Al volver del Ártico en setiembre de 1909, el doctor Frederick A. Cook anunció que había llegado al Polo Norte el 21 de abril de 1908. Unos días después, el Contraalmirante Robert E. Peary afirmó haber llegado al Polo Norte el 6 de abril de 1909.
Cada uno de ellos lanzó acusaciones contra el otro, desautorizando mutuamente las afirmaciones hechas por ambos.
Cook acusó a Peary de apropiarse de los informes que él había hecho a su regreso del Polo; sin embargo, no pudo procurar un informe escrito del viaje realizado, lo que echó sospechas sobre la veracidad de sus afirmaciones.
Por lo tanto, a pesar de que Cook fue el primero en acreditarse el descubrimiento del Polo Norte, por lo general se le otorga ese crédito a Peary.
Las afirmaciones de Cook fueron desacreditadas porque la altitud del sol era de unos pocos grados por encima del horizonte y estaba tan bajo en ese momento, que no tenían valor como prueba las observaciones de ese sol.
Peary llegó, o afirmó llegar, al Polo Norte en abril, quince días antes en la estación y, por lo tanto, en condiciones solares más adversas. Sus cálculos están expuestos a mayor sospecha que los de Cook.
Por otra parte, Cook no tenía testigos de que había hallado el Polo Norte, excepto esquimales. Lo mismo es cierto de Peary, quien no contó con testigos, por decisión propia.
Ordenó a los hombres de la expedición que se quedaran atrás, mientras él iba con un solo acompañante esquimal al polo.
La afirmación de Peary de haber viajado 24 kilómetros por día, provocó dudas, pero Cook decía que había viajado más de 32 kilómetros por día. La discusión de si Peary o Cook, o ninguno de los dos, descubrió el Polo Norte, aún no está terminada.
Existe un factor en el viaje de Peary al Polo Norte, que provoca dudas sobre su afirmación de haber llegado: la increíble velocidad a la que sostiene haber viajado, o que hubiera tenido que lograr, para llegar y volver en el plazo que lo hizo.
Al llegar al paralelo 88 grados de latitud norte, decidió hacer un último intento en cinco días. Viajó 40 kilómetros el primer día, 32 el día siguiente, 32 el tercer día, 40 el cuarto y 64 el último día. Su promedio para los cinco días fue de 41 kilómetros por día.
¿Puede un hombre caminar tan rápido en las condiciones increíblemente difíciles del área del Polo Norte, supuestamente un terreno de hielo según las descripciones de los hombres en el submarino atómico “Skate”? Sin embargo, más al sur, donde se supone que hay mejores condiciones para viajar, sólo podía viajar 32 kilómetros por día.
De estos hechos, deducimos que ni Cook ni Peary llegaron al verdadero Polo Norte, ya que, de acuerdo a las teorías presentadas en este libro, el Polo Norte no existe. Peary y Cook probablemente hayan llegado al borde magnético de la abertura o depresión polar.
Tal vez Peary haya viajado la distancia que calculó como correcta para llegar al Polo Norte, pero en realidad viajó alrededor o hacia adentro de la depresión existente en esta parte del mundo (en la que entró el Almirante Byrd). Si hubiera seguido más lejos, habría seguido entrando en la abertura, sin llegar nunca al verdadero Polo.
Las sociedades científicas que consideraron las afirmaciones de Cook y Peary de haber llegado al Polo Norte, alcanzaron la conclusión de que no se podía asegurar que ninguno de los dos lo haya logrado. Cook prometió procurar notas y observaciones matemáticas para probar su afirmación, pero nunca pudo presentar nada.
Sostuvo que Peary hizo que parte de su material fuera enterrado, pero con el tiempo, la fe que despertaba se transformó en escepticismo, que las afirmaciones de Peary desencadenaron.
Peary cuestionó las palabras de Cook porque éste no pudo presentar datos científicos adecuados. El Contraalmirante Melville de la Armada de los Estados Unidos, un explorador de larga experiencia en aquel momento, dijo lo siguiente al respecto: “Eran los alocados mensajes que supuestamente emitió Cook sobre las condiciones reinantes, y otras cosas, que me hicieron dudar de que haya encontrado el polo”.
De acuerdo al doctor Tittman, Cook y Peary no pudieron haber viajado a pie sobre hielo sólido para llegar al Polo Norte, porque casi todos los científicos concuerdan en que el polo no es así. Algunos creen que hay mar abierto allí, y otros, que hay tierra fértil.
Todos los exploradores que llegaron muy al norte, encontraron mar sin hielo. En cuanto a la presencia de tierra fértil, esto sólo resultaría posible de acuerdo a nuestra teoría de la abertura polar y un sol central, ya que según la teoría de la Tierra sólida, debería hacer más frío a medida que se avanza más y más hacia el norte. Sin embargo, los exploradores árticos experimentaron lo contrario: el clima era más templado cerca del polo que más al sur.
Pero, aunque el frío del polo no fuera suficiente para congelar el mar, ¿cómo podía ser lo suficientemente cálido para permitir tierra fértil, a menos que nuestra teoría sea acertada? Dado que todos los exploradores están de acuerdo en que hay mar abierto en esta región -el orificio polar- pero que hay hielo más al sur, resulta claro que Cook no llegó tan al norte como creyó hacerlo.
Cuando la Swedish Academy of Sciences and University of Copenhagen examinaron las afirmaciones de Cook, decidieron que él no había probado haber llegado al polo. Peary hizo la siguiente declaración a la prensa: “Cook no estuvo en el Polo Norte el 21 de abril de 1908 ni en ningún otro momento. Su historia no se debe tomar demasiado en serio. Los dos esquimales que lo acompañaron dicen que no recorrió distancia hacia el norte y que no salió de la vista de tierra. Otros miembros de la tribu corroboran esta versión. Sólo engañó al público”.
Sin embargo, cuando Peary volvió a la civilización, su historia sonaba tan dudosa como la de Cook. Hizo aún menos observaciones sobre su presunta posición que Cook. Haber dejado a sus acompañantes blancos atrás y no tener testigos, provocó dudas sobre sus afirmaciones. Se dudó de Cook por sostener que viajó 24 kilómetros por día en trineo; Peary afirmó que viajó más de 32 y hasta 64 kilómetros por día.
Ya que no se pueden viajar 64 kilómetros por día en un trineo tirado por perros -que es más lento que viajar a pie- esto parece imposible. Cuando se le preguntó si viajaba a mayor velocidad en trineo tirado por perros que a pie, Peary admitió: “En las expediciones árticas, un hombre tiene suerte si puede caminar sin tener que empujar el trineo.
Por lo general se ve obligado a tomarse de la parte trasera y empujar hacia adelante. También hay que estar preparado para que, en cualquier momento, el trineo choque contra una saliente o depresión que provoque la caída de todo”.
De acuerdo a la declaración de Peary, parece imposible que pudiera viajar a velocidades de entre 32 y 64 kilómetros por día en hielo ártico y mantener ese ritmo durante ocho días, después de trabajar arduamente durante meses. Por esta razón, luego de examinar los datos de Cook y Peary, un investigador concluyó: “La cuestión de si Cook o Peary descubrió el Polo Norte tal vez nunca se resuelva. Pareciera ser uno de los enigmas de la historia; y continúa como la palabra de un hombre contra la del otro”.
Cuando Peary entregó sus pruebas para la investigación, el Congressional Committee que las examinó reconoció que Peary no había probado su afirmación más de lo que había podido hacerlo Cook. Peary sostenía haber viajado 435 kilómetros desde los ochenta y siete grados, cuarenta y siete minutos latitud norte hasta el polo y de vuelta, en siete días y unas horas. Esta velocidad parece imposible de lograr en la región polar.
Cook admitió que no llegó al polo en el libro que escribió después de volver de la expedición: “¿De veras llegué al Polo Norte? …Si me equivoqué al colocar mis pies en el punto exacto del Polo Norte, lo cual ha provocado toda esta controversia, sostengo que fue el error inevitable que debe cometer cualquier hombre. Tocar ese punto sería una casualidad”.
Esto provocó un escándalo internacional. Después de que monarcas y universidades extranjeros lo habían felicitado y brindado honores, descubrieron que habían sido engañados. En ese momento, luego de que un explorador estadounidense había hecho afirmaciones falsas, la reputación del país quedaría muy perjudicada si, luego de examinar la situación se descubriera que otro (Peary) también lo hizo.
Pondría al país en ridículo en la prensa extranjera. Para impedir esto, el Congreso de los Estados Unidos encomendó una tarea a la comisión de la Naüonal Geographic Society, que llegó a un veredicto favorable sobre el descubrimiento de Peary. Se esperaba que esto diera fin al asunto e impidiera que se produjeran dos afirmaciones falsas seguidas.
Sin embargo, un año después de que este Comité llegó a esta conclusión, se hizo una nueva investigación del Congreso, cuyo veredicto era que Peary no había probado sus declaraciones porque no había ni un solo testigo blanco que las respaldara. El comité dio el veredicto de “no probado”.
Peary no respondió nunca a los cargos en su contra. Decidió poner fin a su carrera retirándose con el rango de contraalmirante, que otorgaba una pensión de 6000 dólares por año. Amigos de Peary llevaron ante el Congreso un documento que solicitaba su retiro.
Lo lógico hubiera sido que se realizara alguna clase de investigación para determinar si llegó o no al Polo Norte, pero no fue así. Aunque el gobierno se negó a recompensar su descubrimiento en forma oficial, no podía permitirse reducir su prestigio ante el mundo con el anuncio de que no descubrió el Polo Norte.
“Estoy convencido de que Peary no llegó al Polo Norte por dos razones:
1) A pesar de toda la habladuría que hubo sobre los datos científicos que trajo consigo y ofreció como evidencia, el hecho concreto es que lo único que respalda su afirmación es su palabra, nada más;
2) se probaron como falsas todas sus otras afirmaciones de descubrimientos en el Ártico. Entonces, ¿por qué debemos aceptar la declaración, sin sostén, de que llegó al Polo?
En una audiencia del Congreso, se le preguntó al señor Tittmann, Superintendente de la U. S. Coast Survey: “¿Qué evidencia existe de que este grupo compuesto por Peary y otros llegó al polo?”. El señor Tittmann respondió: “No tengo ninguna evidencia de ello, excepto los sonidos grabados bajo su firma.
Peary no trajo nada más consigo: ni testigos, ni pruebas científicas valederas, nada, excepto su palabra, para apoyar la afirmación de haber descubierto el polo. Sin embargo, tomando en cuenta que su reputación está quebrada porque todas sus demás afirmaciones sobre descubrimientos fueron falsas, no existe nada que pueda demostrar que se haya acercado siquiera al polo en algún momento”.
Debido a la acción irregular de la brújula en la región polar y a que el sol apenas había salido del horizonte cuando los dos exploradores estuvieron allí, lo cual dificulta tomar medidas en una región donde resulta fácil perderse debido a la dificultad de ubicar la posición, es probable que ni Cook ni Peary hayan encontrado el Polo Norte, aunque hayan creído hacerlo.
Esto se ve confirmado en que todos los exploradores árticos encontraron condiciones más cálidas y mar abierto muy al norte, mientras que ellos dos dijeron viajar sobre hielo. Ello indicaría que estaban más al sur. Si hubieran seguido hacia el norte, habrían hallado mar sin hielo. Con respecto a esto, Marshall B. Gardner escribe lo siguiente en A Journey to the Earth’s Interior or Haue the Potes Really Been Discovered?:
“Si (Cook y Peary) hubieran ido más al norte, habrían hallado mar sin hielo y temperaturas en ascenso.
Si hubieran dispuesto de botes, habrían podido navegar en ese mar y, habría quedado claro el camino a la meta y a la verdad. Habrían visto el sol central de la tierra brillando, inclusive en invierno, las veinticuatro horas del día. Habrían descubierto nuevos continentes y océanos, un nuevo mundo de tierra y-agua y formas de vida, algunas que han desaparecido de la faz del globo. Sin embargo, no era el destino.
El descubrimiento de aquella nueva tierra quedó para aqiaellos que. con la teoría expuesta en este libro y armados de medios seguros para viajar en el Ártico, como el aeroplano y dirigibles, volarán sobre la eterna barrera de hielo hasta un mar más cálido y más allá, hasta llegar a un dominio de sol perpetuo.”
El reclamo de Gardner fue confirmado por las dos expediciones del Almirante Byrd, quien viajó en aeroplano a través de las aberturas en los polos norte y sur y llegó a esta tierra cálida, donde vio nuevas y extrañas formas de vida animal, además de vegetación, montañas y lagos.
La expedición no penetró lo suficiente en este territorio para llegar a la zona de luz solar perpetua, de la que habla Gardner; pero esa tierra y ese sol deben de existir si son correctas las observaciones del Almirante Byrd sobre un territorio más cálido más allá de los polos.
ROCAS SOBRE HIELO
El autor sostiene que las rocas vistas en la ilustración llegaron allí arrojadas al aire por una explosión volcánica y que cayeron sobre el témpano en formación.
http://maestroviejo.wordpress.com/2014/01/31/domi-realmente-se-ha-descubierto-el-polo-norte-17/