Ayer se reunieron en la ciudad madrileña, bajo el amparo del derechista Partido Popular, la Asociación de Iberoamericanos por la Libertad (AIL) y la Casa de América en Madrid, varios connotados contrarrevolucionarios, aparentando una unidad inexistente, para dar a conocer una declaración conjunta, en nombre de una veintena de diminutos grupúsculos, mediante la cual quieren engañar incautos en eso de hablar con una sola voz, cuando son mundialmente conocidas sus ansias personales de protagonismos, sus impuras ambiciones y, sobre todo, la enconada lucha entre ellos por los premios en metálico.
Con ello buscan espacios, dentro y fuera de la isla, como respuesta a la posición asumida por la Unión Europea encaminada a una apertura de sus diálogos con Cuba.
Irreverentes y en franca componenda con los más retrógrados intereses de la derecha internacional, buscan presionar a la UE para que la misma someta a Cuba a un duro escrutinio sobre el manipulado tema de los derechos humanos, como condición para cualquier acercamiento bilateral entre las partes.
La declaración nombrada "Por el reconocimiento de la legitimidad de la sociedad civil independiente cubana", pretende vender esa falta de unidad que la contrarrevolución ha arrastrado como lastre desde el mismo momento del triunfo de la Revolución en 1959.
La propia Yoani Sánchez, una de las firmantes, declaró con desparpajo: "Ya que el acuerdo bilateral parece inevitable, tratamos de proponer que en ese acuerdo esté presente un reclamo por el respeto a los derechos humanos y una presencia de la sociedad civil".
No podía faltar en el falaz documento el ataque directo contra la gobernabilidad de Nicolás Maduro en Venezuela y el alineamiento con las expresiones violentas desarrolladas por miembros fascistas de la derecha.
Allí se encontraban Yoani Sánchez y Reinaldo Escobar; Juan Felipe Medina Díaz, Berta Soler, portavoz de las Damas de Blanco; y Elizardo Sánchez, presidente la CCDH, entre otros. Aunque no estaban presentes, suscribieron el documento otros mercenarios como Guillermo Fariñas, de UNPACU, y Manuel Cuesta Morúa, del Arco Progresista.
¿El argumento? Simplemente, por el hecho de que, según ellos, no podían reunirse en Cuba, cuando en realidad realizaron dos reuniones previas en nuestro país.
Este nuevo encuentro muestra a una debilitada contrarrevolución, aparentando estar unida en un frente común, que no es más que simple ilusión, basada en el odio y la frustración.
Como dijera José Mallorquí, escritor español: “El odio es el arma de los débiles.
El fuerte castiga a su enemigo; el débil debe conformarse con odiar.”
Este nuevo documento irá a parar al estercolero de la historia.
Percy Francisco Alvarado Godoy
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