Pablo Gonzalez

El “Eje del mal” de Hillary Clinton



El régimen de EEUU mantiene abierta la opción de ser el primero en atacar con armas nucleares contra Rusia. Hillary apoya con firmeza esta posibilidad
Anticipando un resultado de las elecciones presidenciales de EEUU como una repetición del triunfo arrollador de Nixon en 1972, también Hillary puso en circulación -al mejor estilo George W. Bush- una nueva versión del eje del mal: Rusia, Irán y “el régimen de Al-Asad”.

Esto es sin siquiera incluir a China que, con sus “agresiones” en el Mar Meridional de China, se ha ganado la condición de enemigo certificado de la Madre Fundadora del giro hacia Asia.

Y si todo esto no fuera bastante preocupante, Turquía parece estar transitando el camino para unirse al eje. 

Los presidentes Putin y Erdogan se han encontrado en Estambul. Moscú declara estar preparado para desarrollar con Ankara una cooperación militar y técnica a gran escala.

 En la que están incluidos, por supuesto, la planta nuclear de cuatro reactores situada en Akkuyu, que ha sido construida por Rosatom a un costo de 20.000 millones de dólares. 

Y el impulso para “acelerar los trabajos” en la planta de gas natural Turkish Stream, con lo que de hecho se reforzará más todavía la posición rusa en el mercado europeo del gas, evitando a Ucrania para siempre, al mismo tiempo que se blinda a Ankara como la encrucijada energética clave entre Oriente y Occidente.

 Además, tanto Moscú como Ankara respaldan la postura de Staffan de Mistura, enviado especial de Naciones Unidas para Siria, quien sostiene que los “rebeldes moderados” (según la terminología de los políticos de Washington) que mantienen rehenes en el este de Aleppo deben ser erradicados.

La jugada por el cambio geopolítico es obvia. Por mucho que Erdogan pueda estar girando y girando como un derviche de la política, es imposible entenderle y creerle, y que Putin sea un maestro en el juego de largo plazo, los intereses de Moscú y Ankara tienden a converger en el Nuevo Gran Juego; esto explica una integración más estrecha en el amanecer del “Siglo Eurasiano”.

Todo un vaso de cicuta para Hillary Clinton, que ya ha comparado a Putin con Hitler. ¿Cambio de régimen o guerra abierta?

En el terrible espectáculo en que se ha convertido la segunda vuelta de la interminable pelea entre Trump y Clinton, una vez más Donald Trump se anotó un punto racional cuando expresó su deseo de normalizar las relaciones con Rusia. Pero esto es un absoluto anatema para el Partido de la Guerra, lo mismo que para la nebulosaneocon*/neoliberalcón del eje Washington-Wall Street.

Clinton, la máquina de hacer dinero controlada por los demócratas, condenó otra vez a Trump por ser funcional a Putin mientras muchos desconcertados republicanos castigaron a Trump por ir por libre e ignorar a “la corriente dominante del pensamiento republicano”.

He aquí lo que respondió Trump: “Al-Asad no me gusta en absoluto, pero él está matando al Daesh. Rusia está matando al Daesh e Irán está matando el Daesh”.

El punto de vista que tiene Trump sobre Oriente Medio es destruir el EI/ISIS/ISIL/Daesh. Eso es lo que el asesor y ex director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA, por sus siglas en inglés), teniente general retirado Michael Flynn, ha infiltrado en el espacio notablemente limitado de la atención de Trump.

Flynn habría admitido oficialmente que el desarrollo del Daesh había sido una decisión deliberada de la administración Obama. Aun así en su deshilvanado libro Field of Fight (Campo de batalla), Flynn insiste en que “los rusos no han sido muy eficaces en su lucha contra el yihadismo en su propio territorio”, están “conchabados con los iraníes” y “la mayor parte de sus acciones apuntan hacia los oponentes del régimen de Al-Asad”. Este es un mantra neocon; no es sorprendente que el coautor del libro mencionado sea el neocon Michael Leden.

Tanto algunos poco fiables “expertos” de salón del Instituto Americano de Empresa (AEI, por sus siglas en inglés) y del Instituto de Política para Oriente Cercano de Washington (WINEP, por sus siglas en inglés) como algunos ex consejeros del departamento de Estado, están de acuerdo en que el ridículo punto de vista del remozado eje del mal -hoy en día totalmente adoptado por Hillary- no tiene utilidad contra los yihadistas; los buenos muchachos que están haciendo el trabajo difícil son los de la “coalición liderada por EEUU”.

 Y la maldición caiga sobre quienes se atrevan a criticar a los “relativamente moderados” respaldados por la CIA.

Lo que dijo Trump es anatema no solo para los republicanos del establishment que desprecian a Obama por no oponerse al renovado eje del mal adoptado por Hillary. El verdadero pecado mortal es que “ignora” los supuestos sostenidos por los dos partidos que están en la esencia de la política exterior de EEUU y que son tenidos por tan sagrados como la Biblia.

Así debe leerse el éxito del sabotaje del neocon Ash Carter contra el cese del fuego Kerry-Lavrov llevado adelante por el Pentágono, que habría implicado bombardeos aéreos coordinados tanto contra el Daesh como contra el Frente para la Conquista de Siria, antes conocido como Jabhat al-Nusra, esto es, al-Qaeda de Siria.

Los neocons y los republicanos de la corriente dominante culpan al equipo del ‘pato cojo’ Obama por la “nefasta dependencia” respecto de Rusia e Irán. Y en lo más alto del altar de la corrección reina la histeria, con el neocon que preside la NED*” haciendo un llamamiento al gobierno de EEUU para pedirle que promueva un cambio de régimen en Rusia.

¿Preparados para la guerra nuclear? Hillary Clinton no se cansa de decir que EEUU no está en guerra contra el islam. De hecho, EEUU está en guerra en Afganistán, Irak, Siria, Yemen, Somalia, y zonas tribales de Pakistán; involucrado en una guerra encubierta en Irán; y ha destruido totalmente Libia. No es difícil hacer las cuentas.

Además, la frustrada conversación sobre que ahora Washington avanzaría un Plan C para Siria es algo absurdo. Nunca ha habido un Plan B; solo un Plan A, que pretendía meter a Rusia en otro Afganistán. No funcionó debido a la demolición controlada de Ucrania. 

Y no funcionará en Siria, mientras Moscú tenga la voluntad de proporcionar mucho apoyo aéreo y misilístico pero no de involucrar fuerzas importantes de infantería. Ese es un trabajo para el ejército árabe sirio (SAA, por sus siglas en inglés), Irán y sus milicias chiíes, y Hezbollah.

Ash Carter ha amenazado a Rusia con “consecuencias”. Después de hacer saltar por los aires el alto al fuego, el Pentágono -apoyado por la Jefatura de Estado Mayor Conjunta- está dando pábulo a la idea de “posibles ataques” contra la fuerza aérea siria para “castigar al régimen” por lo que en realidad hizo el Pentágono: torpedear el cese del fuego. 

Es imposible maquillar esto. Rápidamente, el general Igor Konashenkov, portavoz del ministerio de Defensa ruso, envió un mensaje a “nuestros colegas de Washington”: “si creéis que podéis conseguir algo lanzando una guerra abierta ‘en la sombra’ contra Rusia más vale que os lo penséis dos veces. 

Rusia tendrá en la mira a cualquier avión furtivo o no identificado que intente atacar blancos del gobierno sirio y lo derribará.

 Entonces, la única cuestión es si acaso un Pentágono fuera de control -mediante ataques con bandera falsa u otros- obligaría a que la fuerza aérea de Rusia derribara aviones de combate estadounidenses y si Moscú tiene el poder de fuego para realizar estas acciones”.

Por lo tanto en este lapso de tres meses de “agonía” de la era Obama, antes de la probable entronización de la Reina de la Guerra, la cuestión es si el Pentágono se arriesgará a lanzar la Tercera Guerra Mundial debido a que “la caída de Aleppo”.

En última instancia, las cosas están encaminadas a ir cada vez peor. El gobierno de EEUU mantiene abierta la opción de ser el primero en atacar con armas nucleares contra Rusia. Hillary apoya con firmeza esta posibilidad, mientras que Trump ha dejado claro que él “no sería el primero en atacar”.

La posibilidad de que la profesional del ‘eje del mal’ Hillary Clinton tenga el dedo sobre el botón nuclear debe ser considerada como la cuestión primordial de vida o muerte en este circo global en el que vivimos.
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*Neocon: Es la forma abreviada de neoconservador: la ideología política de personas que fueron liberales, del partido Demócrata o de sectores izquierdistas y que adoptaron posiciones conservadoras. En EE.UU. el movimiento neoconservador se consolidó en los 60; y el término neocon se popularizó en los 70. (N. de la E.).

** NED son las siglas de National Endowment for Democracy, una “fundación sin ánimo de lucro que se dedica al crecimiento y fortalecimiento de las instituciones democráticas en todo el mundo”, según declara en su propia página web: http://www.ned.org/. (N. del T.)

CounterPunch. Traducción del inglés para Rebelión de Carlos Riba García. Revisado por Silvia Arana. Extractado por La Haine
  •  http://www.lahaine.org/el-eje-del-mal-de

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