En una extensa entrevista con el diario vasco GARA, realizada vía cuestionario, el comandante jefe del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista también conocido como «Gabino», valora el paso dado el 30 de abril en Caracas con el anuncio del inicio de la fase pública de los diálogos con el Gobierno colombiano, aunque rechaza las condiciones impuestas por el presidente Juan Manuel Santos para conformar la mesa de conversaciones en Quito.
También hace una lectura crítica de los errores cometidos en esto más de 50 años de lucha armada y remarca que «estamos ante una excelente oportunidad, porque todos queremos la paz y estamos convencidos de que en torno a la paz se puede gestar la unión».
Nicolás Rodríguez Bautista, líder del ELN. (NAIZ)
«En cuanto a los desenfoques, el más severo ha ocurrido cuando hemos unilaterizado la lucha armada como medio de llegar al poder, al tiempo que hemos subestimado el resto de luchas del pueblo»
«Nosotros hemos pedido perdón en diferentes momentos por errores cometidos y mantenemos esa disposición. Si todos reconocemos, se van a cerrar muchas heridas abiertas»
«Somos una fuerza nacional enraizada en importantes sectores populares, en donde somos invisibles para nuestros adversarios»
«Nunca nos arrepentimos de ser guerrilleros o revolucionarios, aunque sí somos muy autocríticos por fallas y errores que hemos cometido»
¿Qué es ser eleno? ¿Qué les llevó a ingresar y militar en el ELN y no en cualquier otro de los múltiples movimientos insurgentes que ha habido en Colombia?
Es estar movido a la lucha por sentimientos de amor por la humanidad sobre todo por la desposeída, marginada y oprimida. Es quien construye los valores revolucionarios sobre los valores humanos o humanistas; es quien va hasta las últimas consecuencias por sus objetivos de democracia, libertad e independencia, es quien ama la paz, el que tiene sueños, esperanzas y alimenta su espíritu de ideales. Podemos poner algunos ejemplos: Manuel Pérez Martínez, Luis José Solano Sepúlveda, Manuel Vásquez Castaño, Omaira Montoya, la negra Yesenia y unaincontable lista, que no cabe en unas cuartillas.
En mi caso y como fundador del Ejército de Liberación Nacional he ayudado a construir esta fuerza guerrillera, teniendo la oportunidad de compartir con hombres y mujeres de organizaciones hermanas, como las FARC, el EPL, el M19 y con otras fuerzas menores, y he encontrado en todas ellas, desarrollos y valores en los que se han dado importantes identidades; al lado también de diferencias, de todas ellas el ELN se ha nutrido, ha aprendido y se ha cualificado, actuando hacia ellas con respeto, fraternidad y solidaridad revolucionaria, sin desconocer que como humanos somos imperfectos y cometemos errores, pero ha primado siempre lo positivo.
¿Cómo vivieron el 30 de marzo en Caracas?
El 30 de marzo se hizo el anuncio que el gobierno colombiano y el ELN iniciamos una fase pública de diálogos. Aunque la mayoría de los hombres y mujeres del ELN no hayamos estado en Caracas, vivimos ese momento con mucha alegría, porque fue ver cristalizados en la realidad, unos grandes esfuerzos, que construyeron paso a paso cada punto de una agenda, que nos interpreta a toda la militancia, y estamos convencidos que satisface a los millones de excluidos de la sociedad colombiana.
Tenemos conciencia que éste es sólo un paso importante, porque visibiliza los esfuerzos por la paz, al que ahora hay que sumarle los esfuerzos de millones de hombres y mujeres del pueblo, de la clase media y de algunos sectores pudientes, que estamos convencidos que quieren una paz que signifique justicia y equidad social, democracia y soberanía.
El proceso de diálogo tendrá cinco sedes. ¿Por qué tantas?
Es un asunto práctico, porque todos esos países han jugado un importante papel en estos más de dos años de diálogos discretos y al pasar a la fase pública su aporte es una continuidad; es reconocerles sus esfuerzos, para que todos ellos sigan aportando al proceso de paz.
Nosotros tenemos claro que el proceso de paz de Colombia es parte de la lucha de los países y pueblos del continente por la paz, eso debe plasmarse en hechos concretos. En el caso particular de Venezuela, nadie puede desconocer, que se la ha jugado desde los tiempos del Presidente Chávez y ahora con el presidente Maduro, por la paz de Colombia.
El presidente Juan Manuel Santos ha condicionado la instalación de la mesa en Quito a la entrega por parte del ELN de todas las personas retenidas. ¿Qué postura tiene el ELN al respecto?
Cada una de las partes tenemos muchos motivos para poner condicionantes, pero hacerlo es ir en contra del proceso de paz, por ello nunca hemos puesto requisitos a lo largo del proceso, esperamos que el gobierno entienda que eso sólo produce trancas en el proceso y que si nos pusimos de acuerdo en una Agenda, lo sensato es asumirla tal como está acordada.
Queremos que llegue la paz para que se acaben todas aquellas actividades producto de la guerra y que a todos nos generan dolores. ¿Qué tal que colocáramos como condición para continuar los diálogos, que liberaran los guerrilleros que están en las cárceles en condiciones infrahumanas y muriendo por falta de atención médica del Estado?
La primera aparición en público del ELN tuvo lugar el 7 de enero de 1965 con la toma de Simacota. ¿Cómo han evolucionado desde entonces la guerrilla y la propia sociedad colombiana?
Eso hace más de medio siglo, el país y el mundo eran otros, el ELN apenas nacía cargado de esperanzas y convicciones, más que con recursos materiales, hoy es una fuerza revolucionaria insurgente madura, con una enorme riqueza que nos da la experiencia vivida.
Hoy el ELN es un patrimonio de las luchas de resistencia de los pueblos, contra la tiranía de las oligarquías criollas y frente a la explotación imperialista.
Somos una fuerza nacional enraizada en importantes sectores populares, en donde somos invisibles para nuestros adversarios; el respaldo de esas masas populares son el secreto para que con muy escasos recursos materiales nos hayamos mantenido y desarrollado, combatiendo y resistiendo a la maquinaria militar más poderosa del planeta; todo se lo debemos a este pueblo heróico, trabajador y bondadoso, que nos ha acogido en su seno como sus propios hijos e hijas; sin ello hubiese sido imposible resistir y desarrollarnos.
Las causas por las que nos levantamos en armas haciendo uso del derecho a la rebelión, se han acrecentado, hay más pobreza en medio de mayores riquezas, hay más exclusión y se han seguido refinando los métodos de represión; apareció el narcotráfico que carcomió las instituciones oficiales y dañó de manera grave a la sociedad; también nació el paramilitarismo, como arma poderosa del terrorismo del Estado.
Hay más dirigentes populares, lideres sociales y defensores de derechos humanos asesinados, hay más de 7 millones de desplazados y millones de exiliados. Todo ello ha generado una crisis social y humanitaria de incalculables proporciones, que es indispensable superar, por lo que es uno de los objetivos del ELN.
En su V Congreso, el ELN resaltó «la urgencia de la unidad popular y de los revolucionarios». En una entrevista, usted reconocía que «solo en unión» pueden aspirar a ser alternativa. «Solo en unión» pueden aspirar a ser alternativa. ¿Qué desafíos y divisiones históricas debe superar la izquierda para convertirse en una verdadera alternativa de poder?
Los desarrollos en las luchas y la correlación de fuerzas hacen que hoy los pueblos, las naciones y sus organizaciones generen proceso de unidad, de unión y coordinación, para que el triunfo popular sea posible, hoy nadie asciende por sí solo.
Hemos insistido que estamos ante una excelente oportunidad, porque todos queremos la paz y la Agenda pactada con el Gobierno tiene como elemento principal la participación de la sociedad. Estamos convencidos que en torno a la paz se puede gestar la unión, «la unidad por la base», como nos lo enseñó el sacerdote guerrillero Camilo Torres.
Consideramos que ese es el reto para avanzar y lo lograremos. La participación de la sociedad es un logro de las masas, porque son ellas las que se han peleado ese objetivo, nosotros sencillamente lo hemos entendido.
Se han cumplido 15 años del Plan Colombia. ¿Qué impacto ha tenido en las insurgencias y en términos generales en los movimientos de izquierda? ¿Ve superada esta etapa?
El Plan Colombia fue otro esfuerzo de la clase dominante colombiana y del Pentágono, para doblegar militarmente a la insurgencia, sin duda causó daño a la insurgencia porque fue un salto militar y tecnológico sin precedentes, sin embargo si lo evaluamos en su objetivo de aniquilar
las guerrillas, pues fue un fracaso porque no logró ese objetivo. Lo que si logró su aplicación fue en una terrible violación de los derechos humanos, porque buena parte de las acciones dentro de ese Plan se encaminaron contra la población.
Dentro de ese Plan, el entonces presidente Uribe (2002-2010) levantó la tesis que la gente de la izquierda legal eran «idiotas útiles del terrorismo» y con esta justificación perpetraron cientos de miles de asesinatos, desapariciones, encarcelamientos, exiliados y desplazados; esto todavía no termina y ahora sigue el Plan Colombia versión 2.0.
Aun así, el movimiento de masas se ha robustecido, para seguir luchando y reclamando sus derechos. No hay dudas que si los problemas sociales se tratan con medidas represivas, todo fracasa.
El pretexto para iniciar el Plan Colombia fue combatir el narcotráfico, las estadísticas oficiales reconocen que los cultivos ilícitos se han duplicado en el país. Las grandes empresas fabricantes de armas de guerra y del herbicida Glifosato, se llenan los bolsillos con la sangre de inocentes y el sacrificio de los humildes.
El narcotráfico se fortalece porque genera altísimas tasas de ganancia para las empresas transnacionales y porque es la principal fuente de financiación del Terrorismo de Estado.
El ELN afirma que la apertura de la fase pública de las conversaciones es una «posibilidad histórica». ¿Qué factores hacen a este momento y proceso diferentes a anteriores diálogos?
Desde que iniciamos diálogos para buscar la paz hace 25 años, entendimos que la paz se alcanza si las grandes mayorías de la sociedad, que han sido excluidas del poder, negados sus derechos y sometidas a la explotación, la opresión y la represión, participan de manera protagónica en la búsqueda de la paz; esta posibilidad se concreta ahora cuando se abra la Mesa pública. La clase en el poder no regala nada, hay que luchar por lo que se quiere; esa participación que ahora es posible no se dio antes y eso marca la diferencia histórica.
Ustedes sostienen que una de «las graves debilidades de este proceso es que solo una parte de la minoría gobernante está a favor» y que la otra, encabezada por el expresidente Uribe, está en contra. ¿Cómo se puede revertir esta realidad? ¿Es posible una paz estable y duradera sin el apoyo del Uribismo y del amplio espectro social que representa?
Es en el mismo proceso que se irán decantando las cosas, ahora es difícil predecirlo, aspiramos a que las mayorías de la sociedad se vinculen al proceso e inclinen la balanza del lado de la paz, este es el reto. La guerra en Colombia la ha impuesto la oligarquía y es el pueblo movilizado quien construirá la paz, con el concurso de la comunidad internacional.
El Gobierno se opone a la convocatoria de una Asamblea Constituyente como mecanismo de refrendación. Para las FARC y movimientos populares esa es la única vía para dotar a los acuerdos de fuerza normativa y jurídica. ¿Es realmente un escollo insalvable para la refrendación?
Nosotros hemos planteado que se requiere un proceso constituyente, pero debemos repetir que tal refrendación de los acuerdos debe pasar por lo que las mayorías consideren; que se haga su voluntad es lo que ratificamos y nosotros nos sumamos a ello.
Entre los dirigentes históricos del ELN están el cura Camilo Torres y Manuel Pérez. El ELN ha mantenido desde su nacimiento una estrecha vinculación con sectores de la Iglesia. Cabe destacar, por ejemplo, el impacto social que tuvo el movimiento de sacerdotes, al que también se sumaron monjas, denominado «Golconda».
Desde esa vinculación cristiana, ¿cómo valora el papel que está jugando el Papa Francisco en Latinoamérica y su expreso respaldo a los procesos de diálogo en Colombia?
Se calcula que más del 90% de la población colombiana es cristiana, el ELN desde su nacimiento es parte de esa realidad y la valoramos positivamente. Respetamos las creencias y la libertad de cultos, esa es una realidad enriquecedora.
Por esto varios sacerdotes que ven en el evangelio una poderosa razón de amor al prójimo se vincularon al ELN, como Camilo Torres, Manuel Pérez, Domingo Laín, Jose Antonio Jiménez Comín, todos ellos españoles; más Diego Cristobal Uribe, Bernardo López Arroyave, José María Becerra y otros sacerdotes y monjas, que por ahora no es conveniente mencionar.
En el movimiento de masas también hay destacados pastores de las iglesias cristianas que son luchadores populares, quienes dentro de sus convicciones cristianas reivindican la Teología de la Liberación. Sin duda las iglesias en Colombia tienen mucho que aportar a la lucha por la paz, nosotros tenemos esa expectativa.
El papa Francisco ha mostrado su disposición de aportar en la paz de Colombia, de América Latina y el Caribe, es bienvenido su esfuerzo, su presencia y su aporte. No tenemos duda que hay un nuevo lenguaje desde el papa Francisco, que cuestiona elementos perversos del sistema capitalista y estimula la búsqueda de los derechos y la necesidad de que los pueblos encuentren el camino hacia la justicia y la paz; esto planteado por el Papa es muy importante para los cristianos, las iglesias y toda la humanidad.
¿Qué representan para el ELN las figuras de Camilo Torres y Manuel Pérez?
Ellos son símbolos de lucha para el ELN, son nuestros maestros de quienes seguimos aprendiendo y caminan con nosotros en la lucha revolucionaria.
Pero ellos van mas allá, el caso de Camilo es un dirigente popular en Colombia y un precursor de la Teología de la Liberación, que ligó al movimiento cristiano con la lucha popular por profundos cambios sociales, Camilo es entonces un símbolo del pueblo colombiano y latinoamericano.
Manuel es un símbolo de luchador internacionalista, que como dice la canción hizo su patria, en el sitio donde luchó y murió. Es otro testimonio de cristiano auténtico, que sacrificó su vida por la redención de los pobres y supo ganarse la autoridad en el ELN desde la humildad, la sencillez y la consecuencia política.
¿Cómo valora la postura actual de EEUU frente a los procesos de paz y el hecho de que Kerry se reuniera en La Habana con la delegación de las FARC?
El Gobierno estadounidense es genuino representante del imperialismo norteamericano, quien quiere aparecer como adalid de la paz mientras hace la guerra, eso es visible en nuestra América; donde su actual ofensiva la concentra para desestabilizar los procesos democráticos y revolucionarios; a la par que en Colombia desarrolla sus bases militares, para intervenir en el vecindario y con sus instructores militares sigue conduciendo la guerra.
Los compañeros de las FARC son soberanos en avanzar en su proceso, con las características que ellos consideren, nosotros somos respetuosos de su camino.
El ELN sostiene que está dispuesto a reconocer todos los hechos ocurridos en el contexto del conflicto. ¿Cómo afrontan los problemas éticos que genera la lucha armada?
El alzamiento armado fue el único recurso que encontraron amplios sectores del pueblo colombiano para resistir y hasta hoy mantiene su validez; porque las condiciones que lo motivaron, se han acrecentado, por ello siguen existiendo las fuerzas guerrilleras. Y en más de medio siglo de lucha se cometen fallas y errores.
Nunca nos arrepentiremos de ser guerrilleros o revolucionarios, aunque sí somos autocríticos por fallas y errores que hemos cometido. Desde antes, hemos reconocido públicamente y pedido perdón por errores cometidos, porque la gente afectada en este complejo conflicto tiene derecho a conocer la verdad, a ser reparada. El ELN es categórico en afirmar, que la ética determina la política, aún en el desarrollo de la guerra.
Una de las reflexiones del V Congreso fue la situación de «aislamiento político» generada tras el fracaso de las conversaciones del Caguán (1999-2002), en parte por «errorres y desenfoques en el accionar militar».
¿A qué «desenfoques» se refiere? ¿Ven superados «los errores políticos» que llevaron al aislamiento político de los movimientos insurgentes?
Uno de los errores más comunes de la insurgencia ha sido afectar capas medias de la sociedad y el otro es cuando ha habido excesos en el uso de la fuerza. Y en cuanto a los desenfoques, el más severo ha ocurrido cuando hemos unilateralizado la lucha armada como medio de llegar al poder, al tiempo que subestimamos el resto de luchas del pueblo.
La desviación vanguardista llevó a la guerrilla a creer que podía ejercer el poder arbitrariamente, cuando lo que se debe es facilitar las condiciones, para que sea el pueblo quien ejerza el poder directamente.
El enfrentamiento militar fratricida entre las guerrillas deja secuelas tan graves, que lo constituyen en el peor error de todos los cometidos. Lenin decía que reconocer los errores, es el 90 por ciento de su superación.
¿Qué les dirían a los colombianos que se sienten víctimas de las acciones de la guerrilla?
Que estamos convencidos que es indispensable en el proceso de paz alcanzar la verdad, la justicia, la reparación, la memoria y el perdón, este es un punto muy importante en la Agenda pactada entre el ELN y el gobierno. Nosotros hemos pedido perdón en diferentes momentos por errores cometidos y mantenemos esa disposición. Es indispensable que el régimen dominante -que según las estadísticas es quien más víctimas ha producido en el conflicto-, también lo haga y con mucha fuerza; si todos reconocemos, se van a cerrar muchas heridas abiertas.
¿Cómo es el tránsito mental de guerrillero a negociador, de la selva a la mesa?
En los casos de Antonio García y Pablo Beltran, no es una nueva experiencia, fueron negociadores en procesos anteriores; para otros compañeros es una nueva experiencia, un aprendizaje importante en su vida revolucionaria. La vida es una escuela permanente, así lo hemos entendido.
¿El mensaje revolucionario sigue llegando a las capas más jóvenes y alejadas del conflicto? Para muchos ha quedado un tanto obsoleta la retórica revolucionaria…
En estos tiempos de guerras llamadas de cuarta generación, los grandes medios de información juegan un importante papel y sin duda causan un impacto muy fuerte y hacen daño. En Colombia son nuestros adversarios los que informan, hacen análisis y sacan conclusiones sobre quienes son, como actúan, y como piensan los insurgentes, de manera que mucha información es en realidad contra información. Es la visión de nuestro adversario la que le entrega una opinión distorsionada de nosotros.
Si alguien opina diferente al establecimiento, con posturas criticas, se le señala de guerrillero o por lo menos de colaborador de la insurgencia y eso es ponerse una lápida en la espalda o ir al exilio.
Es en este contexto que aparece la matriz de opinión, que dice que la revolución «está pasada de moda».
Cuando lo que es vigente hoy es buscar cambios profundos, para hallar alternativas a un sistema capitalista que depreda al planeta y a sus habitantes.
Hacemos un llamado a la juventud para que no se deje manipular con publicidad y acciones adormecedoras de la sociedad de consumo. La juventud es el futuro y para que su acción nutra a las grandes mayorías de la humanidad, su lucha debe ser imparable, crítica, activa, revolucionaria.
El presidente Juan Manuel Santos ha instado en numerosas ocasiones a los colombianos a no tenerle miedo a la paz, asegurando que «el miedo nos encadena al pasado». ¿Comparten esta reflexión? ¿Por qué es más fácil hacer la guerra que la paz?
Estamos de acuerdo con esa reflexión del presidente. Hay sectores poderosos que se han beneficiado y se benefician de la guerra, es una poderosa burocracia que mira la guerra desde confortables oficinas y se benefician de jugosas comisiones y negociados, ellos ni siquiera conocen las regiones ni las llamadas zonas de orden público, allí está solo la carne de cañón. Esa burocracia hace parte de la clase alta y se enriquece con la guerra, esos no quieren la paz.
Nunca hemos deseado la guerra, sólo que nos tocó aceptarla cuando nos la impusieron desde arriba, para poder resistir y luchar, por eso hemos hecho esfuerzos desde hace muchos años y puesto muertos en aras de la paz, que siempre es bienvenida.
El tercer punto de la agenda es el de «transformaciones para la paz». ¿Qué tipo de transformaciones plantea el ELN?
El ELN ha tenido claro desde su nacimiento que Colombia necesita cambios profundos en sus estructuras económicas y políticas, así lo hemos sustentado públicamente. Se requiere un sistema que ponga al centro a los seres humanos y al planeta, seriamente afectados por la voracidad incontenible de la minoría en el poder.
También tenemos claro que una cosa son las necesidades acuciantes de la humanidad, y otra la correlación de fuerzas necesaria para producir esos cambios. Han sido los pueblos quienes producen los cambios, los revolucionarios ayudamos en ello y esa es nuestra labor y compromiso.
En correspondencia con lo anterior, hemos sido enfáticos en la urgencia que las masas participen de manera protagónica en la solución política; por esto el tercer punto de la Agenda se dedica a las transformaciones para la paz. En él la gente dirá qué cosas quieren que cambie, para tener una nueva Colombia.
¿Qué factores siguen propiciando la existencia del fenómeno paramilitar?
Iniciando la década del 60 del pasado siglo, el general Yarborough de las Fuerzas Especiales de EEUU visitó Colombia para enseñarle a la cúpula militar, como era indispensable organizar grupos de civiles terroristas de extrema derecha, para enfrentar con éxito la amenaza revolucionaria. Ese fue el origen paramilitar en Colombia.
A la oligarquía no le fue difícil asimilar la lección imperialista, porque desde 1942 habían creado grupos de civiles matones, para asesinar a los líderes liberales de izquierda, seguidores del Gaitán, a quien mataron en 1948.
Hoy, después de más de 70 años de esas prácticas ilegales desde el poder, donde la política lleva implícito el uso de las armas para eliminar al contradictor político, la actual clase gobernante en el poder sigue aplicando muy bien esas prácticas. Con las bandas paramilitares siguen asesinado lideres de izquierda, dirigentes que reclaman su tierra y a quienes piensen diferente al establecimiento, ya no producen masacres por el impacto que causan, los asesinatos son selectivos, pero la cantidad de víctimas se acrecienta. De igual manera desaparecen a estos líderes y hay amenazas generalizadas.
¿Cómo valoran los avances logrados en la mesa con las FARC?
Son avances importantes y de ellos aprendemos. Somos dos fuerzas insurgentes históricas y la vida nos ha colocado a caminar juntas emulando y aprendiendo la una de la otra. En aquello que el proceso de paz nos acerque, hay que coordinar y plantearnos acciones comunes y en aquello que nos diferencia nos respetaremos; ambas organizaciones guerrilleras hemos resaltado la urgencia de la unidad y ello siempre está presente y es indispensable para avanzar.
Resumen Latinoamericano