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El silenciado movimiento de tropas estadounidenses cerca de Ucrania



Vicenç Navarro///

Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
La administración Obama ha decidido enviar 600 soldados estadounidenses a países del Este de Europa, antes miembros de la Unión Soviética y ahora miembros de la OTAN, la alianza militar establecida para contener lo que se llamaba y definía como “vocación imperialista” de la Unión Soviética. 

Estos países son Polonia, Lituania, Letonia y Estonia. Tales soldados están regularmente estacionados en la base militar estadounidense en Italia, y son componentes de la 173 Brigada de Infantería.

 Su traslado a aquellos países es, supuestamente, para hacer ejercicios militares con las fuerzas armadas de dichos países. La administración Obama también ha enviado fuerzas navales al Mar Negro, donde Rusia tiene una base naval en Crimea. 

Esta movilización de tropas responde, en teoría, a lo que la Administración Obama presenta como una violación por parte de Rusia de los acuerdos de Ginebra alcanzados por la Unión Europea, EEUU, Rusia y Ucrania.

La Administración Obama ha acusado al gobierno Putin de no respetar el acuerdo, al continuar apoyando a los ciudadanos del Este de Ucrania, conocidos como los pro rusos, en aquella parte del país. 

En dicha acusación se asume que Rusia tiene suficiente influencia (cuando no control) sobre los llamados pro rusos en las zonas del este de Ucrania, que son fronterizas con Rusia, para que estos depongan las armas y abandonen los edificios públicos. 

Algunos, como el senador republicano John McCain, del Estado de Arizona, han llegado incluso a acusar al Presidente Putin de estar detrás de estos grupos pro rusos, manipulados directamente desde Moscú, desde el despacho del propio Putin. 

No se les ocurre, ni a McCain ni al Presidente Obama, que los llamados pro rusos no son meros maniquíes de la administración rusa y que tienen ideas propias, con condiciones específicas para aplicar el acuerdo de Ginebra. Ellos, después de todo, no estaban en Ginebra, como sí lo estaba el gobierno de Ucrania, y habían hecho demandas -que continúan haciendo- que no se incluyeron en el tratado de Ginebra.

El envío de tropas a los países del este de Europa, sin embargo, responde menos a lo que ocurre en Moscú que a lo que ocurre en Washington. 

En la capital de EEUU, la Administración Obama está perdiendo el control de la política estadounidense en Ucrania. La ultraderecha y lo que se llama derecha moderada están movilizándose, continuando una larga campaña que consiste en presentar al Presidente Obama como débil, el cual no está ofreciendo el liderazgo que EEUU y el mundo occidental necesitan.

 Esta movilización es la que motivó que la Administración Obama enviara al Vicepresidente Biden a Ucrania para mostrar solidaridad con el gobierno de Kiev. Pero ello no aplacó al Partido Republicano y al Senador John McCain. 

Este último ridiculizó el viaje de Biden, señalando que era una visita blanda y no dura, es decir, que Biden no se había comprometido con movimientos de tropas que señalaran al gobierno ruso que el gobierno de EEUU no tolera que Putin continúe sus supuestas estrategias de expansión. 

El problema, según John McCain, es que Obama es excesivamente blando, y lo que otros conservadores y portavoces conservadores, como David Books, el articulista conservador del New York Times, han llamado en otras ocasiones la falta de masculinidad (“The manhood question”), o lo que la ultraderecha española diría “no tiene los cojones” para enfrentarse al adversario. 

Es esta mentalidad la que lamentablemente está ejerciendo una enorme influencia en Washington ahora. Y nos puede llevar a un conflicto armado. No duden de que ello es posible. 

Y, en realidad, se ha estado preparando durante un largo tiempo la expansión de la OTAN hacia el este de Europa rodeando a Rusia.

Una de las personas que criticaron más el mantenimiento de la OTAN y su expansión hacia el Este fue nada menos que uno de los ideólogos más importantes de la Guerra Fría, George Kennan, y uno de los fundadores y arquitectos de la OTAN. 

Su argumento era que con la caída de la Unión Soviética y la derrota del régimen comunista, la OTAN había dejado de tener justificación. Según Kennan, la OTAN había conseguido su objetivo.

 Mantenerla, y todavía peor, expandirla hacia el este, rodeando ahora a Rusia, era –según él- un enorme error, pues era una provocación a Rusia, Estado que, para Kennan, debería convertirse en aliado de EEUU.

Según Kennan, la Guerra Fría había sido un gran éxito, pues él creía que su máximo objetivo era terminar con el comunismo, el mismo comunismo que había sido derrotado en la nueva Rusia. Antagonizarla y ponerla a la defensiva era –acentuaba Kennan- un enorme error. 

Como he indicado en otros artículos (“Lo que no se está diciendo sobre Ucrania. Parte I”, Público, 18.03.14; “Lo que no se está diciendo sobre Ucrania. Parte II”, Público, 31.03.14; y “Las falsedades de los mayores medios españoles en su cobertura de Ucrania”, Público, 24.04.14), posturas semejantes las han presentado Helmut Kohl, el unificador de Alemania, y Helmut Schmidt.

La OTAN hoy –según estos autores- está provocando a Rusia, convirtiéndose en un instrumento de inestabilidad en lugar de uno de defensa o seguridad. Kennan murió a la edad de 101 años hace solo unos años (en 2005). 

Fue embajador de EEUU en Moscú en 1952, y conocía Rusia bien. Predijo que la expansión de la OTAN hacia el Este llevaría a un conflicto armado, debido a que Rusia se sentiría acorralada. Y así está pasando. Como indicó antes de morir, y viendo el mantenimiento y expansión de la OTAN, Kennan protestó porque estas medidas significaban el final de un proyecto que había sido su vida.

Por paradójico que parezca, Kennan creía que la Guerra Fría tenía que ver con la contención del comunismo, cuando en realidad tenía que ver más con la expansión de EEUU. De ahí que el comunismo desapareciera pero la expansión hacia el Este continuara. 

No es el imperialismo de Putin, sino el del gobierno federal de EEUU, el que es un problema.

 Como dije en mis artículos anteriores no tengo ninguna simpatía hacia la Unión Soviética ni hacia la Rusia de ahora, pero presentar ahora al gobierno ruso como el mayor causante de la crisis en Ucrania me parece un enorme error que puede conducir a una guerra, lo cual no puede descartarse cuando no solo la cámara baja, sino también el senado de EEUU, pasen a estar dominados por el partido republicano, en el cual el Tea Party es muy influyente. 

Ello significaría que una guerra podría ser posible, con consecuencias imprevisibles. 

Así de claro.

http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2014/04/29/el-silenciado-movimiento-de-tropas-estadounidenses-cerca-de-ucrania/




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