Mujeres cubanas en Google Images: caricatura insultante producida en los grandes centros de poder mediático
Cubainformación TV – Basado en un texto de María del Carmen Ramón –Revista “Cubahora” (Cuba).- Si tecleamos en el buscador “Google Imágenes” el término “mujeres cubanas”, obtendremos, básicamente, fotografías de mujeres convertidas en objeto sexual, entre otros tópicos.
Nada que ver con la mujer cubana real, ni con su papel en la vida laboral, cultural, deportiva o política del país.
Pensemos que el 48,86 % de los escaños del Parlamento cubano son ocupados por mujeres, un verdadero hito mundial; o que las mujeres son el 63 % de la matrícula universitaria en el país.
En Cuba, por ejemplo, existen conquistas como la licencia de maternidad (o paternidad) de un año completo. Y fenómenos como la desigualdad de salario entre hombres y mujeres por el mismo trabajo son impensables en la Isla.
Las garantías y logros conquistados van, a veces, acompañados de contradicciones. La baja natalidad del país, problema social y económico a largo plazo, tiene relación con el empoderamiento de las mujeres cubanas y las conquistas legales y sociales entorno a la planificación familiar.
Algo similar a lo que ocurre con un derecho histórico conquistado: el de la interrupción del embarazo de manera segura y gratuita en los hospitales del estado, que llega a generar problemas de salud cuando es convertido en método anticonceptivo.
Por supuesto, el camino hacia la igualdad tiene un largo trecho por recorrer en Cuba, sobre todo en el ámbito privado, donde aún pervive una asentada cultura machista.
Pero, en cualquier caso, la realidad de las mujeres cubanas, en sus logros y en sus insatisfacciones, poco tiene que ver con el imaginario ofrecido por Google Imágenes: una colección de estereotipos indignos e insultantes, producto de años de trabajo contra Cuba de los grandes centros de poder mediático.
Texto original
Mujeres cubanas: desafiando al Google Images
María del Carmen Ramón - Cubahora.- Quien haya tecleado en el buscador Google la frase “mujeres cubanas”, de seguro más de una vez saltó preocupado, o molesto, por la aparición de un amplio número de imágenes que nos etiquetan como un símbolo sexual. Como si no fuera evidente la enorme influencia que ha alcanzado la mujer cubana en la vida cultural, deportiva y política del país, uno puede tardar horas sentado frente a la máquina, sin encontrar una foto que deje de caer en los mismos estereotipos.
No aparece a simple vista en Google Images la mujer cubana que estudia, la que sueña con ser universitaria y planifica con su esposo cuándo salir embarazada, porque quiere primero construirse un camino. No está tampoco la que se reparte entre la oficina, la cocina y el amor a mami, papi, hermanos, esposo e hijos, la que tuvo una larga jornada laboral y sufre cuando recoge a su niño y descubre que ya no quedaba ninguno de sus amiguitos en la escuela.
¿Cómo explicarle a quienes no nos conocen que incluso superamos a la conocida superheroína de historietas WonderWoman (mujer maravilla), quien logró reunir cualidades como la belleza, la sabiduría, la fortaleza y la habilidad de ser patinadora, nadadora, enfermera y vaquera? Quien conoce de la mujer cubana, sabe que ella es más que la típica construcción que presentan los videoclips y las imágenes de sitios web que muestra Google, porque es difícil recoger su grandeza y complejidad.
Cuando se cumplen 54 años de la organización que aglutina y que ha dado importantísimos pasos por la igualdad y el empoderamiento de la mujer cubana, bien merece la pena una introspección a lo que somos y a los enormes desafíos que tiene la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) para resolver las problemáticas de las féminas de estos tiempos.
MUJERES MARAVILLA
Indistintamente, párrafos antes mencioné términos como fecundidad, familia, representatividad en el proceso laboral y de dirección: ¿Cómo se las arreglan las mujeres cubanas para combinar tantos campos de acción?
Las cifras que muestran la vinculación de las mujeres cubanas en sectores claves de la sociedad dicen mucho de nosotras. Pensemos, por ejemplo, que el 48,86 % de los diputados al Parlamento cubano son mujeres, que superamos el 63 % de la matrícula universitaria, y contamos con una gran representatividad en sectores como la salud y la educación. Somos las mujeres cubanas un motor importante del sector no estatal, así como de las misiones internacionalistas en distintas regiones del mundo.
Pero, ¿cómo garantizar que las posibilidades que hoy tenemos no se conviertan en un arma de doble filo?
¿Cuántas veces no hemos escuchado que entre los principales desafíos que tiene el país por delante se encuentra la necesidad de incrementar la natalidad? Pues es este un resultado directo del empoderamiento que ha logrado la mujer cubana. Han pasado los años en que algunas familias tenían hasta diez hijos por pareja, a tiempos en los que muchos deciden no tener hijos, o solamente uno, entre otras causas porque las féminas cuentan hoy con mayores oportunidades.
Y es que muchas veces se da la dicotomía de que la mujer encuentra importantes oportunidades de desarrollo social y profesional, pero en muchas casas persiste un machismo ancestral que - aunque se ha eliminado de los libros de Educación Cívica- continúa repitiendo la imagen de la mujer que friega, cocina, y los hombres que ven televisión y leen el periódico. ¿Cuántas veces no hemos escuchado a un hombre brindarse para “ayudar” a la mujer, como si las tareas domésticas fueran solo de ellas?
Lo peor es que muchas veces esas discriminaciones llegan a los centros de trabajo. De pronto, un jefe puede creer que es mejor proponer un hombre para un cargo o un viaje que una mujer, por eso de que “las mujeres siempre tienen problemas con los hijos, los abuelos y hasta con el marido enfermo”.
Somos nosotras quienes también cargamos sobre nuestros hombros con el resultado del avanzado envejecimiento poblacional hacia el que avanza el país, que prevé que en una fecha no tan lejana como el 2025 uno de cada cuatro cubanos tenga más de 60 años. La realidad es que muchas mujeres profesionales han tenido que renunciar al trabajo por tener que cuidar de sus padres y abuelos
¿En alguna parte está escrito que sea así? ¿Cómo conseguir que el estrés no se apodere de nuestras mujeres sorteadoras de escollos?La sociedad cubana tendrá que luchar contra los estereotipos arraigados aún en la familia y crear políticas que faciliten empoderar la mujer.
Es cierto que una de las mayores ventajas que tenemos es la posibilidad de una licencia de maternidad que no desampara a nadie durante el primer año de vida del bebé y que crea las condiciones para la lactancia materna. Pero queda potenciar la creación de un mayor número de hogares de ancianos, de círculos infantiles, de espacios que permitan que, para la mujer trabajadora de hoy, la familia no sea una mayor preocupación.
Tendrán que insistir los educadores de círculos infantiles y maestros en desarrollar el verdadero pensamiento de que hombres y mujeres somos iguales. Sí, porque todavía recuerdo a la abuela de un niño de mi primaria, que le prohibió a la maestra enseñar a su nieto a coser “porque eso era cosa de niñas”, o a los varones de mi aula de quinto grado llorando porque sus padres no lo dejaban estar en el grupo de danza de la escuela, ni saltar la suiza.
¿Qué puede hacer la FMC para parecerse a los tiempos que corren? Continuar dando pasos por el empoderamiento de la mujer cubana, seguir luchando por sus derechos, velando por sus problemas, involucrando a los hombres en sus principales debates y ejes de acción. No me queda duda de que un nuevo camino para la mujer cubana está emergiendo.