Más allá de que lo ocurrido este domingo en una popular discoteca de ambiente gay en Orlando, Florida, haya sido un autoatentado con víctimas reales o se trate de un simple montaje (fake) interpretado por actores de crisis (como el falso atentado de la maratón de Boston), sin duda alguna, gracias a la labor propagandística de los medios de comunicación de masas, la candidata del Partido Demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Hillary Clinton, se verá enormemente reforzada de cara a las próximas elecciones estadounidenses.
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Hillary Clinton no es sólo conocida por sus ardientes soflamas feministas, absolutamente misándricas, en las que, sin ningún rubor, achaca constantemente a la condición sexual masculina todos los males sufridos por la especie humana hasta la fecha; también, en los últimos años, ha manifestado todo su apoyo a las reivindicaciones del movimiento gay, muy al contrario que su rival del Partido Republicano, el multimillonario y excéntrico Donald Trump.
Por lo tanto, este atentado de bandera falsa [1], dirigido específicamente contra la comunidad gay, no sólo servirá para realzar la figura de Hillary ante los electores estadounidenses y la opinión pública internacional, sino que además servirá para hundir aún más a Trump, quien ha manifestado en repetidas ocasiones su oposición a las proclamas del movimiento homosexual.
Si alguien tenía alguna duda de que Hillary Clinton iba a convertirse "sí o sí" en la primera mujer que ocupase la presidencia de la mayor potencia militar que el mundo haya conocido jamás, y que nada podía ya revertir este proceso, lo acontecido este domingo en Orlando terminará por convencer a los más escépticos.
Desde hace tiempo, se buscaba que una mujer ocupara la jefatura de la presidencia de los EEUU con el fin dar una nueva vuelta de tuerca a las políticas feministas de explotación del varón, basadas últimamente en una estrategia de humillación y avergonzamiento de la condición masculina muy parecida a la que utilizara el Ku Klux Klan con la población de raza negra.
Gracias a la llegada de esta ferviente militante feminista a la Casa Blanca, ese deseo se hará por fin realidad.
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Lo cierto es que el plan diseñado por los cerebros de Washington para convertir a Hillary en presidenta estaba trazado con precisión milimétrica y no podía fallar: presentar como candidata a la mujer de un popular ex presidente de los Estados Unidos (Bill Clinton), poner como rival a un payaso (Donald Trump) y cometer un atentado que la victimizase ante los ojos de los electores.
Sólo faltaría que cuando éstos fueran a las urnas, las papeletas del Partido Republicano tuvieran también inscrito el nombre de Hillary Clinton en ellas.
Visto la brutal credulidad del telespectador promedio occidental, esta posibilidad no debería ser algo absolutamente descartable.
El tiroteo de Orlando, además de llevar a Hillary Clinton en volandas hacia la presidencia, servirá para cerrar en falso todo tipo de debate en torno a las próximas políticas de feminización y homosexualización social (destinadas a crear siervos dóciles y sumisos), pues todo aquel que se atreva a cuestionarlas podrá ser presentado como un aliado del integrismo y enemigo de occidente, sin tener que necesitar ningún tipo de argumentación racional para demontar sus críticas; una práctica inquisitorial totalmente necesaria para la supervivencia de una ideología acientífica y de carácter religioso como es el feminismo.
Así mismo, servirá para seguir justificando las aventuras guerristas de la OTAN en oriente medio durante unos cuantos meses más.
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Es importante señalar también lo revelado recientemente por la prestigiosa publicación digital Red Voltaire, según la cual, Hillary Clinton debería haber sido arrestada esta misma semana por los litigios legales que mantenía con el Departamente de Estado.
Tras los recientes sucesos, seguramente se corra un tupido velo en torno al tema.
Es muy probable que lo sucedido en Orlando sea utilizado también por otros países aliados como excusa para aumentar el grado de agresividad de sus políticas feministas.
Sin ir más lejos, Alberto Garzón, el encargado de liquidar la organización izquierdista española IU, y ahora en la filas de PODEMOS, no ha tardado en hacer unas declaraciones en las que relaciona el tiroteo de Orlando con ese fantasmagórico ente del heteropatriarcado con el que el fascio-feminismo internacional viene justificando en los últimos tiempos sus políticas de acoso al hombre heterosexual.
Notas:
[1] El hecho de que el Estado Islámico, organización creada y financiada por el Departamento de Defensa de los EEUU como demuestran las pruebasaportadas por diferentes fuentes, haya reivindicado el tiroteo de Orlando, es la prueba más evidente de que se trata de un autoatentado o atentado de bandera falsa.
Publicado por posesodegerasa