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Entrevista a Camila Cienfuegos de la delegación de paz de las FARC


La Habana me saludó con un bello sol y la brisa del mar. Los amables cubanos me dijeron que los días estaban frescos, pero sentí calor, aunque me pareció el clima ideal. El trabajo me llevaba a La Habana, y no solo el prelanzamiento de la Federación Internacional de Prensa de los Pueblos FIPU, sino para conocer de cerca el proceso de paz entre la guerrilla de las FARC y el gobierno Colombiano.

En el Hotel, al entrar en contacto con los miembros de la Delegación de Paz de las FARC responsables de interactuar con la prensa, me llamó la atención la figura de la guerrillera que se dirigía a hablarnos. Delgada, su piel de un canela tenue, muy bonita y delicada. Sinceramente no la puedo imaginar en medio de la guerra. Es realmente una persona cálida, alegre, sincera, radiante, tierna.

En esa primera conversación hablamos de las entrevistas que haría. Al principio quería entrevistar a una mujer. Antes de llegar allá pensé en las mujeres que recién entraban a conformar la Delegación de Paz por el hecho de que recientemente habían arribado a la Isla y tenían aún la expectativa de su trabajo allí y sobretodo la noción de los guerrilleros y guerrilleras que están en la selva colombiana.

Pero ;por el impacto que ella había causado en mi en pocos minutos le respondí “Quiero entrevistar a una mujer” no lo dije directamente, pero supongo que ella, que es muy perspicaz, entendió mis intenciones. Sería a la Comandante Camila Cienfuegos a quien entrevistaría.

¿Quién es Camila? Como te definirías a ti misma.

Camila: A Veces es tan difícil definirse uno mismo. Camila es una mujer revolucionaria que sueña con un país distinto al que nos ha tocado vivir a estas generaciones de violencia.

Hago parte de los diálogos de paz en La Habana, buscando una solución política al grave conflicto social y armado que vive Colombia.

¿Cómo es tu historia Camila, tu niñez?

Camila: Mi niñez. Fue una niñez muy tranquila, muy feliz, soy del medio de varios hermanos, soy una de las menores.

Hace muchos años no los veo porque decidí seguir mi vida revolucionaria, y para ser revolucionario hay que dividir, entre ser revolucionario o separarte de la familia, porque ambas cosas no se pueden llevar paralelamente.;

De mis años de niñez tengo muy gratos recuerdos, junto a mis padres, junto a mis amigos, mis primos. Fuimos una familia muy unida y, a pesar de que están muy lejos, sé que mi familia sigue siendo muy unida.

Bueno, se oye una familia muy feliz, un ambiente espectacular ¿Qué hace que tomes la decisión de la lucha revolucionaria?

Camila: Hay momentos en la vida de hombres y mujeres que hay que hacer rupturas y definir qué quiere hacer en la vida, y hay momentos que esa ruptura impacta algo. Era el año 94 y ya se sentía desde el 92, 93 una presión muy fuerte en el Valle del Cauca que fue el apogeo del narcotráfico, y uno empieza a escuchar cosas de la violencia sistemática, también la falta de oportunidades. Y cuando a uno le toca hacerse casi a pulso y ver que tus derechos son vulnerados a pesar de que eres muy joven, pues eso hace que tú vayas tomando decisiones y hace que valla creciendo una rebeldía dentro de ti.

En esa época en mi colegio, yo estudiaba en un colegio público, primero estudiaba en un colegio de monjas y luego pasé a un colegio público, y en ese colegio público se peleaba todos los días para que tuviéramos el horario que correspondía como estudiantes, los profesores vivían el paro porque no les pagaban, íbamos a marchas, íbamos a protestas y la policía nos agredía y agredía a mis profesores.

Entonces cuando tú estás reclamando tus derechos y sos agredido, pues eso hace que a uno le vaya creciendo esa necesidad de reclamar esos derechos y eso fue lo que en gran parte hizo que me fuera para las FARC.

Bueno Camila, ingresas a las FARC, todo normal, pero hay unos mitos, una propaganda negativa sobre la vida de las mujeres en la guerrilla ¿Cómo es la vida? ¿De verdad ustedes son golpeadas, violadas, atropelladas dentro de las filas guerrilleras?

Camila: En las filas guerrilleras hay una juridicidad guerrillera que es el reglamento, tanto para hombres como para mujeres es igual y hay unas normas y unos estatutos de régimen disciplinario y de normas internas que rigen ciertos puntos y cierta normatividad.

Esa normatividad refleja o esclarece unos puntos específicos en los que habla del maltrato. O sea, allá ningún compañero ni ninguna compañera se puede golpear, ni siquiera se pueden decir groserías porque hay un inciso que dice que las palabras soeces de compañeros hacia compañeras, o de mandos hacia subalternos o subalternos hacia mandos debe ser sancionado. Hay formas de parar esa violencia. Los medios de comunicación han querido deslegitimar esa verdad.

¿Cómo es la vida de una mujer dentro de las filas guerrilleras?

Camila: Muy distinta, quizás por el contorno de lo que se vive, a la vida de una mujer en la civil. Distinta porque de uno u otra manera estamos armadas, no establecemos los roles de la vida civil que las mujeres tienen que estar en la cocina o en la casa lavando, planchando, las que estén cansadas, e incluso las niñas desde muy temprana edad ya hay uno roles establecidos.

La que no tiene para educarse le toca el rol de mujer en la cocina, el rol de que no hay alternativa sino eso: crecer y ser ama de casa. En la guerrilla ese rol cambia. Porque hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, y no solo en igualdad de condiciones, sino en estos roles establecidos.

Allá tanto rancha (cocinar) un hombre como rancha una mujer. Entonces eso es un listado y todos pasan por ese listado. Entonces hoy le toca, por decir, a Victoria, mañana le tocará a Lucas, pasado mañana a Matías, y así sucesivamente. Allá no es que solo las mujeres hacen determinadas cosas que son para mujeres y hombres hacen cosas que son para hombres.

Allá tanto hombres como mujeres se preparan para el combate, para la política, dan cursos de odontología, de enfermería, los cuales uno nunca hubiera podido tener afuera en esas condiciones. Porque cuando tú no tienes una capacitación no encuentras trabajo. Y lo otro, si no tienes unos recursos para entrar a una universidad, si quiera a hacer una carrera básica, pues nunca vas a poder realizar tus sueños y prepararte para el futuro.

En las FARC, pese a las condiciones en que vivimos que son constantes de guerra, hay una obligación de que el guerrillero y la guerrillera se tienen que preparar en todos los terrenos.

Y cuando hablamos de ese guerrillero integral, esa integralidad hace parte de esa formación constante de hombres y mujeres para forjar un futuro mejor, para una sociedad en donde todas sus necesidades básicas son vulneradas, y son cada día más violentadas.

Las FARC es un partido político pero también es un ejército ¿Las mujeres tienen acceso en igualdad de oportunidades de poder ser comandantes, tener un nivel de dirección?

Camila: El reglamento es muy claro y dice que para ser comandante se debe tener requisitos. Se requiere que usted lleve dos años en filas sea hombre o sea mujer, de haber mostrado buena conducta, de haber mostrado interés, haberse desempeñado en distintas actividades, demostrar que usted se capacita porque allá capacitarse es una obligación, cada guerrillero debe cargar un libro dentro del equipo, es obligación leerlo y dar un resumen.

Entonces para ser comandante hay que llenar requisitos. Y, claro, hay hombres y mujeres en la comandancia. De hecho la mayoría de los que estamos acá somos comandantes, en mi caso yo soy comandante.

Nos comentabas que había unas normas que impedían que las guerrilleras fueran violentadas ¿Qué dicen estos reglamentos a cerca de la población civil en el área de influencia?

Son iguales. O sea, cuando le hablo de la normatividad guerrillera, de la juricidad guerrillera, esa juricidad guerrillera estipula que no hay maltrato. Por ejemplo, hay uno que es muy básico que habla de respetar y hacer respetar los bienes de la población civil y cuidarlos. Entonces a qué se refiere. Si uno llega a la casa de un civil tú no puedes llegar a violentarlo a decirle ‘Compañero, como yo soy guerrillero yo vengo a quedarme acá’.;

Tenemos que pedir permiso hasta para tomar el agua de la llave o del caño que está cerca.

Ahí hay respeto. Y el hecho de que nosotros estemos alzados en armas no nos da legitimidad para violentar al pueblo. Nosotros nunca nos alzamos en armas para violentar a la gente que estamos defendiendo. Quien por x y y motivo, se pase a esa conducta de gritar a un civil, de tener una discordia con él, sea hombre osea mujer, pus el reglamento estipula qué clase de sanción debe ir ahí y eso va para comandantes y para combatientes.

El reglamento es la instancia máxima nuestra y es la que estableces hasta dónde podemos llegar y hasta donde no. El que se salga del reglamento pues se le aplica el reglamento. Una de las penas más drásticas que hay es contra la violación, tanto en filas como en la población civil, y es una de las sanciones más duras dentro de las FARC. El que viole una mujer, ya sea guerrillera o sea civil, pues recibe pena máxima y no tiene rebaja porque eso no lo permite el reglamento ni nosotros lo vamos a tolerar.

Veo mucha libertad para las mujeres en la guerrilla, mucha igualdad con los hombres ¿las mujeres de las FARC son feministas?

Camila: Decir que feministas o no sería como redundar. Porque la palabra feminista encierra muchas cosas. Creo que todas las mujeres llevamos algo de feministas por dentro. Las FARC han hecho una transformación en sus hombres y mujeres, pero falta. Porque esos hombres y mujeres engrosamos las filas guerrilleras vienen del común de la sociedad, y esa sociedad históricamente ha sido una sociedad reprimida y formada dentro de un sistema patriarcal.

Y claro que hay dificultades en la formación de esos hombres y mujeres la mayoría de nuestros compañeras y compañeros han aprendido a leer dentro de la guerrilla, y vuelvo y te digo, vienen de esa gran reproducción patriarcal que existe en la sociedad, porque nosotros somos parte de esa sociedad que está permeabilizada por los cambios que ha habido y por la discriminación a la mujer. En las FARC lo que se ha tratado es, como hay un reglamento que sirve para hombres y mujeres pues en la práctica se busca que eso se cumpla.

Las mujeres y los hombres hemos luchado por un feminismo pero de una forma distinta, un feminismo desde lo colectivo, desde lo humano. Nosotros no concebimos que la lucha de las mujeres esté aislada del hombre. Nosotros concebimos una lucha en igualdad de condiciones, igualdad de oportunidades, igualdad de humanidad para el género, que el género viene siendo en su conglomerado toda la sociedad humana.

Que todos tengan esos derechos y esas libertades garantizadas. No es que esté sólo en el papel explícito, sino en la práctica. Que el hombre gane igual que la mujer. Que la mujer tenga el mismo nivel académico no se justifica que ella gane menos que el hombre. Y que para ser representante de una empresa o un trabajo tengas que demostrar el doble para poder que te crean, porque eso pasa mucho en nuestra sociedad.

Esa sociedad como está tan permeabilizada por ese sistema patriarcal, a la mujer siempre la han deslegitimado, y quienes han hecho las normas han sido los hombres sin tener en cuenta la vocería de las mujeres cuando se refieren al estado.

Otra cosa son los medios de comunicación. Si uno ve en todo la mujer está. Está en las organizaciones sociales, está desde los territorios, está en las marchas, está en las comisarías de familia. La mujer está en todo, en todas las esferas de la sociedad. Pero esa mujer es invisibilizada, esa mujer es maltratada, esa mujer es cosificada.

Si hay una propaganda, si es de lavar, entonces la mujer muestra el amor a su familia porque tiene unas telas muy &blancas que es la ropa de sus hijos ¿Por qué al hombre no lo muestran así? Siempre es cosificando a la mujer y estableciendo esos roles que están establecidos de que el detergente es para la mujer porque es mujer, porque es la que lava, es la que cuida los hijos, es la que cuida la casa.

Pero la mujer también va a la universidad, la mujer también es gerente, la también va a la escuela a dar clase, la mujer también es revolucionaria, la mujer también es una mujer pensante y es un sujeto político de derechos. Pero ¿y esos derechos en los medios de comunicación que solo la minimizan en lo sexual? Si sacan una gaseosa el símbolo es una mujer pero como cosificación, si hay un reinado de belleza, más que la belleza es cosificar a la mujer, y particularmente me parece tan repudiable, y que a veces las mujeres nos prestemos para eso.

Se han creado estereotipos de mujeres huecas, mujeres de silicona, mujeres “bonitas” porque la sociedad ha formado estas nuevas generaciones en ese concepto de que para ser una mujer inteligente tiene que ser bonitas, y se olvidan de la parte fundamental que es la preparación la cual el estado le ha negado a hombres y mujeres. Acceder a esa preparación, poder ir a una buena universidad, saber varios idiomas, de tener acceso no solo a lo básico si no a las grandes cosas que nos ofrece nuestro país.

Por: María Méndez

Oficina de Comunicaciones y Derechos Humanos CODH

Fundación Colombia Soberana

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