Desde la reunión de la OEA de 2009 en San Pedro Sula se habían levantado las voces por la participación de Cuba en ese enclave político hemisférico al servicio de EEUU, su agua de navegación predilecta.
En ese entonces no había una claridad en cuanto al rumbo y peso que tendría posteriormente la CELAC como espacio regional cultural donde se reunirían todos los países que teniendo una historia, situación geográfica y posición social común.
Es hasta la VI Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias en donde los países del ALBA, apoyados por el MERCOSUR, ponen una condición con punto final a Canadá y EE.UU., el mensaje no pudo ser más claro: ¨última cumbre sin Cuba¨. Rafael Correa de Ecuador no asistió a la reunión en protesta por la ausencia cubana.
Por su parte, Cuba ha dejado claro que no regresara al sistema interamericano de la OEA, no le interesa, y cada vez más se perfila en los discursos de Raúl Castro el realce y preferencia por la CELAC, el verdadero cuerpo que daría independencia a América Latina.
Es así como ha recaído en las manos de la isla uno de los desenlaces geopolíticos de mayor envergadura hemisférica.
En la actualidad donde este Cuba hay legitimidad, donde no este no la hay. Muy simple. Los geo-politólogos analizan la existencia de una actual lucha de intereses por ocupar la posición #2 dentro de las prioridades diplomáticas cubanas, después de Venezuela…Sera Brasil o México? O #3 quizás Argentina o Colombia?. En este contexto Peña Nieto solicita una reunión con Fidel Castro, misma que fue concedida.
Duramente rechazada en los años 60 por todo el continente, es ahora el sujeto al que hay que pedir perdón, y no solo por parte de Estados Unidos, sino por todas las naciones, que dominadas por oligarquías nefastas y retrogradas, a excepción de México, repugnaron su proceso de autodeterminación materializado en una revolución socialista popular.
Cuba resulta ser el único país del hemisferio, y quizás de occidente entero, que no tiene como eje orbital a EE.UU. Su órbita gira en torno ahora más que nunca sobre América Latina y el tercer mundo en general, un hecho sin precedentes.
El reconocimiento por parte de EE.UU. de esta necesaria transformación en las relaciones con Cuba, que ha luchado y resistido casi sola durante más de seis décadas, es un avance ganado y no habrá espacio para retroceder. EE.UU. ha tenido nuevamente que ceder, escuchar en vivo la historia que desenlazó en las crudas realidades en que está sumergido el continente, las venas abiertas que no han cerrado sino que se han dilatado.
Raúl Castro ha llamado a apoyar a Obama en esta aventura aperturista, pues es evidente que será difícil convencer al Congreso sobre la derogación del embargo económico, y de que ya no hay tolerancia en el continente para ello.
Todo este drama innecesario, fue anticipado por los lacayos pro-colonialistas de antaño hasta la década de los 90s, la unión latinoamericana les era opuesta a sus objetivos entreguistas.
Crean así un tejido supranacional a su favor, por un lado, la vieja OEA, que ya iba siendo cada vez más evidente su desfase y su calidad cortesana de Washington, y por otro las potencias Europeas empujan a España y Portugal a estructurar la OEI, Organización de Estados Iberoamericanos, con pretexto de los existentes lazos culturales con estas ex metrópolis, al tiempo que esas mismas, mucho más España que Portugal, se alejaban de sus lazos con el tercer mundo, un hecho reclamado por Fidel en entrevista con Televisión Española a principios de los años 90.
Al mismo tiempo en el resto del mundo, ya funcionan sin injerencia extranjera relativa la ASEAN, la Unión Africana, y la Liga Árabe, esta última también intervenida por el tema Palestina-Israel pero posiblemente en proceso de saneamiento. Subregionalmente se favorecieron cuerpos de integración que sirven solamente al intercambio de mercancías y resolución de pequeños conflictos internos, nada real y tangible se materializo con la Comunidad Andina y el C-4/SICA, después de décadas de inoperancia Mercosur fue saneado con gobiernos independientes pero sigue siendo una estructura principalmente comercial.
A nivel geopolítico América Latina se encontraba en atraso, un revés que le va a costar mucho superar. El surgimiento de la ALBA-TPC y la CELAC han marcado un giro significativo cuyos frutos se han visto en poco tiempo.
Estados Unidos por su parte, no ha cambiado el objetivo final, que es dominar a los países del sur para usufructuar sus recursos, un espíritu casi natural de la raza blanca indoeuropea, la rama liberal de los demócratas lo que quiere cambiar es la estrategia de dominación. Basta con escuchar el discurso del presidente Obama, la retórica de derechos humanos, extremadamente liberal, no cesa cuando se la cuestionado el tema de Cuba en los últimos meses. Es más, ha empeorado. Se empaña EE.UU. en tanto que suprema en su línea política y en su superioridad mundial, a “continuar financiando organizaciones que eleven las voces de las minorías (mercenarios), de organizaciones de la sociedad civil que luchen por los DD.HH. y que ayuden a esparcir el concepto de libertad individual, de prensa y de prosperidad empresarial” que entienden ellos para el resto de naciones.
Cuba, un pueblo difícil de corromper y venderse al capital norteamericano, entiende este lenguaje de parte del presidente Obama, es inevitable, además podría tratarse hasta de un problema de vida o muerte. Y, por otro lado, los temas siempre serán disonantes entre estos dos polos opuestos, dos modelos de sociedad completamente distintos.
La burguesía liberal norteamericana, muy articulada en su propuesta económica y en su lenguaje de dominación no puede flexibilizar demasiado ante la irreverencia, tiene una posición de clase que a toda costa representa la factibilidad de la reproducción de su vida material, de multiplicación de su inversión. La producción de renta del capital crea una ideología determinada que a la vez fortalece su multiplicación hasta donde la pueda y la dejemos sostenerla…
Sin embargo, aunque los beneficios de estas victorias son muy positivos para los países suramericanos y del caribe, pareciera que en Centroamérica estos cambios no calan, es más, entre más se debilita la posición de EE.UU. en la esfera internacional, entre más se ve obligado a negociar y a bajarle el tono a su usual chantaje diplomático, más se recrudece su mano dura hacia los satélites puppets.
En Guatemala y Honduras la violencia no deja de aumentar, la pobreza se recrudece, los derechos laborales disminuyen y se sigue pensando en términos de una agenda neoliberal.
Se ha favorecido la predominancia de sistemas diversos en el istmo, desde la aparición de Costa Rica como núcleo socialdemócrata, la inevitable vuelta de Nicaragua y el Salvador hacia gobiernos de base popular izquierda y el uso de Panamá como centro logístico adaptado a cualquier eventualidad política.
Para su conveniencia circunstancial están favoreciendo la autodeterminación de los pueblos, que en el caso de Honduras es: las elecciones espurias que llevaron al Partido Nacional a la victoria. Uno de los últimos reductos de la derecha recalcitrante de antaño.
Heredero de Fujimori, Menen, Callejas y otros de esa estirpe, JOH se ve obligado a apegarse internacionalmente a una ala más moderada de la derecha Colombiana y Mexicana, todas sus política vienen de ahí. Pero incluso se ha visto obligado este gobierno a entablar lazos fuertes con gobiernos de Izquierda como Nicaragua y Ecuador (32 acuerdos firmados), de otra manera quedaría aislado. Santos fue el único presidente de una gran nación del continente que asistió a la toma de posesión de JOH. Peña Nieto toco por pocas horas suelo hondureño, para saludar a JOH. Y JOH mismo tuvo como primer viaje internacional a pocas horas de ser declarado presidente Managua visitando igualmente Quito en los primeros meses de su mandato.
Lo que se pretende concluir es que si a nivel nacional la estrategia local de la burguesía ha sido el recrudecimiento de los ataques hacia cualquier expresión de la clase trabajadora, a nivel internacional han construido un muro para impermeabilizar los grandes avances que se contraponen al viejo sistema en las naciones vecinas incluidas El Salvador y Nicaragua.
Los cuerpos de inteligencia del régimen bipartidista hondureño han logrado impermeabilizar las fronteras nacionales dejando a Honduras como un satélite enfocado en Washington, al tiempo que un pacto transatlántico haya decidido dejar a Managua en manos de Europa/España. La frontera que divide a estos dos países constituye un quiebre muy significante en el desarrollo de la historia moderna centroamericana, un muro sin piedras.
No hay que descartar que cambios (por ahora poco probables) en la política mexicana podrían desembocar en una turbulencia en el triángulo norte de Centroamérica, especialmente Guatemala, Honduras.
Eso significaría el fin del rebote post caída del bloque soviético en la hegemonía estadounidense.
Nuestra posición geográfica, y sobre todo la de México, encajonados en el noroeste de América Latina, han afectado a favor de este fenómeno hegemónico norteamericano.
Pero, por otro lado, esta coyuntura podría verse alterada debido a cambios revolucionarios en Honduras si tuviese lugar suficiente fuerza organizativa de masas populares, o medianamente con una victoria electoral del partido de Mel Zelaya.
Rebelión
Por Luis E. Aguilar