Una vez más la sangre mexicana está siendo abundantemente desplegada en toda las primeras planas de la prensa internacional. Después de ocho largos años de una desastrosa guerra contra las drogas decretada por el gobierno, la gente finalmente se ha hastiado y se está levantando en una ola de furia contenida.
Para Peña Nieto, el siempre elegante presidente de México -el hombre que la revista Time no hace mucho tiempo apodó “el salvador” de México- nada de esto era parte de su alfabeto para transformar la economía de México en un milagro. Incluso con la ayuda de Televisa, la mayor compañía de medios de comunicación de México, ya no puede seguir pretendiendo que las cosas están en una escala ascendente -no desde la desaparición hace dos meses de 43 estudiantes normalistas de la suroccidental ciudad de Iguala.
Según las últimas revelaciones (respaldadas por la escasa evidencia), los estudiantes se encontraron con un final brutal a manos de una coalición improvisada de policías municipales y miembros de las pandillas de narcotraficantes -todos supuestamente a las órdenes del alcalde de la localidad, José Luis Abarca, y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, quienes además se empleaban como agentes del cartel de la droga, Guerreros Unidos.
La prueba final
Los hechos demuestran lo que ha sido durante mucho tiempo del conocimiento común -a saber, que las autoridades gubernamentales locales y federales han sido infiltradas y en algunos casos sustituidas por los cárteles del crimen organizado. Como escribió recientemente Jeff Faux:
Muchos en la policía, el poder judicial e incluso los militares son intimidados, mal entrenados, y/o corruptos. La influencia del dinero de la droga en los tres principales partidos políticos se considera ahora como un hecho.
Eso no significa que México sea un Estado fallido, como afirman algunos, pero está fracasando en muchas áreas críticas –en particular en el plano local. La corrupción política endémica ha jugado un papel vital. Según el experto en seguridad internacional Eduardo Buscaglia, la corrupción política es la “madre y el padre de la expansión de la delincuencia organizada en México” y hay un “pacto de inmunidad” entre los tres principales partidos políticos. Un hecho que incluso algunos altos cargos políticos están empezando a admitir.
El crónico resquebrajamiento de la ley y el orden tiene sus raíces en la transición de México, en la década de los años 1990, del dominio de facto del Estado por un partido único a la transición democrática multipartidista. Esta transición dejo abierto un enorme vacío de poder. El crimen organizado se apresuró a llenarlo, haciendo uso de la corrupción y la violencia para expandir sus operaciones y cooptar el poder político.
En una nota positiva, el problema de la corrupción política endémica en México está ahora finalmente recibiendo la atención que merece, tanto dentro como fuera de las fronteras de México. Sin embargo, la corrupción es sólo una parte de la trágica saga de México. Hay otro factor no menos importante, pero generalmente ignorado en el ascenso al poder en México de los cárteles de la droga: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
TLCAN y Narcos
Firmado en 1994, el TLCAN fue vendido al pueblo mexicano como la alternativa única para salir de la pobreza del tercer mundo. Para los narcos, sin embargo, fue un regalo caído del cielo, por las tres razones siguientes:
1) El TLCAN bajó un puente levadizo de la frontera EE.UU-México para todos los proveedores de bienes, ya sean legales o ilegales. La frontera entre los Estados Unidos y México es de 1,954 millas de largo y es la frontera internacional más transitada del mundo. Con el TLCAN, el volumen de comercio a través de la frontera creció enormemente, y la presión de las empresas para trasladar sus mercancías hicieron imposible para los funcionarios de Aduanas de lo EE.UU realizar inspecciones minuciosas en busca de contrabando.
Como resultado de ello, se volvió mucho más fácil y más barato traficar cocaína desde Colombia (que previamente se hacía por mar o aire) por tierra a través de México. Esto les dio a los señores de la droga mexicana un papel central en el negocio de la logística, justo en un momento en que un vacío de poder político dejaba a autoridades locales y estatales estratégicamente situadas, listas para ser infiltradas y controladas.
En la otra dirección, camiones cargados de armas y municiones estadounidenses rodaban sin obstáculos a través de la frontera con México con destino a estas bandas de narcos. El gran volumen de comerciantes con licencia -más de 6,600 a lo largo del lado estadounidense de la frontera, muchos de ellos operando fuera de sus residencias- hace que la tarea de vigilarlos sea difícil. Y como quedó revelado con el escándalo “Too Fast and Furious”, muchas de esas armas, que más tarde se encontraron en las escenas de crímenes a ambos lados de la frontera, llegaron a México con el conocimiento tácito o incluso connivencia de las agencias federales estadounidenses de Estados Unidos como la ATF, el ICE y el FBI.
La mayoría de ellas terminaron en manos del cártel de Sinaloa, una organización que, según algunos informes, se le dio un trato preferencial por parte del ejército mexicano y las autoridades de Estados Unidos, a cambio de proporcionar incriminatorias evidencias sobre bandas rivales.
2. El TLCAN creó un caldo de cultivo para el surgimiento de soldados del narco.Veinte años después del TLCAN no se puede negar que el volumen de comercio entre México y sus dos vecinos del norte, los EE.UU. y Canadá, es más grande que nunca. Aun así, la mayoría de los mexicanos ganan menos de lo que ganaban en 1994 y casi la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Tal vez lo más revelador es que los defensores del libre comercio continúan tratando de vender al país como un destino atractivo para la inversión extranjera, precisamente por el bajo costo de su mano de obra.
Sin ninguna duda, el impacto más destructivo del TLCAN se hizo sentir en la agricultura mexicana. A pocos meses de su firma grandes cantidades de maíz fuertemente subsidiado de Estados Unidos estaban inundando el mercado mexicano, dejando sin trabajo a millones de campesinos. Esto, a su vez, dio lugar a oleadas de migraciones hacia el norte o a las zonas marginales precarias de las ciudades de rápido crecimiento de México.
Para los que se quedaron, sólo había una fuente de empleo a su disposición: el tráfico de drogas. Con abundante pobreza y desigualdad y el consumismo al estilo estadounidense siendo propagado incesantemente por los medios de propiedad corporativa de México, la ambición personal es exaltada hoy en día y la vida tiene escaso valor en las tierras baldías de México.
Sin embargo, el problema no se para allí. Según una reciente investigación de Greenpeace, una nueva legislación del gobierno de Peña Nieto promete transferir tierras utilizadas para la agricultura e incluso zonas verdes nacionales a manos de los gigantes mundiales de la energía deseosos de extraer hasta la última gota de petróleo y gas de la tierra rica en recursos naturales de México.
También hay una creciente presión de los lobbies de los agronegocios globales para abrir la producción de maíz mexicano a los mayores productores de OGM del mundo, como Monsanto, Syngenta y Dow.
Si se salen con la suya -y por el momento sólo hay un juez mexicano interponiéndose en su camino- millones más de personas serán desarraigados de la tierra y echados a las ciudades. Sería otra bonanza de reclutamiento para las organizaciones criminales de México.
3. El TLCAN hizo mucho más fácil a los narcotraficantes el traslado de su dinero. Otra de las claves, un aspecto a menudo ignorado del TLCAN, es la liberalización del sector financiero de México. En 1997 México eliminó todas las restricciones a la entrada de bancos extranjeros. Ahora, 17 años después, casi todos los principales bancos del país son parte o totalmente propiedad de entidades extranjeras, incluyendo Citi Bank, Santander y BBVA.
Naturalmente, la liberalización financiera ha hecho que sea mucho más fácil y rápido para los inversionistas, incluyendo el narcotráfico, mover el dinero dentro y fuera de México, con la ayuda de algunos de los bancos más grandes del mundo.
En el 2011, una investigación de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos reveló que Wachovia, ahora parte de Wells Fargo, había dejado de aplicar las restricciones adecuadas contra el blanqueo de dinero a la transferencia de la asombrosa cifra de 378 mil millones dólares -una suma equivalente a un tercio del producto nacional bruto de México- en las cuentas en dólares de las casas de cambio de divisas con las cuales el banco hacía negocios.
A pesar de sus pecados y de sus crímenes Wachovia se vio obligado a pagar a las autoridades federales $ 110 millones en incautación y una multa de $ 50 millones por no controlar el efectivo utilizado para enviar 22 toneladas de cocaína. Ni un solo empleado del banco fue procesado. De hecho, la única persona que perdió su trabajo fue el soplón británico que denunció los crímenes.
Según Roberto Saviano, el autor de los bestsellers, Gomorra y Zero, Zero, Zero, la desenfrenada liberalización financiera en ambos lados del Atlántico también ha significado que los traficantes de drogas ya no necesitan utilizar los paraísos fiscales, o al menos los utilizan menos que antes:
En su lugar, utilizan los bancos europeos y obviamente, los estadounidenses. En el nuevo libro, mencionó a Antonio María Costa, el ex subsecretario de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, quien dijo al principio de la crisis, que el sistema bancario europeo había bajado sus barreras de seguridad. En otras palabras, se habían abierto las compuertas al dinero de las drogas. Costa ha declarado públicamente que los sistemas financieros europeos fueron prácticamente salvados por el comercio mundial de las drogas, sin embargo, ningún gobierno de la UE ha respondido a la acusación.
Mientras los grupos de delincuencia organizada tengan gruesos fajos de dinero en efectivo para blanquear y los bancos globales una adicción incurable a la liquidez, las ganancias ilícitas del tráfico de drogas mortales de México seguirán viajando a lo largo de las autopistas digitales del sistema financiero global de hoy, sin obstáculos y sin ser molestados.
México: El testamento viviente del fraude del “libre comercio”
El crimen organizado no es una industria nacional, sino más bien uno de los mayores, mas globalizados y más diversificados mercados del mundo. Como el Profesor Buscaglia le dijo a DW, los delincuentes organizados de México se han diversificado en 21 “sectores” diferentes, incluyendo el tráfico de personas, el tráfico sexual, la extorsión y el secuestro. También tienen vínculos con la mafia italiana, china y rusa, por nombrar unos pocos.
Para tener alguna posibilidad de hacer frente a los problemas casi insolubles que ahora enfrenta México, se necesita una respuesta y una perspectiva mucho más global.
Un punto de partida ideal sería volver a examinar el papel de los acuerdos de libre comercio en la globalización de la delincuencia organizada al tiempo que se reduce la capacidad de los Estados supuestamente soberanos para vigilar sus propias fronteras.
A menudo nos dicen que un comercio más libre es una panacea para todos nuestros males económicos. Sin embargo, si ese fuera el caso, México, que ha firmado más acuerdos comerciales que casi cualquier otra nación en el planeta, sería una de las economías más fuertes y más ricas del mundo.
En su lugar está al borde de un vertiginoso descenso en el caos social, la anarquía endémica, y la condición de Estado fallido, mientras que su economía -al servicio exclusivo de las empresas transnacionales, los oligarcas de su propia cosecha [“Slimlandia”: México en las garras de los oligarcas], políticos corruptos y los señores de la droga -continúa crepitando en el carril lento.
Por Don Quijones
Publicado por LaQnadlSol
USA.