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Kuczynski, nueva etapa en la debacle del Perú


Pedro Pablo Kuczynski juramentó como presidente del Perú.

 Con una mano en la biblia dijo: “Yo, Pedro Pablo Kuczynski Godard, juro por Dios, por la patria y por todos los peruanos que ejerceré fielmente el cargo de presidente de la República que me ha confiado la nación para el periodo 2016-2021″. 

Con esta frase ridícula, patética y falsa, el nuevo inquilino de palacio inició su gestión gubernamental.

Jurar por el dios de los cristianos, y por la “patria” es un taparrabo utilizado por los más abominables gobernantes reaccionarios y conservadores del Perú.

 El asunto concreto es que Pablo Kuczynski es un parásito político de 78 años ligado a las transnacionales y potencias mundiales, en particular los Estados Unidos.

 Ya en el año 1968 se vio involucrado en un regalo de más de 100 millones de dólares a la International Petroleum Company, empresa norteamericana que venía de ser expropiada por una junta militar.

 En el 2006, cuando era primer ministro del corrupto Alejandro Toledo, avaló medienta carta de recomendación a Francisco Javier Pardo Mesones, militante de la organización política de Alberto Fujimori y acusado actualmente de blanquear dinero en Panamá.

Kuczynski es ahora el presidente “electo”, pero bien pudo ser Keiko Fujimori, o cualquier otro de los vagabundos y embusteros que se lanzaron en la carrera presidencial.

 Con este nuevo presidente no cambia absolutamente nada para los pobres peruanos. 

El sistema político de este país está construido para usar el gobierno y las instituciones del Estado, para robar, saquear las riquezas del país, pedir coimas, y crear más hambre y miseria contra la población. 

Asi ocurrió con Alberto Fujimori, Alan García, Toledo y el saliente Ollanta Humala cuya “primera dama”, y esposa (Nadina Heredia) se retira con varios juicios penales en curso.

Pablo Kuczynski es un antiguo personaje de la derecha peruana. Más de la mitad de su existencia la utilizó para servir a los grupos de poder del Perú y norteamericanos.

 En la década del 60 fue gerente del Banco Central. Entre 1980 y 1982 fue ministro de Fernando Belaunde, un personaje ligado a los terratenientes y grupos de poder de los EE.UU.

 En el 2001 fue ministro de economía del gobierno de Alejandro Toledo, cuyo gobierno fue un desastre. En el 2005 es presidente del consejo de ministros de este mismo gobierno.

Kuczynski es producto del medio político peruano, cuya esencia es la corrupción, la decadencia y donde los asuntos del Estado se resuelven entre bandas de mafiosos.

 En esta realidad, el nuevo presidente no es diferente sustancialmente de otros personajes cuyas trazas en el gobierno no solo es el hambre y pobreza para el pueblo, sino también una sociedad saqueada, hundida en el desgobierno y corrupción. Kuczynski, como empresario o como parte de diferentes gobiernos, integró la lacra política peruana. Este presidente “gringo” del Perú, como ya es costumbre en este país, cuenta con su propia ONG. 

Esta se llama Agualimpia y es financiada por el Banco Mundial, la Unión Europea, el banco interamericano y diversas empresas transnacionales mineras y empresas privadas del Perú. Esta ONG recibe dinero de Minera Barrick, transnacional canadiense afincada en Perú en la explotación de oro. 

También recibe financiamiento de la americana Southern Copper, de la minera Cerro Verde y hasta de la transnacional Coca Cola.

Con Kuczynski se repite el mismo escenario político que los anteriores gobiernos corrompidos del Perú. Se ubica como el “mal menor” del proceso electoral a la presidencia.

 Perdió la primera vuelta, pero en la segunda fue apoyado por toda la inmundicia política, derecha “izquierda” del Perú. Hasta la infame cúpula de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) se subió al carro del nuevo presidente y llamó a votar por el candidato de los ricos peruanos.

 En este trampolín al poder no se quedó atrás ni siquiera la “súper izquierdista” Verónica Mendoza, quien suplicó a sus partidarios ir a las urnas a votar por el candidato de los Estados Unidos. Mendoza dijo: "Hoy, votar en blanco o viciado favorece en el conteo final a Keiko, por eso solo queda marcar el símbolo de Peruanos Por el Kambio (PPK)”, expresó”.

En otros artículos he afirmado que una salida política que favorezca al pueblo está descartada totalmente de la vía electoral. Perú, como ningún otro país de configuración bananera, tiene el sistema electoral más corrupto y falso de América Latina. 

En este sistema es difícil reconocer el candidato honrado y el mafioso. Cada proceso electoral peruano es un desfile de delincuentes, narcos y criminales. Por ejemplo Alan García Pérez llegó por segunda vez a la presidencia, cuando ya se conocía su voluminoso prontuario policial.

 Se había enriquecido con el dinero del Estado, y fue responsable cientos de asesinatos de prisioneros de guerra. García fue el que ordenó la matanza de 300 prisioneros de guerra en junio de 1986. Alberto Fujimori, antes de ser elegido presidente del Perú en 1990, la prensa había publicado sus fechorías en la venta de casas y terrenos. 

Alejandro Toledo, mentiroso y borrachín, se sentó en la presidencia del Perú, y junto con su mujer (Eliane Karp) cometieron una serie de delitos.

 Ello no impidió que intente por segunda vez llegar a la presidencia del Perú. Ollanta Humala fue candidato presidencial y ganó las elecciones después que la prensa había revelado su pasado criminal en el Alto Huallaga, cuando era uno de los oficiales del ejército al servicio del fujimorismo.

Keiko Fujimori, hija y heredera del criminal Alberto Fujimori, fue segunda en la carrera presidencial. La lideresa fujimorista ha sido favorecida por el corrupto sistema político y jurídico del Perú.

 De otra manera hace tiempo que estaría en prisión por asociación delincuencial y complicidad con su padre. Pedro Pablo Kuczynski, que se presenta como “limpio de polvo y paja”, no es así. Son varias acusaciones que pesan sobre el nuevo presidente.

 Una de ellas proviene de 1968, cuando ocupaba la dirección del Banco Central de Reserva (BCR), entregó 105 millones de dólares (al cambio actual) en favor de la International Petroleum Company. Por dicho delito salió huyendo del Perú y se refugió en los EE.UU. Otro de las acusaciones se refiere a la explotación y exportación del gas de Camisea.

 El parlamentario Manuel Dammert ha presentado sólidas pruebas que muestran que Pedro Pablo Kuczynski (PPK), utilizo su condición de primer ministro en junio del 2005 para favorecer la transnacional Hunt Oil y entregarle el gas de Camisea. 

“El gas de Camisea fue descubierto y Toledo permitió que un lobista como PPK haga un faenón, un gran negociado”, ha dicho Dammert. 

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215099

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