Pablo Gonzalez

República serbiaca y futuro político de Bosnia y Herzegovina


El pasado 9 de enero se celebró el día nacional de la República Serbiaca (comúnmente conocida como República Srpska), una de las repúblicas cantonales que integran el actual Estado de Bosnia y Herzegovina.



 La palabra “Srpska” significa “Serbia” en serbocroata, siendo los serbios tan originarios de Bosnia y Herzegovina como lo pueda ser su población musulmana o croata.

Es por este motivo que debemos acostumbrarnos a denominarla en castellano como República Serbiaca, evitando justificar con ello a los que pretenden usar el lenguaje de una forma maniquea con la intención de señalar a los autóctonos serbobosnios como “invasores”, es decir, como un ente ajeno y extraño de una Bosnia en la que los musulmanes son los únicos catalogados como bosniacos.

En efecto, las poblaciones serbia, croata y musulmana, son étnicamente y lingüísticamente la misma, diferenciadas únicamente por la religión que profesan.

 Los croatas y los serbios se distanciarían unos de otros conforme a la división del Imperio Romano de Oriente y Occidente, mientras que los musulmanes serían, haciendo un paralelismo, el equivalente a los muladíes de Al Andalus, población autóctona, en este caso eslava, convertida al Islam bien para no perder sus hogares, no pagar el “tributo del infiel” (yizya) u obtener privilegios de los turcos.

El día nacional de la República Serbiaca (Srpska) de este año, venía marcado por la prohibición de la celebración emitida desde un Sarajevo, capital de Bosnia y Herzegovina, que pretende anular la Federación y la autonomía de los serbios de Bosnia.

Una situación que ha originado que este año miles de ciudadanos salieran a las calles para festejar su fiesta nacional que conmemora la creación de la República Serbiaca el 9 de enero de 1992.

La pregunta que nos surge inmediatamente es ¿por qué se pretende acabar con la República Serbiaca?. Intentaremos dar un poco de luz a lo largo de este artículo.

Los Acuerdos de Dayton.

El pasado 14 de diciembre se cumplían 20 años de la firma y ratificación de los Acuerdos de Paz de Dayton. Un hecho que ponía fin a la Guerra de Bosnia dentro del conjunto de conflictos armados que ocurrieron en la ex-Yugoslavia en el primer lustro de la última década del siglo XX.

Este tratado de paz, que fue impulsado por el general norteamericano Wesley Clark y el ex-Presidente estadounidense Bill Clinton, supuso una victoria diplomática en Europa de este país, quien se había opuesto previamente al tratado de paz de Graz entre el dirigente serbio Radovan Karazdic y el mandatario croata Mate Boban. Un acuerdo, este último, que repartía gran parte de Bosnia entre Croacia y Serbia, lo que era contrario a los intereses musulmanes.

En este sentido, Dayton fue bastante costoso para serbios y croatas. Tras los acuerdos, la autoproclamada República de Herzeg Croacia dejó de existir, integrándose en lo que se ha conocido como Federación croata musulmana de Bosnia y Herzegovina.

Por otro lado, la República Serbiaca (Srpska) se redujo de un 70% a un 49% de su territorio, perdiendo gran parte de lo que entonces era su capital, Sarajevo.

Por contra, los musulmanes de Bosnia, que habían sido reconocidos como nacionalidad por el dictador Tito, conseguían evitar ser constituidos como un Estado tapón entre Croacia y Serbia, manteniendo unida la que otrora fuera república de la Federación yugoslava. Sin duda todo un triunfo para el líder musulmán Alia Izetbegovic, íntimo amigo de Ben Laden y de las petromonarquías del Golfo, que con la ayuda de Estados Unidos, Reino Unido y el resto de diplomacias europeas, había conseguido un acuerdo ampliamente beneficioso a cambio de reconocer la realidad de la República Serbiaca como ente federado.

La Bosnia de hoy es una cantera de yihadistas.

Una vez conseguida la paz, el conjunto de la población que había apoyado los movimientos secesionistas de Yugoslavia, se dio cuenta de que su calidad de vida no mejoraba como les habían prometido, siendo considerablemente menos libres y más pobres de lo que eran antes de las guerras independentistas.

En la Federación de Bosnia y Herzegovina, la secesión ha traído el fin de las ayudas económicas a las familias musulmanas, así como la desindustrialización y el aumento del paro hasta el 63% en este colectivo.

Esta situación, unida a la presencia de “ONG’s caritativas” procedentes de Turquía, Arabia Saudí o Qatar, han originado que en esta Federación las doctrinas salafistas y wahabíes sean adoptadas con entusiasmo por gran parte de la población (en especial por los más jóvenes), lo que ha convertido a Bosnia y Herzegovina en el Estado europeo que más yihadistas exporta al Daesh (Estado Islámico).

De hecho, tal y como denunciara el diario británico Sunday Mirror el pasado julio, existirían territorios en Bosnia, como los pueblos de Osve o Gornja Maoca, que estarían bajo el dominio total de este grupo terrorista, pudiendo albergar campos de entrenamiento para yihadistas.

Por otro lado, la discriminación que sufren los católicos croatas en esta entidad federativa ha ido aumentando considerablemente, hasta el punto de estar produciéndose un éxodo sin precedentes de población croata-católica, tal y como denuncia la agencia católica de noticias ACI Prensa.

 Una situación ésta que no se ignora desde Bruselas, que pospone intencionadamente año tras año la elaboración de un censo poblacional en Bosnia, pero que se intenta ocultar para que no sea visible el fracaso de las políticas de la Unión Europea implementadas en Bosnia, lo que fortalecería la idea de la creación de una nueva Federación para los croatas de Bosnia, justo cuando se pretende lo contrario, que es la eliminación de la autonomía de la República Serbiaca (Srpska).

En efecto, el aumento del gasto público y de la subvenciones en Bosnia por parte de la UE, sin que en 20 años haya mejorado la situación económica del país, a excepción de la construcción de centenares de fastuosas mezquitas por parte de Arabia Saudí, Turquía o Qatar, ha llevado a las autoridades europeas a replantearse la política llevada hasta este momento en Bosnia y Herzegovina, dando por buenas las tesis británicas, estadounidenses y bosniomusulmanas, que achacan esta mala situación a la existencia de la República Serbiaca (Srpska), quien según éstos, bloquearía con sus resoluciones el normal funcionamiento parlamentario del Estado.

Los serbio-bosnios utilizados como chivo expiatorio de todos los problemas.

Nada más lejos de la realidad, cuando en la República Serbiaca (Srpska), pese al paro y al mal estado económico, no se vive una situación de colapso económico y financiero como la de la Federación de Bosnia y Herzegovina.

De hecho, la renta per cápita de la República Serbiaca dobla a la de la Federación de Bosnia y Herzegovina, lo que lleva a que muchos trabajadores, bosniomusulmanes (e incluso de países de la UE como Rumanía), acudan año tras año a realizar las tareas de recolección agrícola a la República Serbiaca.


Pero sea como fuere, lo cierto es que los británicos, estadounidenses y bosniomusulmanes, con el apoyo de la UE, se han marcado el objetivo de acabar con la República Serbiaca (Srpska). Así en diciembre del año 2009, la Corte Europea de Derechos Humanos fallaba en contra de la Constitución de Bosnia que fue elaborada a partir de los acuerdos de Dayton y supervisada entonces por norteamericanos y representantes de la UE.

 El hecho es que dos individuos, Dervo Sejdić, de étnia gitana, y Jakob Finci, de origen judío, denunciaron que la Constitución Bosnia les impedía optar al sufragio pasivo a la Presidencia, algo que se ejerce de forma tripartita por representantes de musulmanes, serbios y croata, lo que garantiza los derechos de los dos últimos, pero que evita, por otra parte, que Bosnia sea un país unitario, tal y como les gustaría a aquellos que fomentaron la secesión de Bosnia de Yugoslavia.

Como consecuencia de esta resolución expresada por el tribunal de Derechos Humanos, en noviembre de 2014 , los ministros de asuntos exteriores de Reino Unido y Alemania, Philip Hammond y Frank Walter Steinmeier, urgieron a la reforma Constitucional a cambio de la promesa de iniciar las negociaciones de integración de Bosnia en la UE. Un hecho que fue aprovechado por los bosniomusulmanes para iniciar procesos de centralización que levantaron la fuerte oposición del Presidente de la República Serbiaca (Srpska) Mirolad Dodik.

 Dentro de este pulso que mantiene el Presidente Dodik contra las autoridades bosniomusulmanas, hay que considerar la convocatoria de un referéndum vinculante para conocer si el pueblo serbobosnio acepta las resoluciones y las decisiones del Tribunal y la Fiscalía de Bosnia, dos instituciones impuestas por los Representantes tras los acuerdos de Dayton, pero que aún no han juzgado ningún crimen de guerra protagonizado por bosniomusulmanes, ni han cumplido su trabajo a la hora de atajar la corrupción sistemática que afecta al país.

Pero esta resistencia del Presidente serbiaco, que incluso le lleva a cuestionar las instituciones bosnias, lleva a que sea señalado como el objetivo a abatir por aquellos que quieren hacer de Bosnia un país unitario.

Según afirma el actual Presidente de Serbia, Tomislav Nikolic, existe un complot internacional para derrocarle, una vez éste conservara la presidencia de la República tras las últimas elecciones de octubre de 2014.

El mito de Srebrenica utilizado para tensionar Bosnia y Herzegovina.

Por otro lado, dentro de este proceso planificado para eliminar a la República Serbiaca (Srpska), se encuentra algo que viene siendo habitual dentro del modus operandi del mundo anglosajón desde tiempos remotos: la creación de mitos que humillan y crean sentimiento de culpabilidad entre el pueblo que se pretenden someter.

Si antaño en otras tierras se crearon leyendas negras, en Bosnia se habla de un supuesto “genocidio” que los “ultranacionalistas” serbios habrían cometido sobre más de 8.000 musulmanes “indefensos” en la ciudad de Srebrenica. Una supuesta realidad que, como demuestra la Fundación Proyecto Histórico Srebrenica, no se sostiene científicamente atendiendo a la documentación aportada al Tribunal que juzgó los hechos.

Dentro de este contexto, el Reino Unido presentó una resolución ante Naciones de Unidas para que el supuesto “genocidio de Srebrenica fuera duramente condenado”, pero se encontró con el veto de Rusia, lo que levantó la ira de políticos y periodistas partidarios de la opinión de Reino Unido y Estados Unidos, y que sirvió únicamente para reabrir viejas heridas y divisiones que el tiempo había cicatrizado.

Así las cosas, Dodik se encuentra decidido a no ceder a las pretensiones de Sarajevo, aliándose incluso a los croatas para apoyar una tercera entidad federal. Una situación que sitúa a Bosnia en un futuro incierto entre dos posiciones que parecen irreconciliables.

 Por un lado, la de los bosniomusulmanes, que con el apoyo de Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea pretenden un país centralizado .Por otra parte la de las minorías serbia y croata, que apoyan una Bosnia federal que garantice sus derechos como pueblos originarios de aquellas tierras.

Los hay incluso que van más allá ante una previsible falta de entendimiento entre las partes. Es el caso de la organización Yes Srpska, quien estaría pidiendo un referéndum de autodeterminación para la República Serbiaca (Srpska) y que cada vez cuenta con más apoyos entre la población.

Sea como fuere, la conclusión a sacar de todo esto, es que la República Serbiaca(Srpska) se encuentra en una encrucijada vital, siendo su supervivencia un elemento indispensable para garantizar la paz y frenar el crecimiento del extremismo islámico en el continente europeo.

Miguel Gómez.
Jesús Domínguez.

https://adversariometapolitico.wordpress.com/2016/02/11/republica-serbiaca-y-futuro-politico-de-bosnia-y-herzegovina/

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