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Conspiración mediática con María Corina ¿Éxito o fracaso?


Rusia Today dio en el clavo al impostar una nota titulada "La líder opositora venezolana en la OEA solo quería tener un 'show' mediático", pero obvió un hecho fundamental: María Corina, por sí sola, no fue el artífice de este complot comunicacional.

Desde un tiempo antes el Departamento de Estado libró instrucciones a sus funcionarios para crear un escenario diplomático dentro de la OEA que permitiera asestar un fuerte golpe contra el gobierno de Maduro. Tras bambalinas, se fueron creando las condiciones para este objetivo. 

Un primer paso fue buscar a la figura mediática a utilizar y apostaron por este personaje con aires de vedette “victimizada”, la que había sido cuestionada por sus actividades ante la Asamblea Nacional. Las propias declaraciones de ella, el reconocimiento explícito de sus actividades desestabilizadoras servirían –según pensaron los asesores de Kerry-, para catapultarla mediáticamente.

 No podían usar a la gastada figura de Ledesma, al detenido Leopoldo López, al vacilante Capriles o al más apegado a oscuras conspiraciones, el señor Aveledo. Esto hizo a María Corina la ficha ideal para ser usada en su complot comunicacional.

El siguiente paso fue buscar al peón idóneo para que “prestara” su silla para usarla como vocera de la derecha fascista ante el pleno de la OEA, lanzándose a la búsqueda del país que cumpliera tan cuestionable rol. Se sabe que embajadores norteamericanos exploraron en varias naciones el posible fantoche, pero casi todos se negaron. Solo el lacayo Martinelli aceptó la propuesta. 

No obstante, encontraron compromisos de otros gobiernos para apoyar, con su voto favorable, meter en la agenda del Consejo Permanente de la OEA el tema venezolano.

 La estrategia era solicitar tres aspectos fundamentales: crear un circo mediático en el foro diplomático, abrir paso a una reunión de cancilleres y enviar una comisión sobre el terreno la que. desde sus inicios, tuviera como fin entrevistar a líderes de la derecha, manipular las realidades y buscar, a la larga, sanciones contra Maduro. 

De esta forma se validarían las estrategias de Obama para legitimar acciones de EE UU contra el gobierno bolivariano.

María Corina estaba preparada para todo. Se sabía que el complot encontraría una reacción adversa ante el Consejo y buscaron, como Plan B, usar a Machado para montar un tinglado mediático con todas las de la ley. De hecho MCM tenía como tarea robar el protagonismo informativo a la propia OEA y usaron a todos los medios de comunicación posibles para que la misma hiciera valer sus ataques ideológicos contra Maduro, satanizando a su gobierno y buscando una condena de la opinión pública internacional. 

Lo cierto es que, a pesar de que MCM contó con toda la plataforma mediática posible, la posición mayoritaria de las naciones latinoamericanas de oponerse a incluir un debate sobre Venezuela, relegar a esta señora a un posible discurso en otros temas y, sobre todo, hacerlo a puertas cerradas, fueron la noticia principal.

 Venezuela saldría airosa y el complot fraguado por EE UU y sus cómplices fracasó estrepitosamente.

Coincido con el analista norteamericano Alex Main, citado por Rusia Today, en lo siguiente: "En vez de eso, ella quería llegar a hacer un gran discurso político para tener un impacto. 

Está tratando de tener más importancia y peso dentro de la oposición venezolana y ese era su objetivo, tener una fuerte repercusión en los medios y en la opinión de los opositores dentro de Venezuela".

Lo cierto es que Washington la usó y poco impacto mediático se logró con este circo. Sin embargo, hay quienes dicen que lo interesante será lo que sucederá después, luego de su retorno a Venezuela, donde será requerida por sus actos conspirativos. 

Otros, dan por sentado que buscará exiliarse con un poco de fama mal ganada.

La verdad es que EE UU, el culpable intelectual de esta provocación, se vio aislado totalmente con sus cómplices, mientras la soberanía hacía galas de su estatura y dignidad.

 Esta vez la Patria Grande salió vencedora ante el Imperio.

Percy Francisco Alvarado Godoy.

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