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Venezuela: “Estamos presenciando el colapso del rentismo petrolero”


Hemisferio Izquierdo: ¿Qué explica el surgimiento y desarrollo de lo que conocemos como "chavismo" o "Revolución bolivariana"?

Carlos Carcione (CC): En primer lugar quisiera hacer una distinción. Desde nuestro punto de vista, “chavismo” y “Revolución bolivariana” no son sinónimos, por el contrario nombran fenómenos diferentes aunque conectados.

Uno refiere al proceso social y político que reconoce como punto de partida el Caracazo del año 1989 y se combina con el agotamiento del modelo económico y político que venía desde antes y se manifiesta a manera de crack en el Viernes Negro de febrero de 1984.

Por eso, “Revolución bolivariana” hace referencia, en esta etapa histórica, al proceso objetivo de agotamiento del modelo rentista petrolero, a la crisis terminal del régimen político bipartidista del Pacto de Punto Fijo y a la irrupción en la escena nacional de un poderoso movimiento de masas.

Mientras que el otro, el que se conoce como “chavismo”, alude al sujeto político que cabalga ese proceso desde 1992. Que con diferentes métodos y formas, diferentes orientaciones, distintas organizaciones y denominaciones, intentó el gobierno Chávez.

El “chavismo” nombre actual de ese fenómeno, que es bueno aclarar, no era usado con Chávez en vida, es, en todo caso, el movimiento político construido por Hugo Chávez, para intentar conducir, ordenar y/o domesticar, desde el punto de vista del ideario bolivariano, ese proceso tumultuoso que despertó con el Caracazo y se anunció en el Viernes Negro.

Ahora bien. El proceso objetivo al que hacemos referencia no es solo venezolano, es la expresión continental de la crisis internacional del sistema del capital. 

Y tiene al menos tres décadas de desarrollo. Desde el punto de vista de la resistencia del movimiento de masas, algunos hitos de él además del Caracazo son: las guerras del agua y el gas en Bolivia, los levantamientos urbanos y campesinos en Ecuador, el estallido del 2001 argentino, la derrota del ALCA, entre muchísimos otros. 

Y muestran a nivel de América latina una poderosa reacción de enfrentamiento popular al neoliberalismo. Este proceso es el que abrió paso a diversos experimentos que la prensa dominante llama genéricamente “progresistas”.

Independiente de los errores cometidos, muchos de ellos graves, algunos de los cuales, como la adaptación al extractivismo petrolero y la economía mixta, explican en parte la situación actual, el gobierno de Chávez es el intento de transformación más profundo y estructural de las condiciones de opresión y sumisión en las que se encontraba el país.

La evolución política del propio Chávez que lo lleva de su inicial identificación con la “Tercera Vía” a proponer el “Socialismo del Siglo XXI”, y luego el “Socialismo Bolivariano”, para darle alcance continental a su propuesta, muestra esa búsqueda.

El debate actual sobre el “fin de ciclo de los gobiernos progresistas” pone, de manera equivocada por parte de algunos o interesada en el caso de otros, un signo igual entre gobiernos de distinto contenido político y social que surgieron de ese proceso objetivo que señalo más arriba.

Desde mi punto de vista, una cosa representaron los gobiernos de Hugo Chávez, Evo Morales y en alguna medida Rafael Correa a los que con sus diferencias, se podría denominar “bolivarianos” y otra distinta el experimento social liberal de Lula, Dilma y el PT en Brasil o la versión populista del capitalismo dependiente argentino que interpretó el Kirchnerismo. Estos últimos barnizados con un discurso redistributivo.

Dicho esto es necesario aclarar que el gobierno Maduro y la actual cúpula del PSUV, independiente de presentarse como el “chavismo” oficial, expresan una ruptura radical con el proceso de la “Revolución bolivariana” y dejan a la vista la voluntad de llevar adelante un camino de contrarreformas estructurales que devuelvan al país a la normalidad capitalista dependiente anterior al gobierno Chávez y de hecho lo está haciendo.

Por eso es que está surgiendo y extendiéndose otro “chavismo”, un chavismo crítico que pretende anclarse en las claves democráticas, de independencia nacional y de justicia social fundamentales del proceso.

En síntesis: El chavismo o mejor dicho el gobierno Chávez, fue el sujeto político emergente del proceso de cambio conocido en Venezuela como Revolución bolivariana, proceso que con todas sus particularidades locales y denominaciones distintas ha recorrido América latina desde mediados de los 80 y que hoy vuelve a estar en disputa.

HI: ¿Qué elementos explican la actual coyuntura de crisis político-económica?

CC: El concepto crisis político-económica es insuficiente para definir la situación actual en el país. Es doloroso decirlo pero Venezuela se encuentra hoy al borde de una crisis humanitaria, de la disolución política, de la anomía social. Ninguna de las dos cúpulas (PSUV-MUD) que buscan imponer una polarización forzada, contra el extendido sentimiento popular que reclama una despolarización urgente para encontrarle solución a los graves problemas presentes, le presta debida atención al peligroso fenómeno que se está desarrollando.

Estamos presenciando el colapso del rentismo petrolero. Y un fortalecimiento del patrón mafioso, depredador, de acumulación de capital que ha consolidado el Desfalco a la Nación, con el que se produce la apropiación de esa renta, ahora en una expansión brutal a toda la renta minera.

Visto desde hoy, desde la situación de extrema confusión reinante en la coyuntura, es decir desde el gobierno de Nicolás Maduro, hay esquemáticamente, dos razones fundamentales que nos trajeron hasta aquí: una económica y otra política. Estas dos causas se interrelacionan.

Este proceso que hasta ahora ha sido gradual, está enmascarado en un discurso que pretende mantener una parte del lenguaje, las categorías aunque vaciadas de contenido, y los símbolos del periodo Chávez.

1.- El desmantelamiento económico social del modelo de Chávez que con sus limitaciones era relativamente independiente del control del capital mundial, y la elección de un rumbo de adaptación al capital financiero internacional y a la “normalización” del capitalismo dependiente venezolano en su relación con el mercado internacional.

Una muy breve puntualización de este rumbo es:

a.- Zonas Económicas especiales donde no rigen las leyes ni la Constitución. Son anuladas en gran parte del territorio nacional las leyes que protegen el trabajo, la soberanía y la independencia. Tienen regímenes impositivos especiales que liberan del pago de impuestos y tributos a las empresas transnacionales que allí se radican. Y estimulo crediticio y de repatriación de ganancias en divisas por fuera de la legislación nacional.

b.- Brutal ajuste fiscal en todo el territorio nacional que trae aparejado: evaporación del nivel de compra del salario, ajuste a la baja de la inversión social en salud y educación y de todo el gasto público. Supresión de la participación de la mayoría sectores populares y medios en la distribución de la renta petrolera a través de la eliminación de subsidios.

Un ejemplo de este punto es el derrumbe del salario mínimo que comparado con los precios de las mercancías básicas para la subsistencia, se ubica hoy alrededor de 20 dólares mensuales, luego de haber llegado más o menos a los 700 dólares entre 2010 y 2012. Este salario significa hoy diez veces menos que el costo estimado de la canasta alimentaria para la familia venezolana. Cuando hasta 2012 la superaba ampliamente.

c. La cumbre de este rumbo es el plan económico estratégico llamado de los 15 Motores para la Nueva Economía Productiva. Por ejemplo el Motor Minero, con el conocido proyecto del Arco Minero del Orinoco, es un símbolo de adaptación al capital financiero internacional de características depredadoras, de entrega de soberanía, y de control militar territorial sin derechos sociales y políticos en el 12% de la superficie de la nación y destrucción irreversible del ambiente en gran parte de la Amazonia venezolana. Se abre la explotación minera a cielo abierto a 150 corporaciones transnacionales de 36 países.

2.- El desmontaje del modelo político de democracia participativa y derechos políticos y sociales que se expresan en la Constitución de 1999. Desmontaje que para poder realizarse requiere de un sistema político totalitario (bonapartista clásico).

Algunas pocas claves de esta política:

a.- Sanción del Estado de Excepción que limita indiscriminadamente el ejercicio de derechos políticos, sociales y económicos. Y que su aplicación queda a discreción del ejecutivo y la jefatura de la Fuerza Armada y de organizaciones para estatales como los CLAP (Comités de Lucha por la Alimentación y la Producción).

b.- Represión y militarización del derecho de manifestación, de protesta, y de otros derechos políticos, y sociales etc.

c.- Eliminación de hecho de la división de poderes republicanos. Mostrando una tendencia de eliminación de la república como forma de gobierno, que cada día avanza más.

d.- Obstaculización y manipulación de derechos políticos fundamentales y novedosos de la Constitución como el Referendo Revocatorio.

e.- Anulación de facto del derecho de asociación política y social.

Estas son algunas de las consecuencias económicas y políticas, sobre ellas se asienta el malestar social y el fenómeno de ruptura masivo con el gobierno por una parte importante de su base social y política. Significan al mismo tiempo una capitulación y adaptación a las presiones del capital internacional y local, y del gobierno de Estados Unidos. Al tiempo que facilitan la injerencia gringa y de otros países con poderosos intereses y los ataques y presiones imperialistas que el gobierno Maduro denuncia. También sucede que por ser la única oposición reconocida fortalece electoralmente a la derecha agrupada en la MUD.

HI: ¿Cuál deberían ser las orientaciones estratégicas en el momento actual?

CC: Para Marea Socialista las orientaciones y políticas inmediatas, que al mismo tiempo tienen carácter estratégico son de dos tipos. Señaladas esquemáticamente son las que siguen:

1.- El impulso de una lucha unitaria en defensa de los derechos y necesidades populares. A pesar de la presión autoritaria sobre la vida social, ha comenzado una reacción, una resistencia de sectores de la ciudadanía por derechos elementales que están siendo violados, tanto económicos como sociales y políticos. En primer lugar la lucha por la alimentación.

Pero también se está desarrollando una fuerte resistencia contra la política económica global, las acciones legales, de manifestación y organización contra el Arco Minero del Orinoco, son una muestra de ello. Desde antes venía una fuerte presión social contra la corrupción y el Desfalco a la Nación organizada en la Plataforma por la Auditoria Pública y Ciudadana.

Y ha empezado, con la lucha de los trabajadores eléctricos por la firma de su contrato colectivo, la primera expresión nacional de lucha de los trabajadores por sus derechos. Marea Socialista, junto a otras organizaciones y destacadas personalidades viene participando y estimulando estos reclamos.

La síntesis de esta política es la búsqueda de la formación de un gran movimiento nacional por la defensa y restitución de todos estos derechos incluyendo el respeto por la realización este año del Referendo Revocatorio. Un movimiento nacional en defensa de los derechos y garantías consagrados en la Constitución Nacional

2.- La reconstrucción del Proyecto Nacional y la puesta en pie de una nueva referencia política.

Al tiempo que sigue desarrollando su inserción y fortalecimiento nacional, Marea Socialista como parte del chavismo crítico y en el marco de su horizonte anticapitalista y socialista, trabaja en un proyecto transversal más amplio que rompa la falsa polarización que fuerzan las cúpulas del PSUV y la MUD.

El curso de adaptación al capital financiero internacional que sigue el gobierno Maduro, con un cínico lenguaje “bolivariano y chavista”, fuerza la necesidad de la reconstrucción del Proyecto Nacional de independencia, soberanía y justicia social. El proyecto antiimperialista y de ruptura con la dependencia a la dominación de las corporaciones.

Por otra parte. El otro gran desafío estratégico es la construcción de una nueva referencia política. Una alternativa que rompa con los vicios politiqueros de las cúpulas corruptas.

 Una referencia que apoyada en el debate y reconstrucción del proyecto nacional y latinoamericano, pueda poner en pie un instrumento político democrático, plural, irreverente, que devuelva la vitalidad y esperanza a un pueblo maltratado y hoy desesperanzado. 

Que pueda contener a los trabajadores, los jóvenes, las mujeres, los intelectuales que están a la espera de una voz que los convoque a la recuperación del sueño de la lucha por la emancipación.

19/07/2016

Carlos Carcione, es Coordinador del Equipo de Investigación de Marea Socialista (http://mareasocialista.com.ve/).


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