El Gobierno golpista de Ucrania y países de la UE-OTAN, con mención especial para Polonia y Lituania, crearán una unidad militar conjunta.
Es obvio que la poca efectividad del ejército regular ucraniano que se niega a obedecer órdenes de masacrar a su pueblo (por eso los fusilan o los compran) ha provocado que la nueva Junta nazi de Kiev busque alianzas entre los suyos.
Hasta ahora las unidades combatientes mas "efectivas" han sido los fascistas de Sector Derecho-Svoboda, Blackwaters y mercenarios georgianos.
Putin, en rueda de prensa concedida hace pocos días a las agencias occidentales y alguna china, manifestó públicamente que la línea roja impuesta por Moscú es que Ucrania no puede entrar en la OTAN. Esa fue una declaración determinante y no deja lugar a dudas. Abandonarla supondría un descrédito internacional.
El presidente ruso ha sido hasta ahora muy condescendiente con Poroshenko pues éste, en tiempo récord, está superando por la derecha al paranoico Turchinov. Quizás pensó que Poroshenko por haber pertenecido al Partido de las Regiones (el mismo de Yanukovich) tenga un chip menos antirruso, además el chocolatero mantuvo viejas relaciones con Rusia vinculadas a sus negocios cuando en Moscú se hacía lo que ordenaba Washington. Han apostado por él para una solución pacífica y todo parece indicar que ha sido un grave error de cálculo porque Poroshenko ha apostado por los nazis.
Si Putin que ha logrado que Rusia sea un factor de equilibrio internacional, no toma una decisión en el sentido que estime más conveniente (ayuda militar o intervención directa) ese factor que ha necesitado seis años para consolidarse (se inició el 8 de agosto de 2008 cuando Moscú expulsó de Osetia del Sur al estado-vasallo, Georgia) puede deshacerse en pocos días para peligro de toda la humanidad, incluidas Rusia y China.
Sea como fuere, eso no cambiará que el motor que gira al mundo continúe siendo la lucha de clases que seguirá pase lo que pase... para desgracia de los imperialistas.