Giustino Di Celmo (sentado), padre del joven italiano Fabio Di Celmo; Mirta Rodríguez (sentada), madre de Antonio Guerrero; el Héroe Fernando González Llort y Kenia Serrano, Vicepresidente y Presidenta del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, respectivamente. Foto Roberto Morejón
El 4 de septiembre de 1997, un atentado terrorista en el Hotel Copacabana, en La Habana, provocó la muerte del joven italiano Fabio Di Celmo.
Diecisiete años después del crimen, en un reclamo de permanente justicia, autoridades cubanas, personalidades, familiares de las víctimas del terrorismo contra Cuba y trabajadores de la instalación hotelera recordaron los sucesos.
Haymel Espinosa, Presidenta de la Asociación de familiares de las víctimas del terrorismo; y Yaima Delgado, trabajadora del hotel habanero, subrayaron que mientras una ola terrorista, financiada desde Washington y promovida por el asesino Luis Posada Carriles, atentaba contra la Isla para crear pánico y desestabilización, cinco cubanos en Estados Unidos, evitaban el dolor y sufrimiento a su pueblo.
Por combatir el terrorismo, los héroes cubanos fueron condenados a largas e injustas condenas. Justino Di Celmo, padre de Fabio; Kenia Serrano, Presidenta del instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP); y Fernando González, Héroe de la República de Cuba y Vicepresidente del ICAP, entre otras personalidades, conmemoraron el aniversario 17 del asesinato del joven turista italiano, que se quedó para siempre en la historia de la nación cubana.
El abominable hecho ocurrido en 1997 fue perpetrado por el terrorista salvadoreño Raúl Ernesto Cruz León, quien colocó varios artefactos explosivos en hoteles de la capital cubana.
Las explosiones provocaron cuantiosos daños materiales en los hoteles Copacabana, Tritón, Chateu-Miramar y la Bodeguita del Medio. Durante el juicio se pudo comprobar que los atentados fueron organizados por la Fundación Nacional Cubano Americana y su autor principal fue Luis Posada Carriles.
Este confeso y connotado terrorista internacional, luego de los terribles sucesos, confesó con total cinismo al periódico The New York Times: “Es triste que alguien haya muerto, ese italiano estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado”.
El criminal declaró “no tener remordimientos por tantas víctimas sobre su conciencia” y dijo: “Duermo como un bebé”.