La Alianza del Pacífico está en el punto de mira de expertos y líderes latinoamericanos: ¿es un grupo económico que tiene la capacidad de cambiar el balance en la región, beneficiándola, o es solo otra estrategia de Washington para dividir la zona?
La Alianza del Pacífico (AP), que la semana pasada en el marco de la VIII Cumbre celebrada en la ciudad colombiana de Cartagena acordó un protocolo para eliminar los aranceles al 92% de sus bienes, capitales y servicios, ha logrado despertar un vivo interés a nivel internacional cuando aún no cuenta ni con tres años de existencia.
Así, varios expertos citados por 'The Atlantic' ya predicen un gran futuro para la agrupación que, según ellos, podría hasta cambiar el mapa económico de la región, siendo la "alianza más importante de todos los tiempos".
El proyecto formado con el fin de sumar las cuatro economías más estables y más competitivas de América Latina que se caracterizan por tener la menor inflación en la región –México, Colombia, Perú y Chile– colectivamente, suman el 36% de la economía de Latinoamérica, el 50% de todo el comercio internacional de la zona y el 41% de todas las inversiones extranjeras.
En caso de que los cuatro países de la ambiciosa coalición formaran un Estado único, sería la octava economía mundial, indican los expertos.
Al mismo tiempo, el comercio mutuo entre los integrantes antes del tratado se situaba solo el 4% de su comercio total, lo que supone que las posibilidades para su futuro desarrollo son enormes y pueden cobrar un ritmo significativamente alto.
Varios analistas son muy optimistas acerca de la aplicación efectiva de las capacidades de la Alianza del Pacífico gracias a que el mecanismo de integración en muy poco tiempo ya ha logrado acordar puntos importantes para unir el potencial de sus economías.
¿Conspiración gestada "desde el norte"?
Al mismo tiempo, varios analistas y mandatarios recelan de la Alianza del Pacífico. Así, los líderes de Mercosur y varios bloques regionales han rechazado la joven agrupación, alegando que fue creada al amparo de una conspiración tejida en EE.UU. para fraccionar la región, y comparan la Alianza con un antiguo producto en un nuevo embalaje.
El pasado octubre el presidente de Bolivia, Evo Morales, aseveró que la Alianza del Pacífico forma parte de una conspiración gestada "desde el norte" con el objetivo de dividir la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) para que no avance hacia la "liberación definitiva".
Además, el mandatario boliviano especificó que a la hora de elegir al nuevo secretario general del bloque sudamericano al amparo de la cumbre celebrada en Surinam a fines de agosto pasado, hubo "una posición interna" que no lo posibilitó. Morales cree que se trató de "políticas bien diseñadas y bien definidas para que Unasur no avance rápidamente".
A su vez, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, afirmó que la Alianza del Pacífico "no concibe la integración como crear una gran sociedad de ciudadanos de la región, sino crear un gran mercado, crear consumidores".
El analista político Salvador Muñoz tras la reunión de los Estados miembros de la Alianza el pasado septiembre en Nueva York, donde dialogaron sobre vías para consolidar su unión y presentaron sus beneficios y las posibilidades de inversiones ante más de 200 empresarios estadounidenses, expresó a RT que el propósito de la AP es tratar de quitarle validez a los procesos de integración, como Celac y Unasur, que con mucha fuerza se han desarrollado en los últimos años en América Latina.
Además, el analista dijo que "esta alianza tiene poco sentido para los países que la componen, excepto para EE.UU. Es una alianza que no le otorga o no le entrega nada nuevo a los acuerdos comerciales que ya tienen estos países entre ellos".
Algunos logros de la AP
Los líderes de la Alianza del Pacífico contestan a sus detractores que su grupo no es ninguna iniciativa política, sino que sus objetivos son puramente económicos, los cuales se están logrando a un ritmo bastante vivo.
Así, además del reciente acuerdo de exoneración arancelaria, los cuatro países han eliminado la necesidad de visados de negocios para los que viajan con fines de promover comercio e inversiones y también turísticos entre los miembros del bloque.
Se han creado miles de puestos de trabajo, unos 44.000 en el caso de Colombia.
Chile, Colombia y Perú han vinculado sus mercados de valores para que una empresa presente en una de las bolsas pueda negociar en las otras dos.
Se espera que México haga lo mismo este año, lo que implicaría que este mercado de valores integrado puede competir con el de Brasil, el país más grande de América Latina.
Además, Colombia acordó con México compartir los datos relacionados con la migración de ciudadanos de ambas naciones para combatir el tráfico de drogas y la trata de personas.
Los países también compartirán el uso de sus sedes diplomáticas.