PERCY ALVARADO – Tras conocerse el viaje del presidente estadounidense a Cuba, el núcleo de los enemigos más acérrimos a la recomposición de las relaciones entre los dos países se movilizó rápidamente, creando un staff para centralizar la coordinación con los “líderes” de la contrarrevolución interna más comprometidos con ellos, para ejecutar las acciones provocadoras a realizarse en el contexto de dicha visita.
Trascendió que ese staff lo integran Lincoln Díaz-Balart, el alcalde de Miami-Dade, Carlos Giménez; los congresistas de origen cubano Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart; el directivo de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), José Francisco “Pepe” Hernández Calvo; el activo de la CIA Orlando Gutiérrez Boronat y Ángel Cuadras, de la Asamblea de la Resistencia.
Asimismo, se suman a este staff un grupo de connotados terroristas, entre los que sobresalen los cabecillas del Presidio Político Histórico y de la Casa del Preso, Felipe Alonso y Rodolfo Rodríguez San Román, respectivamente; Ramón Saúl Sánchez Rizo, cabecilla del Movimiento Democracia; así como los famosos criminales como Santiago Álvarez Fernández Magriñá, Guillermo Novo Sampoll y Manuel René Alzugaray Pérez –todos vinculados al afamado terrorista Luis Posada Carriles–.
Durante el transcurso del mes de febrero pasado y lo que va del mes de marzo, dicho staff ha mostrado una inusual actividad, realizando varias reuniones con cabecillas de la contrarrevolución interna –financiados por ellos– como son los casos de Antonio Rodiles, Berta Soler, Antúnez, Rolando Rodríguez Lobaina y Guillermo Fariñas, entre otros. Todos ellos se trasladaron a Miami para recibir las debidas instrucciones, siendo costeados sus boletos de avión y sus gastos de estancia por los dirigentes de este operativo conspirador.
El objetivo fundamental de esta conspiración consiste en comprometer a los líderes contrarrevolucionarios para incrementar provocaciones públicas, mostrando un comportamiento más agresivo, buscando una intensificación de las campañas mediáticas en el contexto de la visita de Obama, aprovechando la presencia de numerosos medios de prensa para dar cobertura al paso de Obama por Cuba.
El staff mencionado muestra mayores expectativas en Berta Soler, principal cabecilla del grupúsculo Damas de Blanco y apoyada por los mercenarios Ángel Moya –su esposo– y por Antonio Rodiles, a quien han orientado generar disturbios en la vía pública durante sus habituales provocaciones dominicales en el barrio de Miramar.
Dentro de los planes concebidos por el staff de Miami se busca una mayor visibilidad mediática mediante la realización de otras acciones provocadoras, dentro de las cuales han concebido una manifestación en el Malecón habanero, frente a la embajada norteamericana, con vistas a generar una alteración del orden público y colapsar el tráfico vehicular. Asimismo, han previsto la realización de actos individuales o con grupos reducidos –en momentos simultáneos – con vistas a dificultar su detección y rápida respuesta del pueblo y de las autoridades.
Este mismo staff de terroristas trabaja también discretamente en el diseño de acciones violentas dentro de Cuba –entiéndase sabotajes contra objetivos económicos y sociales–, y, para ello, presionan directamente a los contrarrevolucionarios Antúnez, Hugo Prieto Blanco y José Díaz Silva, con vistas a movilizar para estos fines a las supuestas “decenas de hombres” que los mismos dicen ser capaces de movilizar en cualquier momento. Para ello exigen una buena remuneración los aludidos potenciales terroristas.
Una vez más, gozando de total impunidad, la derecha radical anticubana asentada en La Florida, evidencia que sigue atrapada por la historia. Cegada por su odio visceral e intolerancia insiste en apostar por el discurso y acciones violentas contra Cuba, oponiéndose tajantemente a la nueva política de Obama, al que han llegado a calificar como “traidor”.