Mientras todo el mundo está centrado en lo que acontece en la guerra de Siria, el conflicto de Yemen está siendo ampliamente ignorado por los medios.
Después de que rebeldes Houthi tomaran el control del gobierno y obligaran al presidente a dimitir, Arabia Saudita intervino en Marzo de 2015 con ataques aéreos y un bloqueo naval.
Desde entonces se ha formado una coalición de otros 9 países de Oriente Medio y de África, que tienen la intención de eliminar a las huzíes del poder, porque se cree que los iraníes les están apoyando. Desde que Arabia Saudita inició la intervención, 7.000 personas han sido asesinadas por sus ataques aéreos, muchos de ellos mujeres y niños.
Por supuesto, una guerra en Oriente Medio no está completa si los EE.UU. no están involucrados de alguna manera.
Oficialmente, EEUU sólo está proporcionando apoyo logístico y de inteligencia a los saudíes, así como ataques ocasionales con drones.
Sin embargo, la intervención real de EEUU va más allá de eso, porque la coalición saudí ha empleado a cientos de mercenarios procedentes de América del Sur (principalmente colombianos) y de África. Y estas personas están siendo dirigidas por mercenarios de Academi, antes conocido como Blackwater.
La verdad sobre esta oscura empresa es que se desdibuja la línea entre lo que son mercenarios y lo que son fuerzas armadas de EEUU. Se les paga como mercenarios, pero para todos los efectos, son militares de EE.UU., ya que no se involucran en ninguna misión a menos que ésta sea permitida por el gobierno de EEUU, por lo que en realidad, actúan como un ejército norteamericano encubierto.
El propósito de esta organización es obvio.
Ellos son enviados a cualquier situación en la que el gobierno de EEUU prefiere no enviar tropas estadounidenses. Cualquier conflicto que pudiera resultar en muertes masivas de interés periodístico o críticas por parte de organizaciones humanitarias, es adonde envían a Blackwater.
Yemen sin duda entra en esa categoría, después de lo ocurrido el domingo 27 de enero.
El comandante de Blackwater y decenas de mercenarios de Riad murieron en un ataque con misiles realizado por las fuerzas yemeníes en la provincia de Lahij.
El ejército yemení respaldado por los combatientes del movimiento Houthi Ansarullah, lanzó un misil balístico Tochka en la base militar de al-Anad en el sur del Yemen.
El coronel Nicolas Petros murió junto con un grupo de mercenarios que luchan para los intereses del régimen saudí en su guerra contra el Yemen. Sitio web de noticias al-Ahed del Líbano informó que helicópteros Apache, aviones de combate Typhoon y depósitos de armas pertenecientes a los mercenarios, fueron destruidos en el ataque con misiles.
Un portavoz de los militantes anti-Ansarullah leales al ex presidente prófugo de Yemen, Abd Rabbuh Mansur Hadi, afirmó que el misil había sido interceptado y que no dio en el blanco.
La estimación más “optimista”sugiere que el ataque mató a 200 mercenarios sudaneses de Blackwater, pero esos números son difíciles de confirmar. Por lo menos, las bajas se numeran en ‘decenas’.
Y de hecho, para eso está Blackwater ahí: para suavizar la cantidad de bajas norteamericanas.
Hacen que sea más fácil para el gobierno de EEUU ir a la guerra sin tener que lidiar con la opinión pública, contratando en su lugar a mercenarios extranjeros “sacrificables”.
¿Qué habría dicho la opinión pública de EEUU si un grupo como los talibanes o ISIS, volara a un coronel del Ejército de EE.UU., junto con decenas de sus soldados? En cambio, la muerte de los mercenarios ni tan solo se ha mencionado en los noticiarios.
En otras palabras, a Blackwater se le paga para encubrir los fracasos de EEUU en su intervenciones extranjeras. De la misma manera, nadie vigila las atrocidades que estos mercenarios al servicio de los intereses de EEUU cometen en dichos conflictos.
Este es el modelo de guerra en el presente y se habla muy poco de ello…