Mientras Rusia y China están creando un orden mundial alternativo sobre la base de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la Unión Económica Euroasiática y los BRICS, Washington trata de resistir ferozmente a este proceso desatando una guerra económica contra los países miembros de la nueva comunidad, opina el analítico estadounidense e investigador de la Universidad de Ontario Mahdi Darius Nazemroaya.
En su artículo, publicado en el portal Global Research, Nazemroaya señala que actualmente la arquitectura financiera del mundo está cambiando. La potencia del dólar como principal arma estadounidense está disminuyendo drásticamente, ya que organizaciones internacionales como OCS, BRICS, Mercosur y la Unión Económica Euroasiática remplazan al billete verde con sus monedas nacionales en sus cálculos y transacciones.
Mientras tanto el monopolio del sistema de Bretton Woods de Washington, fundado por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, se enfrenta al desafío directo del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS y al Banco Asiático de inversiones en infraestructura (ABII, por sus siglas en inglés), instaurado por China.
En respuesta a estos acontecimientos está ganando impulso la guerra económica lanzada por EE.UU., destaca el analítico. De acuerdo con Nazemroaya, Washington utiliza la desaceleración económica en China como arma psicológica y como medio de manipulación del mercado para contrarrestar las medidas adoptadas por Pekín y Moscú para frenar la influencia del dólar.
El experto opina que el reciente ataque en el mercado de valores de China puede ser considerado uno de los pasos de EE.UU. en esta guerra improvisada. Pekín ha acusado a Washington del ataque, pero el Departamento del Tesoro de EE.UU. ha negado su implicación en el incidente.
Según opina Nazemroaya, con este comportamiento económico tan agresivo EE.UU. buscabloquear el papel clave desempeñado por China en la financiación de grandes proyectos de banca, infraestructura y desarrollo que desafían el dominio global de Washington. Provocar el colapso del mercado de valores chino, en concreto, tenía por objeto sembrar el pánico entre los inversores y provocar una fuga de capitales mediante una venta en masa de acciones.
En realidad esta medida tiene la intención de socavar la salud económica de China e interrumpir la ejecución del proyecto de la Nueva Ruta de la Seda y otras iniciativas similares de Pekín y sus socios rusos, de los BRICS, la OCS y la Unión Económica Euroasiática, señala el analítico, añadiendo que esta posición de Washington lleva al mundo hacia un conflicto global.
Artículos relacionados