Pablo Gonzalez

El terrorismo de Estado y la #LeyMordaza


El pasado 11 de Diciembre asistimos con cierta impotencia a la aprobación de la ‘Ley Mordaza’, una ley a la que el poder en un ejercicio de hipocresía orwelliana mayúsculo llama ‘Ley de Seguridad Ciudadana’, ya que esta ley en realidad es la de la represión y el retroceso del derecho de protesta y disidencia política del pueblo.

Una ley que contempla multas de hasta seiscientos mil euros, incluso penas de cárcel, por convocar una manifestación junto al Congreso de los Diputados, a la que el poder llama ‘sede de la soberanía popular’, y no se les mueve un músculo de la cara. 

Una ley en la que grabar abusos de poder por parte de la policía o ejercer el derecho de resistencia pacífica conlleva una sanción de treinta mil euros. 

Una infinidad de sanciones que suponen un atropello y una mordaza a la disidencia del régimen político establecido.

 Sin duda el punto más flagrante de esta ley es la que convierte al policía en juez, ya que todas estas sanciones ya estaban contempladas en el código penal, lo que han hecho es aumentar las penas y los supuestos, pero además eliminan la llamada ‘tutela judicial’, es decir, ya no es necesario pasar por el juzgado para que un juez, en virtud de las pruebas y testimonios aportados, decida en base a la ley si esta se ha incumplido. 

Esta ley da a la policía el poder de un juez, ya que será esta la que decida si hay o no vulneración de la ley, contando con la presunción de veracidad, con lo que podemos concluir que tenemos desde ahora jueces en las calles con porra, pistola y ‘recetario’ de hasta cien millones de pelas.

Sin embargo, conviene señalar que los atropellos a la libertad de expresión, la represión indiscriminada y la arbitrariedad legal, no son nada nuevo. 

En Euskal Herria vivimos desde hace décadas una situación de excepcionalidad legal territorial que se ha ido agudizando con el paso de los años.

 La ‘unidad de España’ que tanto promulgan desde los poderes del Estado, no se ve reflejada en cuestiones legislativas, ya que el pueblo vasco ha vivido los GAL, un grupo terrorista promovido desde el Estado, de manos del juez Baltasar Garzón vivimos el comienzo del relato ‘todo es ETA’, cerrando en su día el diario Egunkaria, llegando incluso a torturar a algunos de sus editores, y otros medios de comunicación, todos con la misma acusación: son ETA.

 El mismo juez Garzón ha recibido infinidad de denuncias de torturas en su despacho que ignoró sistemáticamente, y ni tan siquiera investigó, sabiendo que existían y quién sabe si promoviéndolas. Pero no sólo el juez Garzón, él en todo caso fue uno de los que más colaboró en esta situación de excepcionalidad, los jueces, sometidos al imperio de la ley, se acogen a un código penal en el cual, por poner un ejemplo, quemar un contenedor de basura en cualquier sitio te podría suponer una pena de seis meses a dos años de cárcel, mientras que esa misma acción llevada a cabo en Euskal Herria se consideraría ‘kale borroka’, enmarcada en la ley antiterrorista, y te caen diez años por el hecho de ser vasco/a. 

En Febrero de 2014 fallecía -a más de mil kilómetros de su familia- en una cárcel gaditana Arkaitz Bellón, cumplía trece años de condena por quemar un autobús. La dispersión de los/as presos/as es otra de las prácticas exclusivas encuadradas dentro de esta excepcionalidad política. 

Muchas personas han sufrido accidentes de tráfico acudiendo a visitar a sus familiares encarcelados a cientos de kilómetros de sus lugares de origen, y muchos de ellos se han dejado la vida en las carreteras. Meses antes del fallecimiento de Arkaitz, su familia también sufrió un accidente de tráfico acudiendo a visitarle. 

Mientras un violador, un pederasta o un asesino en serie tiene reconocido el derecho de proximidad a su domicilio a la hora de ingresar en prisión, un joven que no ha hecho daño a nadie, está condenado al aislamiento, a las torturas y a la discriminación legalizada.

Hace pocos días hemos visto también a la Ertzaintza aplicar el jarabe de palo jeltzale frente la resistencia pacífica de un pueblo ante la injusta condena de Jone Amezaga, castigada a 18 meses de cárcel por colgar una pancarta, Jone ha sido desobediente con el dictamen de este tribunal propio del régimen autoritario que padecemos, ya que diversas instituciones judiciales internacionales cuestionan la existencia de la Audiencia Nacional, además otras muchas personas han sido encarceladas en un proceso de persecución política indiscriminado.

 Arnaldo Otegi, cabeza visible de la formación política ilegalizada Batasuna, referente de la izquierda abertzale, está en la cárcel por intentar hacer lo que está haciendo EhBildu o Amaiur en las instituciones actualmente, esto es, promover una solución pacífica a un conflicto político enquistado desde hace muchísimos años, desmarcándose de la lucha armada. 

Por esto está Otegi en la cárcel, eso sí, el poder no hace otra cosa que reclamar la entrega de armas de ETA, mientras que el peligro para el pueblo sigue habitando en las instituciones del Estado, mediante sus leyes, su represión, sus torturas y privaciones de libertad. Esas son las armas que están pisoteándonos y no otras.

Las leyes, la represión, las mordazas, la penalización de la libertad de expresión y tantos otros atropellos, no son nuevos para el pueblo vasco. Ahora que ya ‘todo es ETA’ para el Estado, se ‘socializa’ la injusticia para el resto del Estado español.

 Esta ley ha sido aprobada por el Partido Popular y por Convergencia y Uniò, que con una mano quieren la independencia y el derecho a decidir del pueblo, y con la otra aplicar las recetas fascistas del gobierno con su particular batallón de Mossos d’Esquadra y aplicar el jarabe de palo por doquier, con lasenyera en sus uniformes, eso sí.

 El pueblo catalán también sabe algo de esta represión excepcional, y estos días estamos viendo cómo se detiene a ‘terroristas anarquistas’ según dicen ellos, mucho me temo que este es el comienzo de una nueva época tardofranquista, como la del último lustro de los años 70, en los que en las calles había mucha sangre, represión e impunidad.

La Ley Mordaza también es un despertar para la sociedad española, que en general, no ha sido consciente del grado de persecución a los movimientos independentistas, y es ahora cuando muchos se empiezan a dar cuenta de lo que es este Estado y este Régimen, los medios de comunicación tienen gran parte de responsabilidad en esto, creando un castellanocentrismo en lo que a la represión y a la discusión política se refiere, pero en fin, nunca es tarde si la dicha es buena.

Cuidado porque el terrorismo no está precisamente en casas okupas, ni en movimientos sociales, está al mando de las instituciones, está armado y tiene en su mano el monopolio legal de la violencia. Desobedecer esta ley, es la responsabilidad de cualquier pueblo que crea en la libertad, esta es la manera en la que tenemos que decir alto y claro: ¡NO A LA LEY MORDAZA!

Añado, respecto a la persecución al movimiento libertario lo siguiente:

Los desahucios son terrorismo,
La ley mordaza es terrorismo,
Los recortes son terrorismo,
La precariedad laboral es terrorismo,
El capitalismo es terrorismo,
La anarquía NO es terrorismo.
Mañana puedes ser tú el detenido,
¡Solidaridad y apoyo mutuo! Ⓐ

“El poder del Estado sólo puede sostenerse mediante el crimen” Mijail Bakunin.






Manual básico sobre detenciones · CNT: bit.ly/1uPGv9n

Manual de emergencia y autodefensa contra las multas · Comisión Legal Sol #15M: bit.ly/1BJ8FbI

*Imagen de cabecera de Artsenal

Alex Corrons para laRepública.es

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