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Israel presiona a los artistas para que actúen en los asentamientos


Desde el verano las compañías han tenido que rellenar un formulario en el que aceptan representar en los asentamientos [Reuters]

Haifa – La ministra de Cultura de la extrema derecha israelí, Miri Regev, la calificó como una importante victoria la semana pasada en su guerra declarada contra el sector cultural del país.

Se reveló que la compañía de teatro nacional israelí Habima, había acordado interpretar por primera vez en Kiryat Arba, un asentamiento notoriamente violento junto a la ciudad palestina de Hebrón, en la Cisjordania ocupada.


La compañía nacional de teatro de Israel se ha comprometido a representar en el asentamiento por primera vez [Getty Images]

La medida fue un golpe para los artistas israelíes que se oponen a los esfuerzos del Gobierno de Benjamin Netanyahu de obligarles a tratar a los asentamientos como parte "normal" de Israel, dijo Ala Hlehel, un escritor crítico y cultural de la gran minoría palestina de Israel.

Los asentamientos son ilegales según el derecho internacional y extensamente considerados como un obstáculo insuperable para una solución de dos estados.

Regev celebró la decisión, diciendo que la compañía Habima se había convertido en "pionera central en el tratamiento de todos los ciudadanos del Estado como iguales en su derecho a disfrutar de la cultura". Pero, de acuerdo con Hlehel, la decisión intensificará la presión a un boicot cultural cuando las compañías israelíes salgan de gira por el extranjero.

"Los artistas israelíes han sostenido durante mucho tiempo que sólo se ocupan del conocimiento y la cultura y no tienen nada que ver con la política", dijo Hlehel a Al Jazeera. "Pero eso ya no suena creíble cuando Habima y otros deciden presentarse en un asentamiento conocido como Kiryat Arba".

“Regev actúa como un político de los regímenes oscuros del pasado de Europa. En particular, ella quiere silenciar la narrativa palestina, y en especial la Nakba y lo que realmente sucedió en 1948” (Tamer Nafar, conocido rapero palestino-israelí)

El diario israelí Haaretz recientemente describió a Kiryat Arba, el hogar de 7.000 extremistas religiosos, como "un símbolo de las injusticias de la ocupación". Se ha erigido un parque conmemorativo al desaparecido rabino Meir Kahane, cuyo virulento movimiento anti-árabe Kach fue prohibido en la década de 1990.

Muchos de sus habitantes continúan apoyando abiertamente las opiniones de Kahane. El parque incluye la tumba de Baruch Goldstein , un colono que mató a tiros a 29 palestinos que se encontraban en oración en la mezquita Ibrahimi, en las inmediaciones de Hebrón, en 1994. Desde entonces La tumba ha sido un lugar de peregrinación para los colonos extremistas.

Ahmed Tibi, diputado del partido Lista Conjunta, acusó a Regev de utilizar la presión financiera para torcer los principios de instituciones culturales para que actúen en los asentamientos.

Él le dijo a Al Jazeera: "Regev está chantajeando a los artistas y teatros israelíes para romper con su conciencia y actuar en los territorios ocupados o perder su financiación pública".


Desde el verano, las empresas artísticas han tenido que rellenar un formulario en el que aceptan representar en los asentamientos. Aquellos que se niegan a hacerlo enfrentan un recorte presupuestario del 30 por ciento, además de convertirse en inaptos para una bonificación de financiación del 10 por ciento. Los medios israelíes señalaron que el Habima, carente de dinero en efectivo, ha sido dependiente de las donaciones especiales del Ministerio de Cultura durante muchos años.

Dijo Tibi que Regev, ex portavoz del ejército israelí y miembro del gobernante partido Likud de Netanyahu, estaba decidida a silenciar a los que se oponen a la agenda del gobierno de extrema derecha.

Además de la exigencia de que los artistas actúen en los asentamientos, Regev también ha comenzado a redactar una "ley de lealtad cultural". Las compañías artísticas se verían despojadas de fondos públicos si: cuestionan a Israel como un "estado judío y democrático"; denigran a los símbolos del estado como la bandera; o conmemoran la Nakba, la catástrofe que afectó a los palestinos en 1948 cuando fueron despojados de su tierra natal.

Eso ha dejado a los artistas de la minoría palestina de Israel, -una quinta parte de la población-especialmente expuesta, dijo Hlehel. "El gobierno siempre empieza apuntando a la comunidad palestina [en Israel], ya que son los más vulnerables y nadie en el resto de la sociedad está dispuesta a ponerse de pie junto a ellos ellos", dijo.

"Pero no termina allí. El verdadero objetivo es utilizar la lucha contra los artistas palestinos para intimidar a las principales instituciones culturales como Habima".

En las últimas semanas, Regev ha se ha enfrentado públicamente dos veces con un conocido rapero palestino-israelí, Tamer Nafar, cuyas letras son notables porque abordan tanto la ocupación como las cuestiones de racismo hacia los 1,7 millones de ciudadanos palestinos de Israel.

En septiembre, durante los premios de cine Ophir, la ministra salió corriendo mientras Nafar recitaba líneas de un poema de Mahmoud Darwish, el poeta nacional palestino. Ella dijo que la actuación era "una desgracia en la que se cruzaron las líneas rojas".

Y el mes pasado Regev continuó su campaña contra Nafar al exigir que el alcalde de Haifa se niegue a darle escenario en el Festival de Haifa anual de la ciudad. Aunque Nafar hizo su representación, enfrentó abucheos sostenidos por parte de los grupos de derecha en la audiencia.

Cabe destacar que durante su intervención en los premios de cine, Regev hizo una velada amenaza sobre los fondos de cine de Israel que ella continúa considerando a quién apoyar en el futuro.

Nafar dijo a Al Jazeera que Regev estaba buscando "venganza" por su reciente película Junction 48, que era muy crítica de Israel, aunque recibió ayuda financiera de uno de los fondos. "Regev es como un político de los regímenes oscuros del pasado de Europa", dijo. "Ella quiere silenciar especialmente la narrativa palestina, y en especial la Nakba y lo que realmente sucedió en 1948".

A principios de este año, Regev insistió en que se les debería requerir a todos los espacios culturales y deportivos, incluyendo aquellos ubicados en las comunidades palestinas en Israel, estar obligados a izar la bandera israelí en las fiestas nacionales como el Día de la Independencia. En ese día, los ciudadanos palestinos rememoran la Nakba.

Luego, en julio, la ministra inquirió al fiscal general cómo se podría poner fin a la financiación de la Cinemateca de Tel Aviv, un prominente espacio de cine de autor que ha sido sede de eventos controversiales, incluyendo un festival de cine sobre la Nakba y una conferencia para aquellos que se niegan a servir en el ejército.

El mismo mes atacó a la radio del ejército de Israel por transmitir un programa sobre Darwish, cuya poesía a menudo se relaciona con la Nakba y la identidad palestina. Ella acusó a la estación de "salirse de los rieles" e instó al Ministerio de Defensa para cortar los fondos a la emisora.

Casi tan pronto como Regev se hizo cargo del Ministerio de Cultura hace 18 meses, se enfrentó con los organismos de arte de Israel, que son vistos por la derecha como un puesto de avanzada del liberalismo. Ella les llamó "cerrados, hipócritas e ingratos" que "piensan que saben todo".

En protesta, decenas de artistas durante en una ceremonia de premios teatrales en Tel Aviv el año pasado, la recibieron con sus bocas selladas.


Pero Peter Sinaí, profesor de estudios de teatro en la el Galilea Occidental College, cerca de Acre, dijo que la decisión de Habima de aparecer en Kiryat Arba sugirió que Regev había empezado a ganar en su batalla.

"Ella ha estado poniendo de ejemplo a los artistas palestinos para alinear a los artistas judíos en la sumisión, y, en parte, está funcionando", dijo a Al Jazeera.

El año pasado Regev puso en la mira dos prominentes teatros palestinos en Israel. Al Midan en la ciudad norteña de Haifa perdió su financiación durante 10 meses después de que subió a escena una obra basada en la vida de los presos políticos palestinos.

Regev también amenazó la financiación del teatro para niños Elmina en Jaffa, cerca de Tel Aviv, después de que su actor y director, Norman Issa, prometió que no iba a presentarse en los asentamientos. Issa dio marcha atrás después de una reunión convocada a toda prisa con Regev.

Peter dijo que los artistas judíos estaban cada vez más reacios a hablar. Era normal, señaló, encontrar un reemplazo para los actores que se oponían a actuar durante el sábado por razones religiosas. Pero no estaba al tanto de si alguno de los integrantes del elenco del Habima había solicitado ser reemplazado para la presentación de la próxima semana en Kiryat Arba por motivos políticos.

"Los artistas necesitan armarse de valor para tomar una posición en contra de los asentamientos cuando ven que tienen tan poco apoyo de la opinión pública israelí más amplia", dijo. "Y tienen que pensar en donde van a encontrar el próximo trabajo si adoptan posiciones políticas impopulares".

Nafar estuvo de acuerdo: "En un principio, hubo mucha oposición de artistas a Regev pero poco a poco ella está ganando. La gente se está empezando a auto censurar, que es el peor tipo de censura."


Pero Nadim Nashif, director de Baladna, una organización que ayuda a los jóvenes palestinos en Israel, dijo que podría haber un lado positivo a la insistencia de Regev sobre el "patriotismo" de los artistas.

"Durante décadas, la mayoría prefirió declarar que política y cultura no se mezclan", dijo a Al Jazeera. "Ellos evitaron tomar una posición clara sobre cuestiones fundamentales, en particular sobre los asentamientos. Ahora eso ya no es sostenible. Tienen que aclarar cuál es su posición".

Nashif señaló que el Habima había estado en la mira de las protestas de boicot. En el año 2012, hubo grandes manifestaciones tanto dentro como fuera del teatro Globe de Londres cuando Habima puso en escena la obra de Shakespeare, El mercader de Venecia.

"Después de su presentación en Kiryat Arba, se incrementarán las protestas. Ya nadie puede afirmar que Habima se dedica exclusivamente a actividades culturales y no a actividades políticas".

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