“El fenómeno paramilitar no son simplemente unos señores que están en las cárceles ahora, y el reclutamiento de jóvenes y de gente para asesinar, para masacrar, para hacer todo lo que han hecho, para desestabilizar países incluso como Venezuela, sino que son oligarquías económicas, son las multinacionales, a las que les interesa apropiarse de los recursos naturales, apropiarse de nuestras explotaciones mineras, quitarle la tierra a los campesinos”, afirmó Córdoba.
Para ella, lo más preocupante que existe en el país es “una cuerda de fiscales y de jueces que pareciera que estuviera al servicio del paramilitarismo”.
Córdoba, que ha relatado a RT su secuestro por parte de los paramilitares, compartió la opinión de que el Gobierno colombiano no ha hecho nada significativo para recuperar los valores éticos del pueblo.
“La paz en Colombia requiere muchas reformas éticas, culturales, económicas, políticas en el país”, aseveró la defensora de los derechos humanos recordando que existen “pocas posibilidades de que se firmen los acuerdos de paz en Colombia si no hay una decisión política para terminar con el fenómeno paramilitar”.
“Lo que puede estar mucho más cerca es la posibilidad de la terminación del conflicto armado, de la guerra interna que se vive en el país, y esto abriría la posibilidad de terminar el conflicto social”, opinó en relación a la actual situación en el país.
Secuestrada por paramilitares, Piedad Córdoba ha permanecido fiel a sus principios y ha vuelto a luchar por la paz en Colombia. La activista en defensa de los derechos humanos relataba cómo en el curso de una reciente reunión mantenida en Bogotá con los jefes paramilitares que la secuestraron uno de estos presos, Ernesto Báez, le pidió inesperadamente perdón por todo el daño que le había causado a ella y a su familia.
“Yo me siento satisfecha porque al menos he podido conocer la verdad y tener la posibilidad de perdonar sin rencor”, afirmó.
“Yo soy una partícula de todo el sufrimiento del país, de toda la gente que falleció en el país”. Córdoba recuerda cómo le han quitado los derechos políticos durante 32 años por el miedo que le han tenido sus opositores, ya que es “una persona audible en Colombia”.
T/ RT