Pablo Gonzalez

De Trotski a Tito [Capítulo I]; James Klugmann, 1951


«Tito, Kardelj, Đilas y sobre todo en este campo Ranković, eran prácticamente como un estrecho grupo de poder dominante que dictaban y dictan actualmente la política del partido desde arriba. 

Ellos practicaban el llamado «método militar» de dirección del partido defendido por Trotski. No fue por casualidad que la concepción «derechista» de Trotski de un partido compuesto por todos y de diverso pelaje, diera lugar a que se combinara después con la concepción «de izquierda» de Trotski de «órdenes de arriba».
 Como de costumbre las prácticas «de derechas» y «de izquierda» dieron lugar a los mismos resultados de destruir el carácter revolucionario del partido comunista. En el Partido Comunista de Yugoslavia las elecciones del partido a todos los niveles cesaron. 

Los liderazgos fueron organizados mediante la pura cooptación. Se desanimo la discusión interna. 

La crítica y la autocrítica fueron suprimidas. Y Ranković abusó de su cargo de Ministro del Interior y jefe de la Policía de Seguridad –la conocida UDBA– para tomar medidas disciplinarias contra los miembros del partido que se atrevieran a discutir o criticar los dictados de la camarilla gobernante». 

(James Klugmann; De Trotski a Tito, 1951)

Introducción de Bitácora de un Nicaragüense

Hemos creído necesario traducir y poner a vuestras disposición el presente primer capítulo del libro: «De Trotski a Tito», de James Klugmann, escrito en 1951, ya que es uno de los documentos que mejor explican la esencia del revisionismo yugoslavo.

En especial, en este capítulo se retomará los puntos cardinales que hicieron surgir la inevitable divergencia del revisionismo yugoslavo con el marxismo-leninismo, y sus representantes; desde el intercambio de cartas entre el Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia y el Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, entre marzo y mayo de 1948, hasta la resolución de la Kominform; «Sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia», de junio de 1948.

Veremos la actuación de los líderes yugoslavos, quienes pese a no aceptar ni rectificar ninguno de los males indicados por otros partidos y figuras de la época, una vez expulsados de la Kominform lejos de corregir ampliarían más si cabe sus desviaciones. 

Aquí veremos como mucho de sus nuevos conceptos antimarxistas de después de 1948 se completarían y evolucionarían a partir de sus pasadas pero recientes desviaciones denunciadas por la Kominform antes de esa fecha –por ejemplo su concepto socialdemócrata de «partido de masas» con un reclutamiento indiscriminado, y de tomar el frente como la principal organización política, deriva a su expulsión de la Kominform en una nueva teoría sobre la extinción del partido–.

Téngase en cuenta que el documento es de 1951, y algunos de los futuros titoistas –R. Slánsky–, jruschovistas –G. Gheorghiu-Dej– o eurocomunistas –P. Togliatti– aquí usados como ejemplos de honesta adhesión ideológica y honradez y para la comparativa con los líderes yugoslavos, lo habían sido hasta entonces, o hasta entonces no habían sido observados ni descubiertos como desviacionistas. Decimos esto para poner en situación al lector.

Sin entender la incompatibilidad del revisionismo yugoslavo con el marxismo-leninismo, la incompatibilidad de Tito con Stalin, la incompatibilidad de ideología burguesa vs ideología proletaria: es imposible denunciar de igual modo a las ramas revisionistas previas a él como el browderismo o futuras como el maoísmo, tampoco le será al lector fácilmente entendible el apoyo del titoismo al nacimiento de otras ramas posteriores como el jruschovismo o el eurocomunismo, ni el carácter de estos, sin entender mediante un minucioso estudio, la esencia del propio revisionismo yugoslavo. 

He ahí porque este documento tenga una importancia especial, y he ahí porque el titoismo se ha situado en una etapa intermedia entre los viejos y nuevos revisionistas, y siempre ha servido de vehículo a las dirigencias oportunistas para degenerar la política de los partidos comunistas. 

No es sorprendente tampoco que el bagaje ideológico del revisionismo yugoslavo sea usado –a veces sin saberlo– por los seguidores del socialismo del siglo XXI.

Este documento es pues, una dedicatoria para los pueblos yugoslavos que ejercieron una gran valentía durante su lucha de liberación nacional durante la Segunda Guerra Mundial; de igual modo la historia ha otorgado a cada yugoslavo marxista-leninista y a todo patriota progresista la misma o si cabe más valentía por oponerse al revisionismo titoista; tanto en su política interior pro kulak y pro burguesa; como a su política exterior de sumisión encaminada a convertir a Yugoslavia en una mera semicolonia de los imperialismos occidentales.

 A todos ellos que como Arso Jovanović, les tocó sufrir la calumnia, el arresto y el asesinato bajo la etiqueta –para los titoistas despectiva– de «kominformistas», les honra la estoica defensa que ejercieron.

 Por ello deben ser conocidos y promovidos este tipo de documentos.

Notas

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