Pablo Gonzalez

El Estado Islámico, todo un negocio


Se calcula que tiene un capital de más de 1.500 millones de euros gracias a la venta de petróleo y de obras de arte

MERCADO negro del petróleo, expolio de arte, secuestros y trata de mujeres son las más importantes fuentes de financiación del Estado Islámico (EI) o Daesh, al que en cualquier caso le sale barato matar: basta con un cinturón de explosivos o un kalashnikov por poco dinero (de 200 a 1.500 euros) y ganas de morir por la yihad.

Solo con la venta de obras expoliadas del patrimonio histórico-artístico, la organización terrorista ha obtenido desde finales de 2014 unos 10.000 millones de dólares (unos 9.410 millones de euros), según cálculos de la Unesco.

Un negocio que el conocido también como Estado Islámico ha incorporado a sus fuentes de financiación y que se suma a su principal ingreso: la venta de petróleo en el mercado negro, sobre todo a los denominados estados fallidos. Pero el Daesh, según comentan expertos, no le está sacando todo el rendimiento posible a esa materia prima, ya que lo vende relativamente barato, muy por debajo del precio del mercado.

No obstante, al tratarse de un negocio fuera del circuito legal, es prácticamente imposible cuantificar los beneficios que la organización terrorista obtiene de esta venta de petróleo, que trata con refinerías portátiles adquiridas en China y con la que el oro negro pierde calidad.

En Siria, por ejemplo, el Estado Islámico (EI) controlaba los campos petroleros bombardeados de Deir Ezzor, en la frontera con Irak y desde donde se exporta a Turquía en camiones para desde allí transportarlo por mar a esos estados fallidos, indican los expertos. 

Recuerdan también que la toma por el Daesh de Mosul, la segunda ciudad más importante de Irak, le permitió robar más de 500 billones de dinares iraquíes (unos 395 millones de euros) en el saqueo de los bancos, incluido el central. 

Otro medio de financiación. Precisamente en esa ciudad el EI, incluso antes de tomarla, exigía una especie de “impuesto revolucionario” a los negocios, lo que generaría unos 7,5 millones de euros mensuales.

Cálculos que han realizado expertos de Estados Unidos y Reino Unido y que cifraban el “capital” de Daesh en 824 millones de euros antes de la invasión de Mosul, una cantidad que habría aumentado en 1.500 millones. 

Han sido habituales las imágenes de los yihadistas destruyendo templos y obras arqueológicas, pero los terroristas también han aprovechado las piezas que pueden ser vendidas para colocarlas en el mercado negro, también a coleccionistas de Europa y de Estados Unidos.

Trata de seres humanos Junto a estos ingresos de las “finanzas” de los terroristas figuran también los que obtienen otras actividades delictivas, como los secuestros, sobre todo de extranjeros, con los que chantajean a los gobiernos. 

Algo que preocupa también es la trata de seres humanos, una actividad con la que comercializan sobre todo para el tráfico de sexual de mujeres, muchas de ellas menores, en algún caso incluso bebés. 

Cuanto más jóvenes, mejor se pagan, lamenta uno de los expertos consultados, quienes recuerdan que los terroristas expolian poblaciones enteras y se llevan a las niñas. 

Además, desde otros países, como Arabia Saudí o Catar, les llegan flujos económicos y ayudas que no se han podido concretar. Un catálogo, en suma, de formas de financiación del Daesh en Siria e Irak. Otras organizaciones leales al Estado Islámico se financian con medios más rudimentarios, como el tráfico de armas o el de droga, así como secuestros.

A los yihadistas no les sale caro matar. Se calcula que los atentados de París no costaron más de 20.000 euros.

 Como explican las fuentes consultadas, la compra de un kalashnikov en el mercado negro en África puede suponer un pequeño desembolso de 200 euros y en Rusia de 500, aunque en otros lugares la media oscila entre los 1.200 y los 1.500 euros.

Además, se trata de un tipo de arma que puede ser disparada bajo cualquier condición y que no requiere una preparación especial y que es relativamente fácil conseguir, dado que hay decenas de millones de unidades en el mundo. 

Un poco más de destreza o pericia exige colocarse un chaleco o cinturón letal, pero su tecnología es muy simple y la cantidad de explosivo necesaria para hacerlo estallar y causar una masacre no cuesta mucho dinero.

Una infraestructura simple

Organizados o lobos solitarios, lo cierto es que tampoco necesitan una infraestructura costosa.

 En general, los yihadistas que han actuado en Europa llevaban una vida aparentemente normal, incluso con un puesto de trabajo, se han radicalizado en Internet y solo han tenido que desembolsar una cantidad de dinero asumible para hacerse con las armas o explosivos.

Su inmolación en nombre de la yihad les permite además “ahorrarse” la estructura necesaria para la huida. Y si se trata de un combatiente extranjero que quiere unirse al Daesh, un simple billete de avión les basta, y su propia documentación, ya que suelen viajar con la real.


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Publicado por Odio de Clase

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