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Silenciosamente Israel impulsó la legislación contra el movimiento BDS en Estados Unidos y en el Reino Unido



Israel planea aumentar la vigilancia de activistas en sus embajadas como parte de su esfuerzo para frustrar el movimiento de boicot (Mark Esper Polaris)

El Gobierno israelí ha desempeñado un papel directo en la política y la legislación en EE.UU., Reino Unido y otros países para suprimir los derechos de libre expresión de los ciudadanos que piden el boicot a Israel por sus violaciones de los derechos humanos.

Israel ahora tiene la intención de aumentar significativamente sus esfuerzos para frustrar el movimiento de solidaridad con Palestina, a través de sus embajadas en las capitales más importantes.

Un artículo del 23 de febrero aparecido en Israel’s Ynet da a los políticos israelíes la tarea de no hacer demasiado ruido público sobre el movimiento de boicot, desinversión y sanciones (BDS).

Se cita como ejemplo el jaleo que hicieron los políticos israelíes por los carteles "sediciosos" que los activistas solidarios con Palestina colocaron en el metro de Londres esta semana.

Ynet afirma que los políticos israelíes ayudaron a los activistas a lograr su objetivo dándoles publicidad gratuita.

"El Gobierno, que prefiere tratar con los activistas del BDS en silencio y por debajo del radar, se ve obligado a hacer frente a los políticos locales que amenazan con 'secuestrar' este trabajo para servir a sus intereses", señala el artículo.

"Éxitos" 

Si bien no es de extrañar que Israel y sus grupos de presión estén apoyando la censura de mano dura con el movimiento de solidaridad con Palestina en todo el mundo, Ynetproporciona la confirmación de la presión directa del ministerio de Asuntos Exteriores de Israel y la interferencia política en la legislación nacional en varios países.

"En cooperación con organizaciones judías y proisraelíes, el ministerio convenció a varios estados estadounidenses de aprobar leyes contra el boicot a Israel," confirmó Ynet.

Esta es una referencia a una cantidad de legislaciones, tanto a nivel federal como estatal, que tiene como objetivo penalizar a empresas y la confección de una lista negra de personasque apoyan el boicot o desinversión en empresas o instituciones israelíes u otros cómplices de violaciones de los derechos palestinos que Israel hace.

Los defensores de los derechos humanos dicen que las iniciativas violan un hito del Tribunal Supremo de Estados Unidos que falló declarando que los boicoteos y las actividades relacionadas con el cambio político, económico y social son expresión política, ocupando "el peldaño más alto de la jerarquía de los valores de la Primera Enmienda".

El gobierno israelí también está reclamando la aprobación de nuevas regulaciones del Reino Unido encaminadas a detener a los organismos públicos, incluidos los municipios locales elegidos democráticamente y las universidades públicas, de boicotear a Israel.

"La embajada de Israel en Londres tuvo éxito en el trabajo silencioso y efectivo para convencer al Gobierno británico de aprobar una directiva que prohíbe a municipios y organismos públicos tomar decisiones para boicotear a Israel", informa Ynet.

Pretencioso 

Lejos de prohibir, la política del Reino Unido es amenazar a organismos públicos con juicios civiles que podrían resultar en "penalidades severas" en caso de que tomen decisiones de inversiones éticas o de compras que excluyan a empresas de países miembros de la Organización Mundial del Comercio que violan los derechos humanos.

Israel es miembro de la Organización Mundial del Comercio.

Riya Hassan, del Comité Nacional Palestino del BDS, dice que el gobierno del primer ministro, David Cameron, "ha ido más lejos de lo que Margaret Thatcher nunca fue en su defensa del apartheid sudafricano".

Pero las afirmaciones israelíes de una gran victoria aquí parecen exageradas.

The BNC señala que las Regulaciones de Contratos Públicos de 2015, que se basan en la legislación de la Unión Europea, permiten la exclusión de la contratación pública si las empresas han cometido una falta grave, una disposición que no parece haber sido cambiada por la nueva política.

Según Hassan el Gobierno del Reino Unido está intentando simplemente "intimidar a los consejos para que piensen que ya no se les permite excluir en sus campañas de licitaciones a las empresas que violan los derechos humanos".

"Estamos buscando más asesoramiento legal, pero parece que sigue siendo perfectamente legal que los ayuntamientos y universidades tomen posturas éticas que reflejen los puntos de vista de sus comunidades y no incluyan en las licitaciones a las empresas que violan los derechos humanos", añade Hassan.

Ynet cita otros éxitos de la estrategia israelí contra los derechos humanos en Luxemburgo, Suecia y Francia que incluyen una votación en el ayuntamiento de París para condenar al movimiento BDS.

"Una especialización adicional de las embajadas de Israel es la utilización de la legislación contra el boicot y la discriminación que existe en varios países”, señala Ynet. "Se pidió a las embajadas que comprobaran cómo se puede utilizar la legislación local para limitar las iniciativas de boicot".

Aumento gradual 

Los esfuerzos de Israel para sabotear y atacar el movimiento BDS no son nuevos.

Ya se sabe, por ejemplo, que la inteligencia militar israelí espía a "organizaciones extranjeras" que defienden el BDS como una estrategia de apoyo a los derechos palestinos.

Ya en 2013 Israel reforzó su embajada en Londres con personal dedicado a la lucha contra el BDS.

Según Ynet, este tipo de esfuerzos están a punto de incrementarse significativamente.

El año pasado el primer ministro Benjamín Netanyahu nombró ministro a Gilad Erdan con la responsabilidad de luchar contra el movimiento por los derechos palestinos y le dotó de un presupuesto de 30 millones de dólares.

Ynet declaró que tras el incidente de los afiches en el metro de Londres Erdan anunció que se propone asignar 1 millón "para crear diez puestos de coordinación de BDS en importantes embajadas israelíes de todo el mundo".

"Los coordinadores reunirán y coordinarán la información que tenga que ver con la amenaza del movimiento BDS en el terreno" y "ayudarán también en la promoción de proyectos para mostrar un Israel positivo".

Como parte de este trabajo, informa Ynet, Israel "contratará a ciudadanos locales -judíos y no judíos- que trabajarán en el marco de las embajadas de Israel".

Retroceso 

Si bien no hay duda de que la intimidación y el acoso de Israel a los que piden plenos derechos para los palestinos van a aumentar, es dudoso que Israel vaya a ganar mucha simpatía pública.

El problema de Israel no es la comercialización, sino el producto: la brutal ocupación, el colonialismo, los crímenes de guerra y el racismo sancionado por el Estado.

Mientras Israel no esté dispuesto a poner fin a estas prácticas, sólo generá más oposición, tanto a sus políticas como a sus calumnias y sus tácticas de censura.

En el último ejemplo, 22 académicos judíos, artistas y activistas publicaron una carta en The Guardian para oponerse a las falsas denuncias de antisemitismo hechas por activistas antipalestinos después de que el Club Laborista de la Universidad de Oxford decidiese apoyar la Semana del apartheid israelí.

"Los que deliberadamente confunden el antisemitismo con el antisionismo brindan alivio y ayudan a los verdaderos antisemitas en nuestra sociedad", dice la carta. "Al igual que el chico que gritó ‘que viene el lobo, aseguran que si el antisemitismo descubre su cara fea la gente asumirá que esto es sólo otra acusación falsa".

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