Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

Releyendo a “Nino” Gramsci, en la interpretación de Néstor Kohan.


El intelectual marxista Néstor Kohan, que reinterpreta a Gramsci en su concepto de "batalla cultural". 

Como un vampiro cruel e insaciable, el capitalismo de nuestros días continúa succionando la sangre y exprimiendo la vida de todos los pueblos del mundo. 

Aparentemente, no hay frontera que lo detenga. El llamado “nuevo orden mundial” no hace más que potenciar el expansionismo del colonialismo y el imperialismo. Se globalizan los mercados, los capitales y los medios de comunicación. 

El poder de los empresarios y las corporaciones adquiere escala planetaria.

Esa fuerza arrolladora sólo se torna posible por la imposición a autoritaria de un modelo único de vida, lo que conlleva también a un “pensamiento único”. 

Bajo la falsa retórica de “la libertad” y “la sociedad abierta” el mundo padece una dominación cultural sin antecedentes en la historia. Esta dominación cultural se ejerce a través de dos modalidades complementarias. 

Una fabricación industrial –y casi “taylorista- del consenso a favor del sistema que te explota y domina y una permanente guerra ideológica –que acompaña las guerras militares, los bombardeos, los escarmientos y las invasiones- contra los pueblos, los trabajadores y todos los oprimidos y oprimidas del mundo. 

La cultura autoritaria de los poderosos ahoga cualquier disidencia radical. Ni el Imperio Romano en su apogeo pudo lograr un poder similar.

Pero si lo poderes provenientes del dinero y el mercado se globalizaron, también se mundializaron las resistencias. 

En este nuevo contexto del capitalismo la cultura se ha convertido en un espacio privilegiado del conflicto político, de las contradicciones sociales, de la dominación, de la dominación, las resistencias y las luchas de clases.

Esta es la principal razón por la cual emerge ante los disidentes del “nuevo orden mundial” capitalista la necesidad de un pensamiento alternativo que ubique en la batalla de las ideas el eje de la disputa.

Uno de los principales teóricos de ese pensamiento alternativo y transgresor del “orden” es, precisamente, Antonio Gramsci, cuya obra tiene mucho que aportar al mundo contemporáneo.

Algunos curiosamente se preguntarán, pero ¿quién es Gramsci?:

Antonio Gramsci [1891-1937] es un revolucionario italiano cuyo pensamiento se ha tornado célebre en el ámbito mundial. 

Constituye uno de esos “imprescindibles” de los que hablaba Bertolt Brecht.

De origen humilde –comienza a trabajar a los once años- nace en Cerdeña, una de las zonas más atrasadas y marginales del sur de Italia.

Desde muy joven, “Nino” (su sobrenombre con el que lo apodaba su familia) comienza a leer el diario socialista Avanti [Adelante] que su hermano Gennaro le envía desde Turín, aunque su primera visión ideológica fue el regionalismo de Cerdeña. 

Más tarde, en 1911, gana una beca de estudio y se traslada a Turín, el centro moderno, urbano, cosmopolita e industrial del norte de Italia, sede de la empresa automotriz FIAT. Allí, militando ya en el Partido Socialista Italiano (PSI), supera su regionalismo y estrecha filas junto a los trabajadores automotrices.

Saludando la revolución rusa de 1917 publicará en la edición nacional de Avanti (24/11/1917): “La revolución contra El Capital”, un texto clave en su formación teórica juvenil, donde defiende a los bolcheviques desde un ángulo totalmente polémico con el evolucionismo (algo así como “la mano invisible de la historia”) oficial de los principales intelectuales de la Internacional Socialista (principalmente Karl Kautsky y Jorge Plejánov). 

El joven Gramsci de este período –ya por entonces profundo admirador de la figura de Lenin- insiste, una y otra vez, en defender un punto de vista del socialismo marxista desde una perspectiva radical donde la batalla cultural se torna decisiva en la lucha de clase y el consiguiente desarrollo de la sociedad. 

Esa idea, aunque modificada, no lo abandonará en toda su vida.Poco tiempo después, junto a un círculo de intelectuales militantes –Tasca, Terracini y Togliatti- funda L’Ordine Nuovo [El orden nuevo], órgano teórico de los consejos obreros (algo parecido a los soviets, pero italianos). 

Estas instituciones proletarias construían su poder contra las patronales burguesas mientras desafiaban, al mismo tiempo, el reformismo de los sindicatos tradicionales y la moderación del Partido Socialista.

Publicado por daniel chiarenza

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