Enver Hoxha nos enseña que los marxista-leninistas no temen la polémica, no concilian, y no están a la defensiva sino a la ofensiva con los revisionistas.
«Nuestro partido piensa que la polémica pública es indispensable, es una escuela para todos los comunistas, ya que les ayuda a distinguir la verdad de la mentira.
Los revisionistas estarían encantados si se hablara de ellos de forma general, si no se les golpeara abiertamente y si no se llamara a las cosas por su verdadero nombre.
Pero el revisionismo y la traición no son sombras, sino una realidad viva, están socavando el socialismo y la lucha de los pueblos.
Por tanto, se debe combatir esta realidad y no su sombra, si es que los marxistas no desean caer en posiciones quijotescas.
Nuestro partido sostiene que en ningún caso se debe permitir que los revisionistas jruschovistas aprovechen una situación de tranquilidad para consolidar sus posiciones y para continuar sin obstáculos su obra traidora.
Debilitar, por poco que sea, la lucha contra el revisionismo moderno, con el pretexto que sea, significa alejarse de los principios.
Y los principios no se pueden ni se deben sacrificar jamás a cambio de intereses y beneficios momentáneos, de carácter económico o de cualquier otro carácter.
Nuestro partido opina que la situación es de tal naturaleza que ningún partido ni persona que se llame comunista o revolucionario, puede permanecer indiferente, esperando el ataque revisionista y limitándose exclusivamente a saludar la lucha que los demás libran contra el revisionismo.
El tiempo no espera. Los marxista-leninistas deben estar a la ofensiva y no a la defensiva, al ataque y no en retirada. No han temido ni temen a los revisionistas, a sus amenazas ni a sus presiones.
El temor es ajeno a los marxista-leninistas, tanto en la lucha contra el imperialismo como en la lucha contra el revisionismo.
Sólo los revisionistas le tienen miedo al imperialismo y al marxismo-leninismo.
Tener miedo a los revisionistas significa temer aún más al imperialismo y no confiar en la fuerza ni en el triunfo del marxismo-leninismo. (...)
En la lucha contra el revisionismo moderno, al igual que frente a todos los demás problemas, la única posición correcta es la posición de principios.
Con los principios no se puede traficar, cuando se trata de la defensa de los principios no hay que detenerse a mitad del camino, no hay que mantener jamás una actitud vacilante y oportunista.
La lucha entre el marxismo-leninismo y el revisionismo es una manifestación de la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre el socialismo y el capitalismo. En esta lucha no puede haber una línea intermedia.
La línea del «término medio», como ha demostrado durante largos años la experiencia histórica, es la línea de la conciliación de los contrarios, que jamás pueden conciliarse, es una posición inestable y momentánea.
La línea intermedia no puede servir ni siquiera para enmascarar la desviación de los principios marxista-leninistas, puesto que la lucha contra el revisionismo, si no se inspira en motivos ideológicos, sino únicamente en ciertas contradicciones económicas o políticas, sobre bases nacionalistas y chovinistas, es un bluff y no llegará muy lejos.
Quién se atiene a esta línea en su actitud hacia los renegados del marxismo-leninismo, tarde o temprano, corre el peligro de caer, él mismo, en las posiciones de éstos».
(Enver Hoxha; Informe en el Vº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1966)
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