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Nueva salva de malas noticias para Volkswagen, perseguido por motores trucados


El gigante europeo del automóvil, el grupo alemán Volkswagen, vuelve a afrontar los efectos secundarios de su "diéselgate", con uno de sus directivos bajo investigación y nuevas acusaciones dirigidas estas vez contra una de sus marcas, Audi.

El grupo, propietario de doce marcas, entre ellas Seat, Skoda, Porsche o Audi, anunció el domingo que la justicia alemana había ampliado su investigación sobre una eventual manipulación de cotizaciones --vinculada al escándalo de los motores diésel trucados-- a Hans Dieter Pötsch, actual jefe del consejo de vigilancia, y exdirector financiero.

Esta investigación, lanzada en junio, implica ya a Martin Winterkorn, exjefe del grupo, y al actual director de la marca Volkswagen, Herbert Diess.

La fiscalía de Brunswick (norte) sospecha que el constructor informó demasiado tarde a los mercados financieros de los riesgos y consecuencias derivadas del escándalo llamado "diéselgate" que afectó hace más de un año al grupo alemán.

El escándalo de los motores trucados estalló en septiembre de 2015, cuando el gigante alemán fue acusado de haber utilizado en unos 11 millones de sus vehículos diésel un dispositivo manipulado para presentarlos como menos contaminantes durante los controles.

Tras la revelación del escándalo, la acción de Volkswagen cayó en dos días un 40%. Los inversores sufrieron grandes pérdidas y reclaman ahora miles de millones de euros a Volkswagen.

Pero Volkswagen reiteró el domingo su convicción de que su directorio había entonces "cumplido con sus obligaciones en materia de comunicación con los mercados".

- Apoyo "a 100%" -

Los principales accionistas del grupo, las familias herederas Porsche-Piëch, que poseen 52% de los derechos de voto, y el Estado de Baja Sajonia (20%) expresaron rápidamente su apoyo a Pötsch, uno de los hombres fuertes del grupo.

La familia dijo estar "a 100% detrás de Pötsch" y el gobierno de Baja Sajonia recordó que la "presunción de inocencia vale también" para este directivo.

Pero las malas noticias no acabaron ahí. El mismo día, el diario Bild publicó un artículo según el cual la autoridad californiana de protección del medio ambiente (CARB) habría descubierto un nuevo dispositivo ilegal en un modelo Audi equipado con un motor V6.

Este dispositivo permitiría a ciertos autos detectar automáticamente, en función de la inclinación del volante, si circulan en una carretera o en una plataforma o banco de prueba, donde se efectúan controles sobre los gases de escape.

Según Bild, este sistema reduciría artificialmente el nivel de emisión de CO2 en el segundo caso.

Audi no quiso comentar estas informaciones, y se remitió a las conversaciones que mantiene actualmente con las autoridades estadounidenses.

Estas revelaciones caen en el momento más inoportuno para el grupo, que negocia actualmente en Estados Unidos un acuerdo para los últimos 80.000 vehículos afectados en este país por los motores trucados.

Además, estas informaciones son susceptibles de abrir un nuevo frente, ya que el escándalo hasta ahora se ha centrado en las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y no sobre las emisiones de CO2, que son objeto de una normativa más estricta en Europa.

"Las investigaciones no son nunca una buena noticia" destacó Frank Schwope, analista de Nord/LB interrogado por la AFP. Y las acusaciones contra Audi podrían "generar nuevos costes" para el gigante alemán, advirtió.

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