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Honduras: ¡Fuera JOH! Antorchas indignadas contra la mafia política



Por Ismael Moreno, SJ. 

Desde que se destapó la corrupción en el Seguro Social, el gobierno de Juan Orlando Hernández no ha tenido respiro. 

Poco después estalló la indignación. ¿Qué ha irrumpido en este país? ¿Una primavera de cambios políticos de fondo o una indignada juventud que busca relevo a las mafias políticas corruptas? He aquí algunos apuntes con algunas claves para entender el trasfondo de la Honduras indignada.


Tras un duro invierno político, una depresión colectiva, una epidemia de encierro social, ¿irrumpió la primavera en la devastada, violenta y políticamente árida realidad hondureña? Asaltan las dudas, sobran las preguntas, es tan corto el tiempo del cambio que es aventurado atreverse a perfilar escenarios. Mejor ensayar con apuntes. 

Salir del letargo 

A partir del mes de mayo amplios y diversos sectores de la población, especialmente sectores medios, se indignaron, dándole un giro dramático a la coyuntura. La indignación, expresada en las caminatas de las antorchas conducidas por contingentes juveniles, despertó de su letargo a mucha gente. Asombró a los partidos políticos. Asustó a los grupos fácticos de poder. 

Rebasó a las organizaciones de izquierda, confirmando que el Frente Nacional de Resistencia Popular, nacido del golpe de Estado de 2009 y matrimoniado con el partido LibRe de Manuel Zelaya, había quedado reducido a unos cuantos líderes de la izquierda y del movimiento popular tradicional. También ellos despertaron y salieron tras la fuerza emergente de las jóvenes generaciones antorcheras para no quedarse como meros observadores que aplauden, sonríen y tiran consignas. 

Así empezó esto

Gracias a las investigaciones del periodista David Romero Ellner, divulgadas a lo largo del mes de abril, supimos que 7 mil millones de lempiras, unos 300 millones de dólares, habían sido saqueados del Seguro Social y que un porcentaje del saqueo se había destinado a financiar la campaña electoral que llevó a la Presidencia de la República a Juan Orlando Hernández. Proyecciones estadísticas lograron establecer que el dinero robado en medicamentos, en equipos médicos y en falta de atención a enfermos habría provocado unas tres mil muertes. Las noticias encendieron la indignación. El 29 de mayo hubo una primera marcha con antorchas en Tegucigalpa. El 30 fue en San Pedro Sula. 

Todavía un asomo de lo que sucedería. La del 5 de junio en la capital y la del 6 en San Pedro ya fueron extraordinarias: quince cuadras de gente indignada en San Pedro. Esos días hubo también marchas en El Progreso, La Ceiba, Tocoa, Choluteca y Juticalpa. Y así han seguido viernes tras viernes. La movilización masiva mostró a miles de gentes decididas a salir del encierro depresivo en que parecían estar postradas después de la resistencia contra el golpe de Estado seis años atrás. La indignación de entonces no se había apagado, estaba agazapada y la habían frustrado algunos dirigentes. Esperaba el momento oportuno. Llegó con la rabia colectiva que desató la constatación del saqueo del Seguro Social. 

Un ídolo con pies de barro 

En muy pocas semanas el país descubrió asombrado que el proyecto autoritario de Juan Orlando Hernández (JOH) no era lo fuerte que él lo hacía aparecer. Y él se descubrió tan impopular como para encabezar a los presidentes más repudiados en la historia hondureña, incluyendo a los de los regímenes militares y al del régimen de facto instaurado tras el golpe de Estado, que ya es decir mucho. JOH y sus más cercanos colaboradores están experimentando hoy las consecuencias de su desmesurada ambición de poder. En la coyuntura de esta indignación, JOH atrae el repudio contra la mafia política que ha hecho del Estado un fabuloso negocio. Todo iba viento en popa para JOH en sus planes reeleccionistas y en sus alianzas con el capital nacional y el capital transnacional extractivista hasta que aparecieron las antorchas en manos de miles de personas, mayoritariamente jóvenes. Mostraron que el ídolo tenía los pies de barro. 

Mucho pus en un cuerpo podrido 

JOH creía tener el control de todo, incluso creía controlar la corrupción de su propio grupo. Incluso creyó poder esconder el latrocinio de más de 300 millones de dólares al Seguro Social. Imposible. Después que David Romero destapó el caso y mostró las pruebas, se comenzaron a filtrar otros casos ejecutados por la mafia que lidera JOH. Habló así quien fuera un fiscal del Ministerio Público: “Esa mafia es un cuerpo podrido. Por donde quiera que lo toques sale pus. Lo del Seguro Social es sólo un grano. Falta lo de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, lo del Ministerio de Obras Públicas, lo del Instituto Nacional de Formación Profesional… Todo lo que se toque hará salir incontrolables corrientes de pus. Y todos los responsables son protegidos por Juan Orlando Hernández. Y en varios de esos casos están implicados sus propios familiares”. 

Asistimos a movilizaciones que tienen su sustento en una lucha ética con enormes consecuencias políticas. Después de varias masivas caminatas de antorchas, tanto en Tegucigalpa y San Pedro Sula, como en unas cuarenta ciudades medianas y pequeñas, exigiendo castigo para los saqueadores del Instituto Hondureño del Seguro Social y demandando la renuncia de JOH, él y su equipo se enfrentan a una crisis que se afanan en disimular. JOH convoca a cadenas nacionales para hablar sobre sus éxitos resaltando el respaldo internacional a su gestión y el bien que hace a través de programas asistencialistas. Dice que la gente que marcha es la que ha sido afectada económicamente por las capturas y extradiciones de narcotraficantes. Se esfuerza en disimular. No pestañeó para asistir muy devoto a la beatificación de Monseñor Romero. Lanza a las calles a gente pagada para contrarrestar la luz de las antorchas. Nada le ha resultado. Cada comparecencia en los medios, nacionales o internacionales, enardece más los ánimos de los indignados.

Se desmorona el Proyecto de JOH

También ha hecho JOH un llamado a un “diálogo social sin condiciones”. Y como en las marchas se demanda que se instale en Honduras la CICIH -una comisión internacional contra la impunidad, como la CICIG 

de Guatemala, la que con sus informaciones sobre un escandaloso caso de corrupción levantó en el país vecino la indignación popular- propone JOH otra comisión, que discutiría cómo enjuiciar a los corruptos, pero estaría conformada por las cúpulas responsables de la corrupción. En la cadena nacional del 23 de junio su llamado al diálogo permitió identificar el actual mapa de la polarización. Un sector del empresariado y de sus medios de comunicación, líderes de una llamada “sociedad civil” estrechamente cercana a la embajada de Estados Unidos, algunos liderazgos de iglesias y burócratas políticos fueron quienes respondieron al llamado de JOH. En el otro extremo, la población indignada preparó sus antorchas y el viernes 26 de junio triplicó la presencia en la marcha. Varios jóvenes se sumaron ese día a la huelga de hambre que dos muchachos habían comenzado el 22 de junio. 

El rostro de JOH luce desencajado, su permanente sonrisa es ahora un rictus de amargura. Aunque en este año y medio se apertrechó con municiones del poder político, económico y religioso para una larga vida en la silla presidencial, ha comenzado a experimentar una derrota anunciada. Llegó al gobierno en enero de 2014 afirmando, con sonrisa de triunfador, que ahí seguiría por los próximos cincuenta años. Y en pocas semanas ha comenzado a convencerse de lo que le gritan miles de personas: que no lo quieren en el gobierno ni por los cuatro años para los que fue juramentado. Ahora, su desafío es lograr quedarse por esos cuatro años. 

“La bulla nacionalista”

La corrupta mafia política ha tratado de sacudirse del susto inesperado y ha puesto en marcha contraofensivas. Para equilibrar las calles, a las marchas de las antorchas respondió con lo que llamaron la marcha de “la bulla nacionalista”. ¡A mí no me pagaron, yo vine porque quise! gritaron los antorcheros frente a los marchistas azules a quienes se les paga el equivalente a un poco más de 2 dólares, el transporte y de comida, una “burrita”. 

El “equilibrio” se busca también en el terreno judicial. A cada denuncia y acusación judicial contra un corrupto del Seguro Social le sigue de inmediato una denuncia y acusación contra uno de los que la mafia coloca entre los indignados. JOH juega con ventaja por el control que tiene sobre los fiscales y el Poder Judicial. Ante la huelga de hambre de la juventud indignada frente a casa presidencial la mafia política cierra las calles de alrededor. 

Estados Unidos y Europa

En este escenario, la mafia que lidera JOH ha logrado respaldo del gobierno de Estados Unidos a cambio de que JOH renunciara a la idea con la que llegó al gobierno: quedarse indefinidamente. Su renuncia a la reelección habría sido el objetivo de la intempestiva visita que hizo JOH a Washington a mediados de junio. Más de eso no quieren en el Norte. Ven a JOH como una pieza importante para su estrategia de seguridad. Así, a la presión política interna se contrapone el respaldo internacional, aunque ni estadounidenses ni europeos tienen claro qué hacer en esta Honduras convulsionada. De momento, aunque la legitimidad de JOH esté socavada prefieren mantener la alianza con él. 

El “Equilibrio Catastrófico”

El “equilibrio catastrófico” es un concepto acuñado por el pensador italiano Antonio Gramsci para explicar el incierto equilibrio que hay entre fuerzas políticas adversarias que buscan imponer su agenda en momentos de crisis. Alcanzar ese equilibrio en esta coyuntura es a lo que apuesta ahora la mafia política. JOH se esfuerza en evitar que la oposición indignada tenga capacidad de iniciativa y en evitar que sus iniciativas tengan éxito. Eso explica la movilización de unos 500 efectivos militares y policiales frente a la huelga de hambre que iniciaron varios jóvenes de la oposición indignada de Tegucigalpa el 22 de junio. Y eso explica la presencia desproporcionada de militares y policías en las diversas caminatas que se realizan a lo largo de todo el país. 

La peligrosa actitud que un contingente militar exhibió en una ciudad de la costa norte no trae buenos presagios. 

Cuando un indignado les gritó que por qué no buscaban a los verdaderos delincuentes, en lugar de amenazar a la gente en las marchas, el jefe militar dio la orden y unos doce efectivos se bajaron del jeep con su M-16 y bala en boca apuntaron al que les había gritado. Todo mundo rodeó al joven, lo que logró neutralizar la decisión de dispararle que parecían traer los militares. Un hecho que nos trajo de golpe a la memoria los tiempos aciagos del golpe de Estado o los sangrientos tiempos de la seguridad nacional en la década de los años 80. 

Una rendija entre los incondicionales 

La mafia política que lidera JOH se reduce. De contar con el firme respaldo de los sectores del llamado “lado oscuro” del Partido Nacional y de toda la élite empresarial, JOH se está quedando más solo. Su ambición de poder le ha llevado a controlar el partido y a exigir obediencias ciegas sin que él corresponda con idéntica lealtad. Viendo las masivas marchas de antorchas poderosos empresarios de los medios de comunicación se han distanciado de JOH. No están dispuestos a jugar en esta coyuntura el papel de complicidad con que participaron en la del golpe de Estado. 

El prestigioso periodista Renato Álvarez, de la poderosa cadena Televicentro, con sede en la capital, propiedad del empresario Rafael Ferrari, anunció su renuncia a los noticieros por las amenazas de JOH de retirarle publicidad al canal por el papel crítico que asumió el noticiero hacia la política oficial y por su apertura hacia los indignados. Álvarez y Televicentro se decantaron a favor del sector golpista en 2009, contribuyendo a exacerbar la polarización de la sociedad hondureña. En esta ocasión no están dispuestos a repetir una apuesta que tanto daño provocó a la imagen del periodista. Y el propietario de la televisora parece pensar igual. Es apenas una de las rendijas que se le han abierto a JOH. Hay más.

Schucry Kafie Larach es uno de los diez más poderosos empresarios de Honduras. Al decir de muchos, con una sola orden podría dejar a oscuras todo el país o suspender el suministro de medicamentos a toda la red farmacéutica del país. Pues bien, en busca del equilibrio que necesita, y más por revanchas causadas por controversias previas, JOH decidió entregarlo a la justicia acusado de estafa al Estado por la venta fraudulenta de fármacos a través de una de las empresas acusadas de haberse fundado para saquear el Seguro Social. Según los conocedores del caso, Kafie habría blindado legalmente la empresa y su encarcelamiento sería por breve tiempo. Pero la enemistad con JOH se habría sembrado para siempre, arrastrando a esa enemistad al más poderoso sector empresarial del país. 

En el contexto de las antorchas encendidas, JOH se desmarcó también de su Vicepresidente, Ricardo Álvarez, ex-alcalde de la capital, presidente del Partido Nacional y su principal contrincante al aspirar a la Presidencia en las pasadas elecciones. JOH decidió abandonarlo y podría ser uno de los sacrificados en el proceso judicial contra los atracadores del Seguro Social. De acuerdo a los entendidos, Álvarez es quien cuenta con más bases nacionalistas en la capital y en otros puntos del país. El desmarque de JOH significaría que todas esas bases retirarán su apoyo al Presidente, lo que reduciría las movilizaciones de apoyo a JOH cuando más las necesita. 

Más abandonos

Habría también una ruptura entre JOH y Óscar Álvarez, jefe de bancada del Partido Nacional en el Congreso, el diputado más votado del departamento de Francisco Morazán y de su cabecera, Tegucigalpa, y uno de los defensores más radicales de JOH ante los indignados por su fanatismo militar y anticomunista. Álvarez habría tomado distancia de JOH tras la reprimenda que le habría hecho después de la humillación que sufrió en un debate televisado con el ex-candidato presidencial y presidente del Partido AntiCorrupción (PAC), Salvador Nasralla, a propósito de la acusación que sobre Álvarez recae de ser uno de los responsables del robo al Seguro Social para depositar recursos en el Partido Nacional. Álvarez fue jefe de campaña del partido y hasta el distanciamiento actual con JOH era un importante aspirante a la Presidencia de la República.

Otro frente abierto 

Otro frente de enemistad abierto es el del predecesor de JOH en la Presidencia, Porfirio (Pepe) Lobo. Voces acreditadas dicen que JOH decidió abandonarlo a su suerte, aun habiendo sido su padrino en la campaña que lo llevó a la silla presidencial. Pepe Lobo tiene un acervo importante en el Partido Nacional y su distancia de JOH es evidente. 

La inmensa mayoría de investigados y enjuiciados por el caso del Seguro Social son del grupo de Pepe Lobo. En mayo, JOH decidió entregar a la DEA a Porfirio Lobo, hijo mayor de Pepe, acusado de ser narcotraficante y miembro del cártel de Los Cachiros. Se rumora a voces que JOH no sólo estaría dispuesto a entregar también a Ricardo Álvarez y a la hasta ahora poderosa Lena Gutiérrez, Vicepresidenta del Congreso Nacional y mujer de confianza de Pepe Lobo, una de las principales acusadas de estafa al Seguro Social a través de las farmacéuticas. También podría entregar a “mi Rosa”, como llama Pepe Lobo a su esposa. 

“Su” Rosa está señalada como una de las principales aliadas de Mario Zelaya, director del Instituto Hondureño del Seguro Social y principal responsable del saqueo, quien hoy guarda prisión en uno de los batallones del Ejército. Hay voces que aventuran que JOH tendría en su agenda entregar al propio ex-Presidente Lobo si cree que eso pondría a salvo su proyecto. 

Deslealtad que no perdonan

Los aliados de JOH están comprobando en esta crisis que él no les es leal. El círculo de quienes no perdonan esa deslealtad se estaría ampliando en proporción inversa al círculo de apoyo a JOH. Sus aliados de ayer podrían terminar entregándolo hoy a sus adversarios. Parece haber llegado el momento en que la prioridad de JOH no es buscar aliados para su reelección en nuevos períodos sino recuperar aliados que le apoyen para culminar sus cuatro años de gobierno. 

JOH parece estar dándose cuenta demasiado tarde que su ambición rompió el saco y que la lealtad de la mafia política no es con personas sino con el sistema que los protege. Tal vez JOH se sintió con tanto poder que confundió el sistema mafioso con su persona. Hoy, la mafia entiende que proteger el sistema podría pasar por prescindir de JOH. Y si él está entregando a varios de sus más importantes aliados, ¿por qué sus aliados en la mafia, que siguen teniendo un inmenso poder, no prescindirían de él? 

La piedra angular: Un sistema de impunidad 

La mafia política perfiló a JOH con un liderazgo de largo plazo. Esa mafia está unida, más que por una mentalidad de extrema derecha, por su comprobada pericia para delinquir desde el Estado.

Rafael Leonardo Callejas, el mayor de los tigres rayados de la política hondureña, “gurú” de la corrupción de más alto vuelo, vio venir la debacle porque conoce al dedillo a sus pupilos y, más temprano que tarde, descubrió que el joven al que formó políticamente no había superado la etapa de “muchacho malcriado”. Así se entiende que Callejas lanzara su campaña para ser reelecto en paralelo a la campaña presidencial de JOH. 

Entre todos los sectores del Partido Nacional, sólo él y otro ex-Presidente, Ricardo Maduro, se han mantenido viendo los toros desde la barrera o al menos así lo han querido hacer ver para no quedar chamuscados. Las antorchas le advierten a Callejas, zorro de la política y por eso zorro de la corrupción, que ha llegado el momento de capitalizar esta crisis con su liderazgo. Los nacionalistas así lo ven y así lo esperan. La auténtica mafia política, la encarnada en Callejas y Maduro, ya no necesitaría de novatos, tendrían el sartén por el mango con todo el juego de cintura que han sabido jugar a lo largo de varias décadas de democracia “estilo Honduras”.

La prioridad de Estados Unidos

El gobierno de Estados Unidos, varios de los gobiernos europeos y los organismos multilaterales no le retirarán su apoyo a un gobierno formalmente elegido en las urnas mientras no vean agotarse todos los recursos. Podrían poner condiciones y aumentar presiones y advertencias, pero sobre la base de un respaldo irrestricto. Así se vio el 29 de junio, al anunciar la ONU y la OEA su disposición a servir de mediadores en el “diálogo social” convocado por JOH. Para Washington, que un gobierno como el de JOH tenga una dosis grande o mediana de corrupción y proteja con impunidad a los corruptos es secundario mientras el hombre les sea efectivo para su estrategia de seguridad. 

Para Estados Unidos la prioridad es proteger sus fronteras en México y Centroamérica de las mafias de narcotraficantes con las que no tiene interés en negociar. Y JOH ha dado muestras de colaborar a esa prioridad a cambio de gozar él y los suyos de la protección de Washington. Los gobiernos europeos no se van a desmarcar de la política de Estados Unidos. 

La sociedad civil que apoya a JOH

Otro aliado importante de JOH, aunque secundario, es un grupo de organismos hondureños denominados “de la sociedad civil”, que promueven derechos humanos y hacen incidencia social y política con fondos y asesoría de instancias del gobierno estadounidense, que son contrapartes de organismos civiles de Estados Unidos y que realizan “lobby” en diversas dependencias del gobierno de Estados Unidos cuestionando las políticas de JOH, aunque sin desmarcarse de esas políticas cuando están en Honduras. Estos organismos “civiles” juegan un papel decisivo adecentando la política y los programas asistencialistas de Estados Unidos en Centroamérica, hoy particularmente el Programa para la Prosperidad de los Países del Triángulo Norte con el que Washington pretende influir en los factores que en estos tres países provocan violencia y migraciones masivas hacia el Norte. Pero, ¿podría servir ese Plan cuando ha sido concebido para que lo lideren los gobiernos y las élites empresariales que hoy están siendo cuestionadas y denunciadas por avalanchas populares y juveniles en Guatemala y Honduras? 

El apoyo de las transnancionales 

Otro apoyo fundamental de JOH son las corporaciones transnacionales que han encontrado en él el mejor aliado de sus inversiones en Honduras. Se trata de corporaciones de la telecomunicación, farmacéuticas, distribuidoras de combustible, generadoras de energía térmica, comidas rápidas, industria maquiladora, empresas turísticas, hoteleras y comerciales. Son de especial relevancia las corporaciones de la industria minera y las interesadas en las ZEDEs o Ciudades Modelo. Para todas estas corporaciones la inestabilidad política del gobierno de JOH representa un problema y un atraso. Y todas temen que sus socios hondureños, las élites empresariales, entren en conflicto con JOH y le retiren su respaldo. Hacia las élites empresariales, y no hacia el gobierno, se decantará siempre su apoyo. 

La “Pobretería” con la mano extendida

Otro sector que apoya a JOH son las bases del Partido Nacional y, sobre todo, las comunidades beneficiadas con los programas asistencialistas del gobierno más “regalón” de la historia nacional. En un país con un desempleo tan generalizado, con poblaciones juveniles abandonadas a su suerte, con la grave situación de inseguridad y violencia, que afecta más a la gente más empobrecida, esos programas consolidan apoyo y con esa gente se podrían organizar fuerzas de choque contra la población indignada. Los programas de empleo temporal, el llamado “Con chamba vivís mejor”, las hornillas para pequeñas productoras de tortillas, el programa Para una Vida Mejor, el bono diez mil, los créditos populares, podrían también incrementarse en la medida en que crezca el repudio y la movilización con la demanda de ¡Fuera JOH! Contar con bases entre la gente más miserable y con niveles escolares muy bajos, que a cambio de recibir ayudas para la sobrevivencia están dispuestas a movilizarse, es estratégico para un gobierno como éste. 

¿Y los partidos políticos?

JOH cuenta no sólo con la cúpula mafiosa de su Partido Nacional. También con el sector tradicional y de extrema derecha del Partido Liberal. También cuenta con los “partidos bisagra”, la Democracia Cristiana y Unificación Democrática. JOH ha demostrado también ser un experto en comprar diputados del partido LibRe y del PAC. Sin embargo, por la gelatinosa situación en la que se mueven hoy todos los partidos políticos, especialmente los dos nuevos, LibRe y PAC, JOH no las tiene todas consigo. 

Las Fuerzas Armadas

La mayor confianza la tiene puesta JOH en las Fuerzas Armadas, la instancia nacional que más gana en la convulsa coyuntura que vive el país. Los militares eran ya el factor decisivo para el proyecto autoritario con el cual soñó Juan Orlando Hernández. Pero nunca como en esta coyuntura resbaladiza y peligrosa para la estabilidad de su gobierno, los militares resultan cruciales. JOH ha colocado a altos oficiales en puestos clave de su gobierno, ha reforzado el respaldo personal y pecuniario a cada uno de ellos, les ha trasladado responsabilidades para el manejo de la seguridad en todas las dependencias severamente cuestionadas como el Seguro Social, los hospitales, las telecomunicaciones, escuelas y colegios, y los barrios con más altos niveles de presencia de pandillas. Especialmente, ha llenado de militares las calles por donde transitan las marchas de la población indignada. Cuanto más cuestionada es su administración más se refuerza militarmente, de manera que esta coyuntura abre las puertas a un Estado y una sociedad militarizados. 

JOH llega a esta coyuntura con una alianza entre los altos oficiales del Ejército y los altos oficiales de la Policía después de las sospechas, distancias y desconfianzas que a comienzos de 2015 despertó en militares y policías la creación de la Policía Militar del Orden Público. 

Una vez que JOH perdió la batalla para elevar a rango constitucional a esa Policía Militar buscó recuperar la relación deteriorada con oficiales militares y policiales. Con prebendas, cargos y garantía de impunidad para los que han cometido actos reñidos con la ley recuperó una alianza que hoy tiene bastante asegurada. La represión principal contra la población indignada vendrá de la Policía Militar del Orden Público, aunque siempre combinada con la del Ejército y la de la Policía.

La población indignada 

La población antorchera necesita saber situarse con firmeza y advertir por dónde vendrá el contraataque. La mafia política seguirá invirtiendo infinitos recursos en las “marchas de los obligados” para equilibrar las calles. Y evitará a toda costa que la población indignada mantenga la iniciativa. En los primeros momentos el sector indignado ha tenido más capacidad de iniciativa obligando a la mafia a reaccionar. El llamado al “diálogo social” hecho por JOH revirtió en su contra. La población indignada redobló su número en las calles y el grito de ¡Fuera JOH! superó en ardor al anterior, que era ¡Cárcel para los corruptos! Pero, después de estos primeros avances, la población indignada deberá debatir y buscar propuestas para que todo no quede en euforia.

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Refrescando la memoria

Unos jóvenes, entusiastas y sin experiencia política, decidieron el 22 de junio iniciar una huelga de hambre indefinida demandando la presencia en Honduras de una nueva institución, la CICIH, similar a la CICIG guatemalteca. Reforzaron con su opción las caminatas de las antorchas. 

Entre abril y mayo del año 2008 la huelga de los fiscales hizo historia en Honduras. Iniciada con cuatro fiscales, convocó a muchas personas más, duró 38 días y logró movilizar a decenas de miles de personas en pie de lucha contra la corrupción. En aquel momento el régimen estaba fraccionado. Eran dos poderes del Estado en íntima alianza con la élite oligárquica y los otros órganos del Estado, incluidas las Fuerzas Armadas, en contra del Poder Ejecutivo. 

Los huelguistas se situaron en aquel torbellino político en contra de los corruptos del Estado y de la empresa privada. Contaron con el respaldo del Ejecutivo, quien contribuyó a que se lograran decretos que incluían demandas de los huelguistas. Al término de la huelga la conciencia anticorrupción había calado en el país, pero los logros objetivos fueron tan magros que en días se redujeron a la nada. 

La renuncia del huelguista

Los jóvenes huelguistas exigen la renuncia de JOH, que hoy, a diferencia de entonces, es respaldado por la oligarquía, las Fuerzas Armadas y el gobierno de Estados Unidos. Si en aquella ocasión los logros se hicieron añicos tan pronto, a pesar de contar con la simpatía del entonces Presidente Manuel Zelaya y de su equipo, ¿podrá hoy una huelga de hambre lograr la renuncia de JOH, blindado por todos los poderes fácticos?

La huelga sí puede contribuir a desestabilizar el proyecto autoritario de JOH. La indignación masiva ante el latrocinio llevado a cabo en el Seguro Social es un factor que no existía en 2008. La indignación popular por la corrupción no tenía aquel año el nivel que ha alcanzado hoy. Y las movilizaciones de las antorchas superan con mucho, no sólo las acciones que vimos en 2008, sino también la resistencia que enfrentó el golpe de Estado de 2009. Otro factor que no había en 2008 es el descarado personalismo de JOH, cada vez más repudiado por la población. 

El pac de Nasralla 

Sin dejarse arrebatar la creatividad demostrada, la población indignada y la juventud antorchera, deberán reflexionar bien sus demandas y ampliar sus alianzas. La relación con los partidos políticos es importante, porque su presencia en las acciones que se decidan puede ser definidora. Aunque existe una tendencia significativa entre la gente joven indignada a rechazar la presencia de dirigentes de los partidos políticos en las caminatas y en los nuevos espacios de lucha, no se puede negar el papel que ha desempeñado un dirigente tan atractivo para la juventud despolitizada como el comentarista deportivo Salvador Nasralla, ex-candidato presidencial del nuevo Partido AntiCorrupción (PAC). Su discurso ha sido abiertamente contra JOH, ha denunciado con firmeza el saqueo del Seguro Social y también ha demandado con firmeza la llegada a Honduras de la CICIH. Ha estado presente en las caminatas antorcheras, lo que induce a pensar en una nueva candidatura presidencial con enormes posibilidades de triunfo. 

El partido de Zelaya

El partido Libertad y Refundación (LibRe) ha estado presente en este proceso e incide en él, pero con menos atractivo que el PAC. La presencia de Manuel Zelaya ha sido cuestionada en ocasiones y es evidente el reducido arrastre que tiene entre las juventudes indignadas. Lo mismo ocurre con otros liderazgos menores de LibRe y con los del Frente Nacional de Resistencia Popular, instancias que no guardan entre ambas ninguna diferencia más que el nombre.

El partido Liberal

El Partido Liberal ha tenido una presencia, aún menor, aunque su presidente, el ex-candidato Mauricio Villeda, ha tenido una de las presencias de contenido crítico más claras e iluminadoras entre las de todos los liderazgos políticos. Ha sido constante su llamado a los dirigentes de los partidos políticos a no interferir en el fenómeno antorchero. Hay opiniones que indican que está en un profundo conflicto con la extrema derecha de su partido, liderada por el ex-Presidente Carlos Flores Facussé y por Roberto Micheletti. 

El desplazamiento de Villeda de la presidencia del Partido Liberal podría ser inminente. En momentos como el que hoy enfrenta la clase política hondureña se evidencian los estrechos vínculos que existen entre los liberales y el “lado oscuro” del Partido Nacional. 

Las tres demandas fundamentales

Analizando el mapa partidario, es claro que los liderazgos juveniles indignados han de fortalecer alianzas con el PAC y con LibRe y en menor medida con el sector “indignado” del Partido Liberal, evitando que la lucha de hoy se contamine con intereses electorales. 

Las demandas de los antorcheros son fundamentalmente tres: cárcel para los corruptos que saquearon el Seguro Social, instalación de una Comisión Internacional Contra la Impunidad en Honduras (CICIH) y el inicio de un proceso que conduzca a una nueva institucionalidad. 

La Alianza que falta

Hay alianzas que faltan y son decisivas. Sin duda, las calles de la capital, de San Pedro Sula y de otras ciudades y localidades del país, se nutren y se llenan con una población indignada muy diversa, aunque predominan las juventudes y los sectores medios, universitarios, profesionales, comerciantes. Tienen menor peso las organizaciones sociales, obreras, campesinas, étnicas y gremiales.

La indignación debe ampliar sus demandas y asumir las de las comunidades y organizaciones insertas en territorios amenazados por la industria extractivista, por las compañías mineras, por las Ciudades Modelo. Levantar las antorchas en esos sectores y contar con esas poblaciones tocaría el nervio, la columna vertebral, de la mafia política que representa JOH y el gran capital. 

Si las antorchas se encendieran y caminaran en el Valle del Aguán, en la zona Atlántida y en la zona de Locomapa en las profundidades montañosas de Yoro, en el noreste hondureño, en la zona occidental y en la costa atlántica, en donde centenares de comunidades originarias de lencas, tolupanes, garífunas y campesinas están siendo amenazadas por los proyectos mineros, hidroeléctricos, turísticos y por ese gran proyecto que son las Ciudades Modelo, el avance estratégico de la indignación sería mayor. 

La amenaza

Esta creativa e indignada lucha pacífica y ciudadana tiene potencialidad para quebrar el proyecto autoritario y corrupto que domina Honduras. La amenaza más seria es el recurso a la represión al que JOH recurrirá indefectiblemente. El régimen provocará a los indignados para que actúen con violencia, para que traspasen los límites de la no violencia activa. La no violencia es el mayor capital que tiene esta protesta de indignación esperanzada. Es su carta de presentación. Es lo que da mayor credibilidad a sus demandas y desmorona la capacidad de reacción de la mafia política.

El camino

Superar el espontaneísmo y la improvisación del primer momento para evitar la anarquía, saber combinar el protagonismo de la juventud indignada con la experiencia de liderazgos de otras generaciones, saber articular los aportes y las demandas de liderazgos sociales y políticos honestos y mirar más allá del “fuera JOH”... Por ahí va el camino. La población antorchada ha identificado la lucha contra la corrupción y la impunidad como los quehaceres centrales de las movilizaciones. Pero la corrupción y la impunidad no se reducen ni al Seguro Social ni a la administración de JOH. Identificado el caso de corrupción que despertó esta indignación salieron otros y otros… La corrupción y la impunidad parecen infinitas. En miradas de mediano y largo plazo está el camino.

Artículo publicado en Revista Envío Nicaragua

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