Pablo Gonzalez

Bienvenido presidente Obama, esperamos que se comporte como un invitado a nuestra casa



En Cuba, como en la mayor parte del mundo, cualquier noticia relacionada con el papa Francisco es de interés tanto para religiosos como para quienes no lo somos.

El hecho de ser latinoamericano y por demás mantener una posición que pudiéramos llamar revolucionaria, en lo que concierne a la defensa de los más desposeídos y dentro de su propia iglesia, fue la causa de que el anuncio de su visita al país y la realización de esta fueran motivo de alegría para la inmensa mayoría de la población. Teníamos la confianza de que solo nos traería mensajes de paz y deseos de prosperidad para el pueblo cubano.

Él nos dijo durante su homilía en la Plaza de la Revolución:

“Hoy los invito a que cuiden esa vocación, a que cuiden estos dones que Dios les ha regalado, pero especialmente quiero invitarlos a que cuiden y sirvan, de modo especial, la fragilidad de sus hermanos.

 No los descuiden por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado”.

“La importancia de un pueblo, de una nación; la importancia de una persona siempre se basa en cómo sirve la fragilidad de sus hermanos. En eso encontramos uno de los frutos de una verdadera humanidad”…

Hace unos días se anunció, para el 21 y 22 del presente de mes, la visita a Cuba del Presidente de los Estados Unidos de América, Barack Hussein Obama, la que con independencia de los resultados es y será histórica. Seguramente se recibirá con los honores oficiales correspondientes y con la acostumbrada hospitalidad de los cubanos, pero, no con las mismas expectativas, para bien nuestro, con que fue recibido el Santo Padre, pues en declaraciones públicas ha dado a conocer sus propósitos con respecto a Cuba, los que por conocidos resultan innecesarios mencionar y continúan las criminales medidas del bloqueo, muchas de las cuales hubiera podido ir eliminando o atenuando.

Tampoco han cesado los ataques a nuestro país, como el ocurrido recientemente en el Consejo de Derechos Humanos donde el Sr. An­tony Blinken, Subse­cretario de Estado de los Estados Unidos, criticó a un grupo de países, entre ellos a Venezuela, China, Rusia y Cuba, sobre esta dijo que Obama enfatizará sobre la importancia de que el pueblo cubano sea libre de elegir a sus dirigentes, de expresar sus ideas y de que la sociedad civil pueda florecer. Este señor desconoce que el pueblo cubano ha sido verdaderamente libre a partir de que se liberó el primero de enero de 1959 de las garras de su país.

Si es ese, como parece ser, el mensaje que nos trae Obama a nuestra casa, es oportuno recordarle la posición declarada por la Revolución Cubana y con ella del pueblo de Cuba, expresada en diversas ocasiones por nuestro Presidente, el General de Ejército Raúl Castro Ruz: “...reiterada disposición a sostener con el Gobierno de los Estados Unidos un diálogo respetuoso, basado en la igualdad soberana, para tratar los más diversos temas de forma recíproca, sin menoscabo a la independencia nacional y la autodeterminación de nuestro pueblo…”

Conocemos bien las intenciones de este y otros gobiernos estadounidenses que a lo largo de más de 55 años, y mucho antes, nos han agredido, lo hemos sabido por experiencia propia, por quienes nos han guiado durante la resistencia a sus agresiones y por los próceres de nuestra independencia.

A finales de julio de 1870, en una carta a José Manuel Mestre, representante diplomático del Gobierno de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de la primera guerra contra España por la independencia de Cuba, Padre de la Patria, le expresa:

“Por lo que respecta a los Estados Unidos tal vez esté equivocado, pero en mi concepto su gobierno a lo que aspira es a apoderarse de Cuba sin complicaciones peligrosas para su nación y entretanto que no salga del dominio de España, siquiera sea para constituirse en poder independiente; éste es el secreto de su política y mucho me temo que cuanto haga o proponga, sea para entretenernos y que no acudamos en busca de otros amigos más eficaces o desinteresados.”

Años después, José Martí, el Apóstol de la Independencia de Cuba y Héroe Nacional, el 18 de mayo de 1895, día anterior a su muerte en combate, dejó inconclusa una carta a su amigo mexicano Manuel Mercado y entre otras cosas referidas a los Estados Unidos le dice:

“…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.

Y más adelante: “En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para logradas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias pª alcanzar sobre ellas el fin. Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos, —como ese de Vd. , y mío,— más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles, el camino, que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América al Norte revuelto y brutal q. los desprecia, —les habrían impedido la adhesión ostensible y ayuda patente a este sacrificio, que se hace en bien inmediato y de ellos. Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas; — y mi honda es la de David”. 

El 13 de diciembre de 1964 el comandante Ernesto Che Guevara compareció ante las cámaras de televisión de la Columbia Broadcasting System (CBS) para ser entrevistado en el programa "Face the Nation" (Ante la Nación). En el que le formularon preguntas Paul Niven, corresponsal de la C.B.S.; Richard C. Hottelet, corresponsal de la CBS en Naciones Unidas, y Tad Szulc, de la Oficina de Nueva York del "New York Times".

El Sr. Hottelet le hizo algunas preguntas acerca de las relaciones Cuba- Estados Unidos, que recibieron la correspondiente respuesta del Che:

Sr. Hottelet: Doctor Guevara: Washington ha dicho que hay dos condiciones políticas para el establecimiento de relaciones normales entre Estados Unidos y Cuba. Una, abandono de sus compromisos militares con la Unión Soviética. La otra; el abandono de la política de exportar revolución a América Latina. ¿Ve usted alguna posibilidad de cambio en cualquiera de estos dos puntos?

Comandante Guevara: En absoluto. No ponemos condición de ninguna clase a Estados Unidos. No queremos que ellos cambien su sistema. No pretendemos que cese la discriminación racial en Estados Unidos. No ponemos condición alguna para el establecimiento de relaciones, pero tampoco aceptamos condiciones...

Sr. Hottelet: Pero mi pregunta es si usted aceptaría estas condiciones establecidas por Estados Unidos para la reanudación de relaciones normales.

Comandante Guevara: No aceptaremos condición alguna de Estados Unidos. No aceptaremos condición alguna impuesta a nosotros por Estados Unidos.

En fecha reciente, en el mensaje del Líder de la Revolución Cubana: “Para mis compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria, publicado por www.cubadebate.cu y otros medios, el 26 de enero de 2015, expresó:

“No confío en la política de Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique, ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos o peligros de guerra. Defender la paz es un deber de todos. Cualquier solución pacífica y negociada a los problemas entre Estados Unidos y los pueblos o cualquier pueblo de América Latina, que no implique la fuerza o el empleo de la fuerza, deberá ser tratada de acuerdo a los principios y normas internacionales. Defenderemos siempre la cooperación y la amistad con todos los pueblos del mundo y entre ellos los de nuestros adversarios políticos. Es lo que estamos reclamando para todos” (…) .

Los cubanos no olvidamos aquella frase del Che en que uniendo dos dedos nos dijo: “al imperialismo no se le puede creer ni un tantico así, ¡nada!”. 

Indudablemente que recibiremos a Obama como merece, él tendrá la oportunidad de conocer de cerca un pueblo dispuesto a seguir defendiendo la revolución y los principios de su sistema político, económico y social.

Revolución y sistema político que nos pertenecen a todos los cubanos que por tantos años hemos trabajado, resistido agresiones y un bloqueo criminal; y que ha compartido con otros pueblos no lo que le ha sobrado sino lo que con gran esfuerzo ha logrado alcanzar.

Defenderemos nuestra soberanía, independencia y socialismo al precio que sea necesario.

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