RESUMEN LATINOAMERICANO / Orsai.- La elegida por el presidente Mauricio Macri como canciller argentina, Susana Malcorra, fue protagonista de un escándalo en la Organización de Naciones Unidas donde tras un juicio se la encontró culpable de encubrir el abuso sexual de soldados Cascos Azules a niños refugiados en República Centroafricana.
Malcorra se desempeñaba en las altas esferas ya que era nada menos que jefe de gabinete del secretario General de la ONU, Ban Ki-moon.
De hecho fue el propio líder de Naciones Unidas quien convocó a un tribunal de jueces independientes quienes luego de la investigación concluyeron que Malcorra -entre otros funcionarios de alto rango- ocultó casos de abuso sexual a menores perpetrado por Cascos Azules de la ONU y de la persecución sufrida por el funcionario sueco Anders Kompass, quien filtró la noticia a las autoridades francesas para poner fin a dichos abusos.
La información fue publicada en la influyente revista estadounidense Foreign Policy el 17 de diciembre último. y replicada por la revista local Miradas al Sur que amplió la información
Según Miradas al Sur, que replicó y amplió la información de Foreign Policy, “el 29 de abril de 2015, el mundo se enteró de los sistemáticos casos de abusos sexuales perpetrados contra menores por las fuerzas de paz de Guinea Francesa, Chad y Guinea Ecuatorial en un campamento de refugiados en la República Centroafricana (RCA).
Los testimonios, que habían sido recogidos casi un año antes por personal de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y Unicef, fueron filtrados al diario británico The Guardian.
El artículo incluyó el testimonio de Anders Kompass, un especialista en Derechos Humanos de Suecia con más de 40 años de experiencia, que había sido suspendido y estaba siendo investigado por la ONU por haber alertado al gobierno francés sobre los abusos”.
Las acusaciones lanzadas sobre el denunciante Kompass por las filtraciones, principalmente por Malcorra, fueron desestimadas por el panel de independientes nombrado por Ban Ki-moon. Los especialistas entendieron que el cometido del sueco era que cesaran los abusos contra menores.
Al mismo tiempo, dicho tribuanl comprendió que la actual canciller argentina, Susana Malcorra, estaban más preocupados en concertar esfuerzos para silenciar y perseguir al denunciante del escándalo, Anders Kompass que en proteger a los niños del peligro en que se encontraban o de sancionar a los abusadores.
“El 19 de mayo de 2014, un niño de 11 años declaró que un soldado francés le prometió comida a cambio de sexo oral, luego lo violó, y le dio galletas y dinero en efectivo.
El chico dio una descripción detallada del soldado y afirmó que podría identificarlo, pero no se tomó ninguna medida, ni siquiera una advertencia a los soldados, no se hizo ningún esfuerzo para evitar el abuso en curso, ninguna alerta fue expedida a las decenas de miles de adultos desplazados en el campamento.
El personal de Unicef reportó casos de sexo oral forzado y violación anal de los niños de ocho a 15 años y no se tomó ninguna acción.
En total, las entrevistas documentan el abuso sexual de 13 niños por parte de 16 soldados de la fuerza de paz: 11 eran franceses, tres de Chad, y dos de Guinea Ecuatorial. Otros siete Cascos Azules actuaron como cómplices. El informe implica a 23 soldados en total”, publicó Miradas al Sur.
Alí es donde intervino el funcionario sueco Anders Kompass quien al ver que desde la ONU no hay acción alguna respecto de los abusos informó a las autoridades diplomáticas francesas, que solicitaron una copia del informe con el fin de iniciar una investigación. El 30 de julio recibió una respuesta del gobierno francés, que le informaba que una investigación estaba en curso.
No obstante, según la publicación, “tres meses más tarde, cuando el secretario general presentó su informe anual sobre la respuesta de la ONU a la explotación y los abusos sexuales de 2014, no contenía mención alguna de las denuncias de abuso sexual infantil en la República Centroafricana”.
Es que la jefa de Gabinete de Ban Ki-moon quería silenciar el escándalo y para eso concertó con otros funcionarios de alto rango de la ONU una estrategia para obligar a Kompass a que renunciara.
Miradas al Sur consignó que Malcorra organizó una reunión en la ciudad de Turín entre el alto comisionado para los Refugiados, Zeid Ra’ad Al Hussein; la alta comisionada adjunta, Flavia Pansieri; el subsecretario general (USG) para OSSI, Carman Lapointe; y el director de Ética de la ONU, Joan Dubinsky, para discutir el caso Kompass: si la negligencia para combatir los abusos sexuales por parte de los Cascos Azules, se hacía pública, la ONU enfrentaría preguntas para las que no había respuestas razonables.
Como resultado de la reunión realizada en Turín, el grupo integrado por Malcorra continuó tramando una manera de silenciar a Kompass. Tanto que el nueve de abril solicitaron una investigación interna para estudiar la “filtración” de Kompass sobre la denuncia de abuso sexual en la República Centroafricana.
Durante toda la mencionada investigación, Malcorra cumplió su cometido, nadie habló, ni se preguntó ni ayudó a las víctimas por violación.
Durante la semana del 13 de abril de 2015, un mes después de su negativa a renunciar, Kompass fue suspendido con goce de sueldo y escoltado desde su oficina. Susana Malcorra, que ocupaba una de las posiciones más poderosas en el sistema de la ONU como jefa de Gabinete del secretario general, declaró a los medios que Kompass estaba siendo investigado porque era culpable de mala conducta. Esto era un caso flagrante de prejuzgamiento.
“Kompass fue perseguido y hostigado por altos cargos de la ONU hasta que un tribunal de apelación ordenó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que levantara inmediatamente la suspensión laboral del funcionario humanitario sueco.
El juez Thomas Laker dijo que la decisión de la ONU de suspender a Kompass, quien se desempeñaba como director de Operaciones de Campo para la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, fue “prima facie ilegal” (desde primera vista ilegal)”, publicó Miradas al Sur.
El tres de junio de 2015, y frente a la trascendencia que tomaba el caso, el secretario general de la ONU anunció la formación de un panel independiente, compuesto por tres jueces, para realizar una revisión externa para examinar los acontecimientos tras el abuso sexual de los niños en la República Centroafricana.
El veredicto de los jueces dejó a Malcorra al borde de la renuncia de su cargo, lo que finalmente concretó decorosamente por el ofrecimiento de Mauricio Macri de representar a la Argentina en su política exterior.