Alejandro Nadal, La Jornada
El día primero de septiembre de 1983, el vuelo KAL 007 de la línea Korean Air se encontraba en la última fase de su recorrido de Nueva York a Seúl.
Poco después del despegue de Anchorage, donde había hecho escala, el avión comenzó a desviarse de la ruta estipulada en el plan de vuelo.
En poco tiempo el Boeing 747, con 269 pasajeros y tripulantes a bordo, se introdujo en el espacio aéreo de la ex-Unión Soviética y comenzó a cruzar la península de Kamchatka.
La Unión Soviética había colocado en esa península una serie de instalaciones militares estratégicas. Sus radares y bases de respuesta rápida estaban diseñados para desempeñar un papel clave en caso de un ataque proveniente de Estados Unidos.
Tan pronto el KAL 007 imprimió su huella en las pantallas de radar soviéticas, dos cazas Sukhoi-15 supersónicos despegaron para interceptar el avión de pasajeros.
Los cazas encontraron al KAL 007 y los militares soviéticos trataron de comunicarse sin éxito con el avión de pasajeros.
Cuando el KAL 007 cruzó la isla de Sajalín, las autoridades militares soviéticas tomaron la decisión de derribarlo.
Uno de los Sukhoi-15 disparó un misil detector de rayos infrarrojos. El Boeing se desintegró en el aire y nunca se supo por qué el KAL 007 llegó a desviarse 250 kilómetros de su curso.
El 3 de julio de 1988 el vuelo de Iran Air 655 despegó de Teherán con rumbo a Dubai.
Este Airbus 300 llevaba 274 pasajeros (incluidos 66 niños) además de la tripulación (otras 16 personas).
El avión hizo escala en Bandar Abbas, puerto clave en el estrecho de Hormuz, y de ahí procedió hacia Dubai, en lo que debía ser un corto vuelo de 30 minutos.
Desde el despegue la torre de control ordenó a los pilotos poner en marcha el transponder y continuar el vuelo sobre el golfo Pérsico en un corredor de 32 kilómetros de ancho reservado para vuelos civiles.
El plan de vuelo era sencillo: ascender hasta los 4 mil 300 metros y después de unos minutos comenzar el descenso sobre Dubai.
El crucero lanza-misiles Vincennes se encontraba en aguas territoriales de Irán cuando su radar detectó el vuelo del Airbus iraní.
La trayectoria le pareció hostil e inmediatamente envió un mensaje exigiendo un cambio de trayectoria.
El avión de Iran Air no pudo responder a esos mensajes porque no podía recibir los mensajes del Vincennes.
Aunque el avión seguía en contacto con los controladores de aviación civil, el capitán estadounidense decidió que era necesario derribar el avión y disparó uno de sus misiles guiados por radar.
Un minuto después el Airbus se desintegró en el aire y todos sus ocupantes murieron en el acto.
Estas y otras historias trágicas vienen a la mente cuando se consideran los datos que rodean la extraña desaparición del vuelo MH 370 de Malaysian Airlines.
El avión despegó de Kuala Lumpur con rumbo a Pekín el pasado 8 de marzo y menos de una hora después del despegue se perdió todo contacto con el avión, un Boeing 777.
Ni los controladores aéreos, ni los radares civiles pudieron seguir el curso del avión.
Sin embargo, varios satélites militares y civiles pudieron identificar señales del avión y determinar que el aparato se mantuvo en una trayectoria hacia el sudoeste, cruzando el golfo de Tailandia y atravesando la península malaya e internándose en el mar de Andamán.
Un radar militar de Malasia detectó brevemente el avión sobre la isla de Pulau Perak en el estrecho de Malaca.
Es evidente que el avión evadió intencionalmente varios radares civiles y que el transponder y otros sistemas de comunicación fueron intencionalmente silenciados por alguien en la cabina.
El avión de Malaysian Airlines ha desaparecido y una gigantesca búsqueda internacional no ha podido localizar sus restos.
¿Qué hay en la trayectoria que siguió el vuelo MH 370?
La base de Diego García es una de las instalaciones estratégicas de mayor importancia en la historia militar de Estados Unidos.
Es una pequeña isla en el océano Índico que ha permitido a los bombarderos estadounidenses lanzar operaciones en casi todos los frentes importantes en la guerra fría y después.
Los bombarderos B52 y B1 pueden aterrizar y despegar sin problemas y la base fue utilizada para bombardear posiciones en Vietnam, Cambodia, Laos, Afganistán e Irak.
Es posible que Diego García albergue un centro de detención secreta (y de posibles torturas) similar a Guantánamo.
El vuelo de Malaysian Airlines muy bien pudo alcanzar Diego García. La autonomía de vuelo del Boeing 777 le habría permitido llegar hasta la remota base militar de triste historia si alguien en la cabina lo hubiera deseado.
Sólo que también es posible que los radares y satélites estadunidenses habrían detectado el avión solitario y muy probablemente le habrían derribado.
Todo esto es una conjetura, por supuesto.
Pero bien vale la pena considerarla por la trayectoria del avión y por el hecho de que no se ha podido detectar nada que se parezca a los restos del avión (hecho compatible con la hipótesis de que el avión fue destruido por un misil).
Es sólo una hipótesis.