El sábado 8 de octubre, centenares de personas se reunieron en la capital de Yemen, Saná, para llorar la muerte del padre de un funcionario en el gobierno respaldado por el movimiento houthi y elementos del antiguo régimen. Estas son fuerzas que Arabia Saudita y sus aliados, incluido Estados Unidos, han atacado durante los últimos 18 meses.
De repente, aviones de combate saudíes atacaron la sala de recepción funeraria varias veces, masacrando a más de 140 asistentes. Hirieron a otros 600, entre ellos figuras principales houthis y otros funcionarios.
“Había más de 800 personas en el edificio, entre ellas ancianos y niños,” un sobreviviente dijo a los periodistas. “Súbitamente escuchamos el sonido de aeronaves, y después vino el bombardeo.
La primera bomba atravesó el techo y estalló, y destruyó nada más el sótano.
Yo estaba herido y desconcertado. El calor me hizo sentir que me estaba quemando.
Me levanté y corrí hacia la puerta, por donde venía la gente que presentía para rescatarnos. En ese momento, cayó la segunda bomba sobre las personas que venían para socorrernos”. (Salim Saleh Rowaishan, citado por Democracy Now!, 10 de octubre)
“Cuando llegué allí, había más de 50 cadáveres quemados,” afirmó un testigo citado por Human Rights Watch, “en muchos casos todavía se podía verle los rasgos, pero la mitad del cuerpo le había desaparecido, la mitad de la cabeza le había desaparecida, pero los otros, era muy, muy difícil saber quiénes eran”.
Esto no era una base ni un aeródromo militar. Estos no eran combatientes. Era un funeral. ¡Haberlo atacado fue un crimen de guerra!
Los saudíes inicialmente afirmaron que no sabían nada del ataque, pero luego dijeron que iban a hacer una investigación sobre “informes sobre el bombardeo lamentable y doloroso”.
¿“Lamentable”? ¿“Doloroso”? La matanza en el funeral en Saná no fue ninguna excepción; fue una concentración irrefutable y condenable de cómo los saudíes han librado la guerra reaccionaria, respaldada por Estados Unidos, que lanzaron en marzo de 2015.
Consecuencias del bombardeo saudí de la sala funeraria, Saná, 8 de octubre
Estados Unidos — hasta el cuello en sangre yemení
Después de la matanza del funeral del 8 de octubre, el gobierno de Estados Unidos se hizo pasar por un espectador inocente, preocupado por el comportamiento de uno de sus amigos.
Un portavoz de la Casa Blanca dijo que Estados Unidos estaba “profundamente preocupado” por los bombardeos y ataques “preocupantes” saudíes contra los civiles yemeníes.
Prometió que el gobierno de Obama iba a revisar el apoyo estadounidense a la guerra saudí y que estaba “preparado para ajustar nuestro apoyo a fin de alinearlo mejor con los principios, valores e intereses de Estados Unidos”.
Dijo que Estados Unidos no ha dado a los saudíes un “cheque en blanco”.
En realidad, Estados Unidos ha estado hasta el cuello en esta guerra desde el principio y hasta el cuello en la sangre yemení. Cualesquiera que sean sus diferencias con el régimen de Arabia Saudita —y sí hay diferencias concretas y tensiones agudas— ese país sigue siendo una pieza clave en el imperio global de Estados Unidos.
Los gobernantes de Estados Unidos se ven obligados a apoyar a Arabia Saudita. Y lo han hecho.
Estados Unidos ha vendido a Arabia Saudita $ 110 mil millones en armas bajo el presidente “anti-guerra” Barack Obama. Ha armado y apoyado la brutal y criminal guerra saudí de bombardeos contra los houthis durante los últimos 18 meses.
Los saudíes pilotean aviones de fabricación estadounidense, lanzan bombas de fabricación estadounidense, son reabastecidos de combustible por petroleros aéreos estadounidenses (más de 5.700 veces según el último recuento) y reciben ayuda técnica y de inteligencia de Estados Unidos, incluido de un equipo de personal militar enviado por el Pentágono a Arabia Saudita para ayudar a planificar su guerra aérea.
Estados Unidos ha mantenido este apoyo, lo que incluye la venta reciente de $ 1.15 mil millones adicionales en armas adicionales a los saudíes, incluso después de repetidas y bien conocidas matanzas de civiles de parte de los sauditas.
Y lo hizo después de que abogados del gobierno advirtieron a la administración de Obama que se podría considerarlo un co-beligerante en la guerra según el derecho internacional e involucrado en crímenes de guerra.
Estos son los “principios, valores e intereses” a que Estados Unidos se dedica en todo el mundo.
Los gobernantes de Estados Unidos han actuado entre bastidores durante la guerra salvaje de Arabia Saudita. Hasta ahora.
A primeras horas del jueves 13 de octubre, cinco días después de la matanza en el funeral, un destructor de Estados Unidos que operaba por las costas de Yemen disparó tres misiles de crucero que destruyeron lo que Estados Unidos aseveró que eran estaciones de radar bajo el control houthi.
La Marina de Estados Unidos afirmó que se trataba de la “autodefensa” en represalia por el lanzamiento de varios misiles a otro buque de guerra de Estados Unidos que navegaba por las costas de Yemen en los días previos.
Los misiles no dieron al barco, los houthis niegan haber lanzado ningún misil contra barcos estadounidenses, y Estados Unidos no produjo ninguna evidencia de que lo hayan hecho.
Después funcionarios del Pentágono actuaron como si este ataque, aprobado por el presidente Obama, no tenía nada que ver con la guerra de 18 meses entre Arabia Saudita y facciones lideradas por los houthis en Yemen.
Afirmaron que Estados Unidos no buscaba “un papel más amplio en el conflicto”, y que el ataque estadounidense con misiles en Yemen fue simplemente para proteger a “nuestro personal, nuestros barcos, y nuestra libertad de navegación en este pasaje marítimo importante” como si los barcos hubieran estado en patrullas de rutina.
Pero de ninguna manera fueron patrullas de rutina. La semana antes de los ataques, Estados Unidos habían enviado estos buques de guerra a la costa de Yemen porque alguien —según se informa fuerzas houthis— le dio y casi hundió un barco de los Emiratos Árabes Unidos. ¿Por qué estaba un barco del EAU en la zona?
Era parte de un bloqueo marítimo y aéreo que la coalición liderada por Arabia Saudita ha impuesto a Yemen desde el comienzo de la guerra.
¡Yemen es un país que importa el 70 por ciento de su combustible, el 90 por ciento de sus alimentos, y el 100 por ciento de sus medicamentos!
La coalición encabezada por Arabia Saudita, la que incluye Egipto y otros estados del Golfo, ha estrangulado y provocado hambre en esta población ya empobrecida y vulnerable mediante un bloqueo que, según la ONU, ha cortado el 85 por ciento de las importaciones, incluidos medicinas, agua, combustible y, sí, alimentos.
Los saudíes han bombardeado incluso campos de aviación principales y puentes para impedir que suministros entraran a Yemen, especialmente en las zonas controladas por los houthis.
Alrededor del 80% de las personas en Yemen están en necesidad desesperada de las necesidades básicas debido a la pobreza extrema a largo plazo drásticamente empeorada por ataques de Arabia Saudita y los combates entre otras fuerzas reaccionarias.
La chica de arriba es uno de los nueve millones de niños en todo Yemen que luchan para conseguir el acceso al agua potable.
Este bloqueo ha tenido consecuencias nefastas para la población de Yemen: la mitad de la población —unos 14 millones de personas— ya sufre el hambre o la desnutrición.
De los aproximadamente 28 millones de personas en Yemen, el 80 por ciento —más de 22 millones de yemeníes— necesitan desesperadamente la ayuda humanitaria.
Se han salido graves advertencias de que el Yemen se encuentra al borde de la hambruna y el colapso. ¡Provocar la inanición y castigar a una población entera es un monumental crimen de guerra!
El “espectador inocente”, Estados Unidos, ha respaldado lo anterior desde el principio.
¡La Marina de Estados Unidos, que asevera que simplemente defiende “la libertad de navegación”, no ha insistido en que la ayuda alimentaria y médica, que llegan en barco, fuera permitido penetrar el bloqueo naval de Arabia Saudita y entregar la ayuda necesaria! Precisamente lo contrario.
De hecho, a principios de la guerra, Estados Unidos impidió que un barco iraní llegar a Yemen, alegando que llevaba armas.
En otras palabras, Estados Unidos no ha protegido “la libertad de navegación” para todos, sino que apoya y refuerza el bloqueo de Yemen encabezado por Arabia Saudita.
Ahora Estados Unidos despliega buques de guerra a la costa de Yemen para proteger a los buques que llevan a cabo este bloqueo criminal.
Y Estados Unidos atacó instalaciones de los houthis. Esto constituye el apoyo militar directo —y por primera vez la participación militar directa— en el bloqueo criminal y guerra saudíes. (Y estos misiles de crucero estadounidenses sirvieron de un mensaje más amplio:
Nadie puede atacar con impunidad a las fuerzas navales de Estados Unidos).
Estados Unidos está facilitando directamente las matanzas aéreas de parte de Arabia Saudita y la inanición en masa del pueblo de Yemen — y ahora dispara misiles de crucero en directo apoyo de la guerra saudí en aras de sus intereses reaccionarios. ¿Por qué?
Información extraída de revcom
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Publicado por Odio de Clase