Cómo se pasa de la ofensa, la rabia y la humillación a la fortaleza.
Cómo se vive en el aquí y ahora sin enloquecer.
Cómo se lidia con los sentimientos de culpa, venganza, clemencia, piedad, ira, desconsuelo, odio.
De dónde sacas las fuerzas para levantarte y seguir caminando con la fotografía de tu hijo por delante, aquella que orgulloso se tomó para la credencial de su escuela y que ahora portas tú cuando vas al cerro, a la radio, con los secretarios de Estado, a la marcha de la carretera, al Zócalo de la Ciudad de México.
Nunca lo planeaste ni lo pensaste pero estás convertido en un luchador social, en congruencias con los ideales de tu hijo.