¿Qué es realmente Marca País? Oficialmente un programa de gobierno y de la alta empresa privada para mostrar al mundo bondades de Honduras para atraer inversiones, negocios y turismo.
Ruinas de Copán, playas del Caribe, complejo turístico Indura, la mano de obra disponible para empresas interesadas en maquila, la agroexportación, los servicios en cadenas hoteleras y comidas rápidas.
¿Es esa la Marca país que nos identifica? ¿Quiénes son sus promotores? ¿Quiénes sus mayores beneficiarios?
¿Qué nombres y rostros se nos viene de inmediato a la mente cuando hablamos de Marca País?
Además de mano de obra disponible y del folclore, ¿qué participación y beneficio reales tienen las comunidades étnicas, comunidades campesinas y la gente común?
¿Cuál es la marca que más nos identifica en nuestros tiempos? ¿Esa marca de los exitosos negocios de unas cuantas familias que gozan de privilegios del Estado? ¿O esa sociedad en harapos, fracasada en su sistema de justicia y sin instituciones que garanticen dignidad a su gente?
Marca País invierte mucho en publicidad, y cuenta con personajes de renombre que hacia afuera ofrecen un rostro gracioso, magnánimo y piadoso para bien de las inversiones.
Sus promotores tienen igual responsabilidad por divulgar el saqueo de instituciones públicas por políticos y funcionarios íntimamente ligados a la administración pública actual.
E igualmente es Marca País la indignación de millares de personas que antorcha en mano han salido a las calles en repudio contra la corrupción e impunidad.
Esa antorcha ciudadana es tan marca país como lo que se dice de Indura o sobre maquilas en los foros diplomáticos y comerciales internacionales.
Marca país dice cosas bonitas sobre las ruinas de Copán, las ZEDES y destaca las riquezas minerales para atraer las compañías multinacionales.
Pero por igual se ha de decir que marca país es la lucha opositora de comunidades y organizaciones defensoras de sus territorios y de la soberanía nacional ante la amenaza de la industria extractiva.
En estos aciagos tiempos catrachos, Callejas y Hawitt marcan mucho más el país en el exterior que lo que de muy buena voluntad dicen unos honorables personajes sobre bondades de dudosa procedencia y de más dudosos propósitos.
Está bien que se hable de realidades paradisíacas hondureñas, pero quienes lo dicen, tienen igual obligación de hablar de la marca entera del país: la violencia sostenida y alimentada por policías y funcionarios públicos y por la acumulación desconsiderada de reducidas familias privilegiadas.
También se ha de decir que marca país es el servilismo de políticos y empresarios al gobierno de los Estados Unidos.
Y Marca País, por supuesto, es el control personal de los poderes del Estado y del manejo de dineros para programas asistencialistas con el único objetivo proselitista de la reelección indefinida del presidente.
Esto sí es marca país.
Lo demás, hasta puede ser motivo para maquillajes de una política que en nuestra Honduras ha alcanzado el más alto nivel de ficción, que por ser tan real, tiene la macabra función de ser mata sueños.
PUBLICADO POR NO NOS OLVIDAMOS