afiliara a su partido y, a su vez, el dirigente cubano invitó al estadounidense a visitar Cuba. Los miembros de Nation dijeron que Malcom-X quedó impresionado por Fidel, al que consideró desde entonces como un amigo de los musulmanes.
“Debemos estar alerta las 24 horas del día mientras los cubanos estén en Harlem”, dijo durante un discurso en la mezquita.
En el partido de Malcom-X había un soplón del FBI que informó a sus superiores de que los negros de Harlem pasaron de boca en boca la consigna que ayudar a Castro en caso de que se produjeran movilizaciones de los gusanos.
Publicado por Resistencia Popular