Brasil ocupa el primer lugar en el intercambio comercial entre Rusia y los países de América Latina.
Tanto Rusia como Brasil son miembros del G20 y los BRICS y ven ambos foros como los más importantes para el desarrollo del sistema económico mundial.
Las relaciones ruso-brasileñas van más allá del diálogo político y el comercio, que también están progresando a un buen ritmo.
Así, la suscripción en septiembre de 2005 de un acuerdo bilateral de cooperación científico-técnica permitió ya en marzo de 2006 realizar el primer vuelo a la órbita terrestre a un astronauta brasileño.
Cultura y educación son otros componentes de la colaboración bilateral.
Uno de los ejemplos es la única escuela del teatro Bolshói en el extranjero, que se inauguró en 2000 en la ciudad brasileña de Joinville y en la que desde entonces se han graduado decenas de especialistas en danza clásica.
Son de enorme importancia para ambos países los intercambios de estudiantes universitarios dentro del programa conjunto Ciencia sin Fronteras.
Para Brasil, Rusia es un valioso suministrador de armamento y municiones después de que las partes firmaran en 2003 un pacto sobre tecnología y suministros militares.
Entre los próximos planes del Gobierno de Dilma Rousseff figura la compra de los complejos de defensa antiaérea de fabricación rusa Pantsir-S1.
En febrero de 2013 se firmó una serie de acuerdos en diferentes áreas para, como mínimo, doblar el flujo comercial actual entre ambos países.
"Consideramos que un intercambio anual de unos 10.000 millones de dólares responde al potencial de nuestros países y es una meta que puede ser alcanzada en los próximos años", afirmó el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, en una reunión celebrada en aquel entonces.
