El ministro de Medio Ambiente de Venezuela, Miguel Rodríguez, se halla de paso por Barcelona -”venir es siempre una experiencia muy gratificante, viví aquí unos cuantos años, trabajaba en la Universitat de Barcelona, en la facultad de Químicas”-, donde ha hecho un alto antes de participar en la conferencia sobre cambio climático de Bonn (Alemania).
Rodríguez, ingeniero de profesión, defiende “la protección de la naturaleza como un pilar central de la revolución bolivariana” y denuncia los ataques al medio ambiente “de una oposición que practica el ‘ecocidio’, provoca incendios y ha generado el efecto contrario al que buscaban. En Venezuela ahora mismo hay una gran conciencia ecologista”.
El Gobierno venezolano viene denunciando desde el mes de marzo que la extrema derecha ha llevado a cabo diversas acciones que han afectado al medio natural. ¿Su estancia en Barcelona forma parte de esta campaña de denuncia?
Para nosotros, estar acá es una oportunidad para conversar con los colectivos de este país y hacer visible una situación muy poco conocida a nivel internacional, que no ha tenido ninguna difusión fuera de nuestras fronteras, donde la batalla por la ideas está a flor de piel, donde hay una permanente discusión y una confrontación pacífica.
Nosotros proponemos un modelo de inclusión y participación democrática, pero hay un sector que más allá de eso, en esta nueva etapa de la república iniciada con la presidencia de Maduro, atacaron y agredieron la naturaleza.
Es el mayor ecocidio en la historia del país. Se han provocado más de 300 incendios, más de 3.600 hectáreas afectadas por el fuego, se ha dado una tala indiscriminada de árboles, dejaron peladas muchas avenidas para montar las ‘guarimbas’.
Nosotros denunciamos esto. Podemos tener diferencias políticas pero la naturaleza no debe ser parte de ese conflicto político, es una ‘guarimba ecocida’.
Es la primera vez en la historia que se utiliza la naturaleza como un arma de confrontación política. Este uso ha provocado el efecto contrario en la sociedad.
El ecologismo en Venezuela era una cuestión minoritaria, de gente muy concienciada, al contrario que en Europa que es una idea muy extendida y compartida por amplios sectores de la sociedad.
En mi país era más bien un asunto de ONG’s, de círculos académicos, de colectivos universitarios. Si algo ha crecido y se ha socializado en la revolución bolivariana ha sido el tema ambiental, que se discute y se trabaja desde el nivel comunal.
¿Ese desarrollo lo convierte en objetivo de las ‘guarimbas’ —protestas organizadas—?
Sí, esa concienciación lo convierte en eso. En Venezuela se han provocado incendios en tres grandes parques y detrás hay un claro elemento político.
En el principal de ellos, en Waraira Repano, en Caracas, el foco del incendio se hallaba por encima de los cortafuegos en los estribos más montañosos. Estaban intentando crear las condiciones objetivas para que esa forma de lucha se extendiera y colocara a la población de las zonas más cercanas en una situación peligrosa.
Además, las ‘guarimbas’ han talado más de 5.000 árboles, en especial en Maracaibo (Zulia), San Cristóbal (Táchira), Valencia (Carabobo), etc., toda esa destrucción ha quedado registrada, árbol a árbol, mediante coordenadas GPS.
¿Por qué cree que este tipo de actuaciones no se han difundido?
La sociedad europea está muy sensibilizada con la protección medioambiental y conociendo estas actuaciones podría pensar que lo que sucede no es esa protesta que sale en los medios de comunicación occidentales, con estudiantes, ciudadanos de a pie, etc.
Estoy convencido que ningún europeo está de acuerdo con una protesta de estas características, con un ‘ecocidio’ de estas características.
Un aspecto también desconocido por la opinión pública europea es la matanza de perros y gatos callejeros, disparados y quemados en las ‘guarimbas’, muchas veces lanzados vivos a las hogueras. Estos actos están registrados y denunciados ante la fiscalía.
Además, se han producido contaminaciones intencionadas de la red de abastecimiento de agua, contaminaciones con combustible vertido en el suministro de Mérida.
El causante está detenido y será procesado.
La semana pasada la oposición denunció nuevos planes contra el presidente Maduro, en los que, según su gobierno, estaría involucrado también el exilio cubano de Miami
Es paradójico que la oposición diga que estamos intervenidos por los cubanos y luego haga planes también con cubanos. El problema esencial es que a esa oposición no le importa que nos invadan los Estados Unidos, ese es el tema central.
En la protesta iniciada en febrero, por ejemplo, la participación de los estudiantes no llega al 10%, se han dado muchas acciones que han ido buscando la participación de la gente para crear las condiciones de un Estado fallido. Un Estado que, por cierto, permite todas las libertades, donde la gente tiene derecho a protestar.
Si no, no se explica que un sector de Mérida se encuentre setenta días aislado, sin circulación, como en San Cristóbal. Con incendios provocados en 15 universidades nacionales, con la quema de las sedes del Ministerio de Medio Ambiente, en Táchira y Mérida, y también las sedes de los Institutos Nacionales de Parque.
Desde el inicio de las protestas en febrero la oposición se ha ido fracturando y la más moderada, con Capriles al frente, parece partidaria del diálogo y de marcar distancias con los opositores más radicales
Éste es un Gobierno de diálogo. Un diálogo que no comenzó con las protestas de febrero.
Al presidente Maduro no se le ha dado ninguna oportunidad, ni un día de descanso desde que tomó posesión del cargo. Maduro ganó las elecciones e inmediatamente comenzó este proceso de golpe de Estado. Hubo once muertos una vez conocidos los resultados de las elecciones presidenciales, con llamadas a la violencia por parte de Henrique Capriles.
Luego vienen las elecciones municipales. Como establece la Constitución ese es uno de los espacios para dirimir nuestras diferencias políticas. Pensábamos que los comicios bajarían el nivel de confrontación si ciertamente esa oposición pretendía una lucha pacífica y democrática, como repito, establece la Constitución. Ganamos el 76% de las alcaldías, con casi un millón y medio de votos de diferencia.
¿Cree que esa última derrota electoral acentúo una posible frustración de la oposición?
Sí, efectivamente. Y la intolerancia, porque se sale de los parámetros del debate político, se fundamenta simplemente en el odio y en provocar la confrontación entre venezolanos.
Entre otras cosas, falseando la verdad y diciendo cosas que no son ciertas. No hay un Gobierno tan transparente como el nuestro. Decimos a la gente los problemas que tenemos, no los ocultamos. El propio presidente Maduro ha reconocido y asumido los problemas de desabastecimiento de productos básicos que existen, no los negamos.
Y lo tenemos que hacer así porque nos encontramos en medio de una guerra económica desatada por los propietarios de los medios de producción, por el poder económico. Indujeron además una inflación altísima, un alza ficticio de precios para que nuestro pueblo reaccione contra el Gobierno.
Pero, ¿cómo se tumba un Gobierno del pueblo? Esto es lo que no quieren entender. El problema no es Nicolás Maduro. Es un presidente legítimo, elegido por el pueblo. Somos vilipendiados, nos dicen de todo, se nos califica con todo tipo de adjetivos, pero éste es un Gobierno de la gente, del pueblo. Si no fuese así, ya hubiésemos tenido una confrontación general.
En España es habitual calificar de dictadura al Gobierno venezolano y, entre otras cuestiones, se incide, por ejemplo, en una economía que el pasado 2013 alcanzó una inflación del 56%, y que en este año alcanza ya casi el 11%. Sin embargo, no se suele comentar la disminución generalizada de los índices de pobreza. ¿Tiene un problema de comunicación el Gobierno?
Las corporaciones mediáticas, tanto a nivel nacional como internacional, nos tienen bloqueados. No sale ni una sola noticia positiva. De ningún tipo.
Un detalle: el 25 de mayo se celebró el Día del Árbol, que en el pasado era una fecha simbólica, meramente figurativa. Pero en esa sola jornada se plantaron este año 50.000 árboles, de un objetivo fijado en 2,5 millones de ejemplares de diferentes especies. Se convirtió en una fiesta, con una gran participación popular. Eso no salió en ningún medio de comunicación.
El Gobierno venezolano y los municipios se han preocupado en garantizar el acceso a los bienes, a los productos básicos, a las clases populares. Se ha creado una red pública de distribución de alimentos. Cualquier noticia positiva sufre un bloqueo.
¿Por qué se debe ese bloqueo?
Por los intereses geoestratégicos de Estados Unidos en la zona. Por el petróleo de Venezuela. Todo empieza y termina allí. Si Venezuela no tuviese petróleo no interesaría a nadie. Es nuestra fortaleza pero también es nuestra debilidad. Porque es la razón fundamental del intervencionismo de Estados Unidos en la política venezolana. Pero también es una desgracia por la cultura rentista que se creó en el país y que es nuestro gran reto.
Tenemos que romper con ese rentismo petrolero. Ampliar las áreas productivas e incorporar a toda la sociedad a toda la actividad productiva.
A las reivindicaciones iniciales de la oposición (sobre inseguridad en las calles, inflación y desabastecimiento de productos básicos), se ha sumado en las mesas de diálogo la liberación de los detenidos en estas protestas, en anteriores, y también en el golpe de Estado de 2002
Todo esto es un libreto enmarcado en el golpe de Estado. Son elementos que se van poniendo sobre la mesa y que esconden una realidad. La eliminación, incluso física, del presidente Maduro, es algo que, por lo demás, han planteado siempre abiertamente. La salida es el golpe montado.
Uno de esos puntos es la inseguridad, ¿es que el Gobierno desconoce lo que ocurre? El Gobierno ha propuesto un plan muy ambicioso para acabar con esa situación. La inseguridad en Venezuela es producto de la descomposición social provocada por la exclusión de las mayorías, arrinconada sin recursos, sin acceso a la educación, a la sanidad, sin condiciones dignas de vida.
Es el resultado de un proceso que ha provocado un serio problema de seguridad en Venezuela. Ese plan incide en diversas cuestiones, se han priorizado cuadrantes, municipios, se están desarrollando programas de fomento del deporte, de la cultura, porque esa es una de las maneras de evitar las drogas y su incidencia en la inseguridad. Durante muchos años, un modelo capitalista que no garantizaba el acceso a lo necesario deformó a nuestra sociedad.
¿Es un episodio de lucha de clases?
Claro, evidentemente. Y es un episodio del que saldremos bien, porque lo asumimos sin ocultarlo, sin decir que no existe y sin decir mentiras. Hay que despolitizar el tema de la seguridad. Seis días después de las elecciones municipales se comenzó a incidir con esto. Todos somos venezolanos y debemos hacer un plan para todos, para conseguir disminuir esos índices tan preocupantes de inseguridad. Pero es un argumento para la oposición.
¿Hay presos políticos en Venezuela?
No, eso no es cierto. En Venezuela hay políticos presos. Simonovis, por citar a uno, no está en prisión por sus ideas políticas sino por dirigir la masacre del 11 de abril. Ahora han querido decir que hay presos políticos.
También con los pocos estudiantes participantes en las protestas, un 80% de ellos pagados para organizar ‘guarimbas’, incendios y aislar a los vecinos de las urbanizaciones. Si los vecinos quieren salir deben pagar un peaje a estas ‘guarimbas’, que además sólo están en determinados sectores de la clase media. En los barrios populares no ha habido ni una sola ‘guarimba’.
La exdiputada María Corina Machado viene denunciando la intromisión del Gobierno en el poder judicial, y que además no existe una clara delimitación de poderes en Venezuela
Desde el inicio de la revolución bolivariana, los poderes han quedado constituidos y claramente delimitados. Ahora se han producido elecciones parciales en dos municipios, con alcaldes desposeídos de su cargo por participar activamente en las ‘guarimbas’. Ha ganado la oposición en esas ciudades, y además por paliza.
La misma Machado ha calificado al Gobierno de “mafioso” e inmerso en “luchas de poder”
Creo que nunca había ocurrido que la mayor parte de la sociedad participase en los procesos políticos. Antes era una farsa. Los grupos que tenían el poder buscan recuperarlo y les duele mucho que las clases populares tengan abierto el acceso al poder, que se promueva y se de la participación de la mujer, de la juventud, de la cultura.
En medio ambiente han conseguido con sus acciones de ‘ecocidio’ que se formase una conciencia ecologista que no habíamos logrado nunca. Había sido un sueño del presidente Chávez que se formase un gran movimiento ecologista y ambientalista en Venezuela. Con la ‘guarimba’ lo lograron.
El 29 de marzo se realizó una marcha ecologista de proporciones nunca vistas en Venezuela, más de 15.000 personas, y el pasado 9 de mayo se celebró el primer congreso ecologista del país.
¿Cómo se cambia un modelo económico basado en la producción petrolera?
Si hay un éxito en nuestra revolución es el cambio de la sociedad, hemos incluido a la mayoría en todos los programas. Visibilizamos a los que eran invisibles. Se ha quintuplicado el número de matrículas universitarias, pero eso no trasciende.
En sanidad, la expansión es innegable. En medio ambiente…Uno de los grandes éxitos de la revolución bolivariana es la extensión del derecho a una vivienda digna, se han creado 600.000 viviendas en tres años. Viviendas para familias que no las podían tener, que vivían en condiciones de extrema pobreza.
En La Restinga, por ejemplo, en Isla Margarita, en vez de casas les habían levantado un muro para que los turistas no los viesen. Creo que el cambio de modelo es perfectamente factible. Nuestra matriz energética es hidroeléctrica, entre un 60% y un 65% del consumo viene de esta fuente.
Estamos desarrollando amplios proyectos con energía solar y aerogeneradores, pero la realidad es que somos un país eminentemente petrolero.
De todas formas, nuestros esfuerzos van en la línea de basar nuestra producción energética en un modelo sostenible. De hecho, Chávez, que siempre estuvo muy preocupado por el medio ambiente, impulsó como objetivo histórico clave la preservación de la naturaleza. Esto se ha convertido en ley de la República.
Además, el presidente Chávez tenía muy claro que había que promover a nivel nacional e internacional una ética ecosocialista alternativa a los parámetros poco sostenibles propios del modelo capitalista, que frenase los efectos innegables del cambio climático.
En este sentido, Venezuela como país en desarrollo no tiene el compromiso de cumplir las cuotas de emisión de CO2 establecidas en el Protocolo de Kioto, pero hemos estado siempre dentro de las voces que han buscado no cambiar el clima, sino cambiar un modelo que es el que genera la situación actual.
A eso vamos también a Bonn, a decirles a los que más contaminan que cumplan con los acuerdos de Kioto. Estados Unidos produce el 30 % de las emisiones de gases con un 5% de población mundial.
Con el resto de países que abandonaron esos acuerdos se llega al 85%, el resto de países, con un 15% de emisiones, luchamos por un modelo más sostenible. Es el mundo al revés.
¿Servirá para algo esta conferencia de Bonn?
Al menos para seguir levantando la voz, una serie de países estamos unidos en la idea de reflexionar y de que nos tomemos en serio este tema, porque es habitual en este tema hablar mucho y hacer poco, sobre todo entre los que más contaminan y los que más daño medioambiental provocan.
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Bueno, fueron unos pocos más. Lo único que puedo decir es que los pueblos, las clases oprimidas andan buscando opciones. Los que menos tienen, a los que se priva del acceso a derechos básicos andan buscando alternativas y creo que este resultado es una manifestación de eso.
Deben reflexionar qué no han hecho para que tanta gente busque alternativas a su Gobierno. No deben echarle la culpa a nadie, ni a Chávez, ni a la revolución bolivariana, las culpas deben buscarlas en el modelo establecido aquí. Pienso que el presidente Chávez, esté donde esté, seguirá siendo una referencia política.
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Hace mucho que nos salimos de ese paquete, no estamos dentro de la política del FMI. Cuando existía la Venezuela del FMI, era la Venezuela de los paquetazos, de las políticas antipopulares. No estamos ya en la línea de actuaciones que marcan. No nos afectan sus imposiciones políticas.
Alex Gil Lara / Público