Pablo Gonzalez

Bloqueo de EE.UU: un huracán permanente contra Cuba


A pesar de algunas acciones de la saliente administración del presidente Barack Obama para “debilitarlo”, el bloqueo de Estados Unidos continúa siendo el mismo huracán de gran intensidad que asedia a Cuba desde hace casi 60 años, con pérdidas multimillonarias e irreparables para la mayor de las Antillas.

Varias medidas anunciadas por el gobierno de Obama el pasado viernes no dejan de ser escasas, y a la vez enrevesadas como las leyes del fracasado y agresivo cerco económico, financiero y comercial que hasta hoy impone Washington al decano archipiélago del Caribe, pese a ambos países vecinos haber restablecido sus relaciones bilaterales, después de medio siglo de ruptura.

Más bien parecen ser “acciones cosméticas” dirigidas a mostrar una imagen de cambio de su política, pocos días antes de que en la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU) se vote, el venidero 26 de octubre, otro proyecto de Resolución que seguramente condenará por vigésimo quinta ocasión consecutiva el bloqueo norteamericano al pueblo cubano.

El actual inquilino de la Casa Blanca e integrantes de su ejecutivo han admitido en reiteradas ocasiones que esa conducta hacia Cuba falló y ha sido un fracaso, sin embargo la mantienen invariable, no obstante el rechazo unánime de la comunidad internacional.

También numerosas voces de hombres de negocios, gobernadores, políticos, intelectuales y artistas norteamericanos que han visitado la isla antillana en los últimos tiempos se han pronunciado por el fin del bloqueo, pero el entierro definitivo de esa injusta guerra espera aun por materializarse.

En la práctica, Obama ha evadido hacer uso de sus facultades presidenciales para al menos aflojar el cerco a la nación caribeña, motivo por el cual las autoridades de La Habana presentaron el más reciente proyecto de dictamen condenatorio que será debatido en la ONU.

Washington sabe perfectamente que el próximo día 26 sufrirá otra contundente derrota diplomática frente a Cuba en la AGNU, y a juzgar por sus prácticas habituales, apuesta por minimizarla y hasta intentardesmovilizar a la comunidad internacional con sus intrascendentes medidas dadas a conocer la pasada semana.

No es descabellado pensar que Estados Unidos esté jugando a que el “Huracán Bloqueo” se mantenga estacionario sobre territorio cubano, aunque aparentemente disminuya en intensidad, con el propósito de continuar agrediendo al pueblo de la nación caribeña, por el solo hecho de defender su Revolución, su soberanía e independencia.

Del imperio del Norte poco o nada bueno debe esperarse, y recordemos que el acoso de todo tipo a Cuba nunca ha cesado, mientras las predicciones futuras al respecto son de “pronóstico reservado” tras la celebración de las elecciones norteamericanas del próximo 8 de noviembre.

Claro, tampoco puede olvidarse que los cubanos son expertos en el seguimiento de las “perturbaciones ciclónicas o políticas”, y actúan con reconocida precisión ante una u otra, lo que les ha permitido resistir, recuperarse y triunfar frente a todos los contratiempos. Eso también Washington lo conoce muy bien.

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