
San José. Una semana antes de las elecciones, el candidato Luis Guillermo Solís no era más que el cuarto aspirante con "alguna" posibilidad de meterse en la lucha por la presidencia de Costa Rica en la entonces eventual segunda ronda electoral en Costa Rica.
El domingo no sólo confirmó que está listo para disputar la primera magistratura en la siguiente votación, sino que además alcanzó la más alta votación de la noche, derrotó al favorito, el oficialista Johnny Araya, de Liberación Nacional, y rompió con un sistema bipartidista que ha gobernado durante 32 años al país, cuyas elecciones eran ganadas o por el Partido de Liberación Nacional o por la Unidad Social Cristiana, destacó AP.
Según el politólogo y profesor de la Universidad de Costa Rica, Francisco Barahona, el descontento que existe entre la mayoría de los costarricenses por la labor del actual Gobierno fue reduciendo el apoyo para Araya con el paso de las semanas.
La trocha pasó la factura
La fallida concesión de la carretera entre San José y la ciudad turística de San Ramón, a 56 kilómetros al oeste, es uno de los casos más sonados de corrupción en el gobierno de Laura Chinchilla.
El Gobierno tuvo que pagar una indemnización de $34 millones de dólares a una empresa brasileña porque el contrato no se ejecutó pues los estudios de factibilidad no estaban bien hechos.
Otros casos fueron el desvío de recursos de funcionarios públicos en la construcción de una carretería fronteriza, o la trocha que ha causado daños al río San Juan y el sobreprecio pactado en un préstamo del Gobierno chino, para ampliar la ruta hacia Puerto Limón, en el Caribe.
El 20% de la población en Costa Rica es pobre y aunque no ha crecido desde 1993, tampoco ha bajado. Durante el Gobierno de Chinchilla, la desigualdad aumentó.